Investigadores del MIT y de la Universidad de Colorado en Denver han señalado que el uso de un medicamento anticoagulante podría ayudar a los pacientes de Covid-19 en peligro de sufrir una insuficiencia respiratoria, en caso de que no haya respiradores disponibles para el paciente.
Tres hospitales en Massachusetts y Colorado están desarrollando planes para probar este enfoque en pacientes con coronavirus gravemente enfermos. El medicamento, una proteína llamada activador del plasminógeno tisular (tPA), se administra a las víctimas de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Esta propuesta se basa en datos de China e Italia de que los pacientes de Covid-19 tienen un profundo trastorno de la coagulación de la sangre que contribuye a su insuficiencia respiratoria.
“Si esto funcionara, lo cual espero que suceda, podría ampliarse muy rápidamente, porque todos los hospitales ya lo tienen en su farmacia. No tenemos que hacer un nuevo medicamento, y no tenemos que hacer el mismo tipo de pruebas que tendrías que hacer con un nuevo agente. Este es un fármaco que ya usamos. Solo estamos tratando de reutilizarlo”, explica Michael Yaffe, uno de los autores del trabajo, que se ha publicado en la revista ‘The Journal of Trauma and Acute Care Surgery’.
En los pulmones con insuficiencia respiratoria se forman a menudo coágulos de sangre. También se pueden producir coágulos muy pequeños llamados microtrombos en los vasos sanguíneos de los pulmones. Estos pequeños coágulos impiden que la sangre llegue a los espacios aéreos de los pulmones, donde la sangre normalmente se oxigena.
Los investigadores creen que el tPA, que ayuda a disolver los coágulos de sangre, puede ayudar a los pacientes con problemas respiratorios agudos. Los experimentos con animales y un ensayo con humanos han demostrado los beneficios potenciales de este enfoque en el tratamiento de la dificultad respiratoria.
En el ensayo con humanos, realizado en 2001, 20 pacientes que padecían insuficiencia respiratoria tras un traumatismo o una sepsis recibieron medicamentos que activan el plasminógeno (uroquinasa o estreptoquinasa, pero no el tPA). Todos los pacientes del ensayo tenían una dificultad respiratoria tan grave que no se esperaba que sobrevivieran, pero el 30 por ciento de ellos sobrevivió después del tratamiento.
Este es el único estudio que utiliza activadores de plasminógeno para tratar la insuficiencia respiratoria en humanos hasta la fecha, en gran parte porque las mejoras en la disponibilidad de ventiladores han estado funcionando bien, un bien que está en desabastecimiento durante esta crisis sanitaria del coronavirus.
Los pacientes de Covid-19 también sufren de daños en los tejidos vinculados a la inflamación, lo que se ha visto en los resultados de las autopsias de esos pacientes y puede contribuir a la formación de coágulos. “Lo que escuchamos de nuestros colegas de cuidados intensivos en Europa y en Nueva York es que muchos de los pacientes en estado crítico con Covid-19 son hipercoagulables, lo que significa que están coagulando sus vías intravenosas, y tienen insuficiencia renal y cardíaca por coágulos de sangre, además de insuficiencia pulmonar. La parte difícil, por supuesto, es averiguar la dosis y la vía de administración correctas. Pero el objetivo que perseguimos está bien validado”, comentan los científicos.
Los investigadores probarán el tPA en pacientes bajo el programa de uso compasivo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que permite el uso de fármacos experimentales en casos en los que no hay otras opciones de tratamiento. Si parece ayudar en un grupo inicial de pacientes, su uso podría expandirse aún más.
Los investigadores planean que el medicamento se administre por vía intravenosa y/o inculcarlo directamente en las vías respiratorias. La vía intravenosa se utiliza actualmente para pacientes con derrames cerebrales y ataques cardíacos. Su idea es dar una dosis rápidamente, en un período de dos horas, seguido de una dosis equivalente más lentamente en 22 horas. “Si funcionara, y aún no sabemos si lo hará, tiene mucho potencial para una rápida expansión. Los beneficios para la salud pública son obvios. Podríamos evitar la gente que la gente los respiradores más rápido, y potencialmente podríamos evitar que la gente necesite usar un respirador”, concluyen.