Una variante genética hace que seamos más glotones
La conducta de ingesta de alimentos está dirigida en gran medida por dos sistemas biológicos: el sistema homeostático que regula la sensación de hambre y saciedad, y el sistema de placer, que regula la recompensa y el apetito. Comer es necesario para estar vivos, cuando la reserva energética disponible es baja, el hambre nos indica que tenemos que comer; y cuando lo hacemos, el circuito de placer nos recompensa con una sensación de bienestar por haber hecho lo correcto; esto además nos "engancha" a ese acto para que repitamos en el futuro.
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