martes, 20 de marzo de 2012

Alergia a las hormigas de fuego: Fire Ant Allergy | AAAAI

Spanish Material: Fire Ant Allergy | AAAAI

 

Alergia a las hormigas de fuego - Fire Ant Allergy

Este artículo ha sido reseñado por Thanai Pongdee, MD, FAAAAI
La hormiga de fuego es un insecto que pica que normalmente se encuentra en las zonas del sur/sudeste de Estados Unidos, de Florida a Texas, y en algunas partes del sudeste.
Síntomas de una reacción grave
Para quienes padecen de alergia a las hormigas de fuego, las picaduras pueden provocar una reacción que puede poner en peligro la vida y que se llama anafilaxia. Los síntomas de anafilaxia generalmente comprometen más de una parte del cuerpo, y pueden incluir picazón y ronchas, hinchazón de la garganta o lengua, dificultad para respirar, mareo, calambres estomacales, náuseas o diarrea. En los casos graves, una rápida caída en la presión arterial puede producir un shock (choque) y la pérdida de la conciencia. Los síntomas de anafilaxia requieren tratamiento médico de emergencia.

Dada la gravedad de una reacción potencial, un diagnóstico preciso de alergia a las hormigas de fuego es clave para estar preparado para una emergencia. El alergista/inmunólogo tiene capacitación especializada y habilidades para evaluar la alergia a las picaduras y desarrollar un plan para tratar las alergias.

Cómo identificar las hormigas de fuego
Las hormigas de fuego construyen sus nidos hechos con suciedad sobre la tierra, a menudo en los bordes de las aceras o calles. En los suelos húmedos, arcillosos, los montículos pueden ser bastante altos, de hasta 18 pulgadas. En los suelos secos y arenosos, los túmulos pueden ser totalmente planos. Como las hormigas de fuego no quitan la vegetación del área alrededor de sus montículos, puede ser difícil verlas.

Las hormigas de fuego muerden con sus mandíbulas mientras pican. Esto les permite sacar el aguijón, rotar y volver a picar. Una sola hormiga puede infligir varias picaduras en muy poco tiempo.

El veneno de una hormiga de fuego podría matar a las bacterias y algunas de las células de su piel.
Esto produce una ampolla que se llena de un material blanco turbio en unas 24 horas. Si bien parece una lesión llena de pus que se debe drenar, en realidad es estéril, y cicatrizará más rápido si no se hace nada.

Cómo evitar las picaduras
En primer lugar, manténgase lejos. Al igual que otros insectos, las hormigas de fuego probablemente picarán a todo aquello que moleste su vivienda.

Lamentablemente, dado que algunos montículos son planos, puede ocurrir que se los pise de manera accidentalmente. Ello puede hacer que cientos de hormigas salgan a defender el montículo.
Para retirar los montículos es necesario matar a la hormiga reina. Existen productos comerciales, pero lleva varias semanas hacer que el montículo desaparezca.

Si encuentra uno o accidentalmente toca un montículo, aléjese con rapidez. Cuanto más tiempo esté cerca del montículo, más picaduras tendrá.

Cuando esté en el exterior, use calzado con los dedos cubiertos y medias; evite andar descalzo cuando esté al aire libre. Cuando trabaje en el jardín o patio, use guantes. El calzado y los guantes le permitirán alejarse del montículo y quitarse los zapatos, medias y guantes con las hormigas de fuego adheridas antes de que puedan llegar a su piel.

Qué hacer
Si padece de alergia severa, lleve consigo una epinefrina autoinyectable. Aprenda cómo administrar la epinefrina, y reemplace el producto antes de la fecha de vencimiento de la etiqueta.

Recuerde que la epinefrina es solamente un medicamento de rescate: de todos modos debe ir a la sala de emergencias de inmediato si lo ha picado un insecto.

Si ha tenido una reacción adversa grave a una picadura de hormiga de fuego debe ser evaluado por un alergista/inmunólogo. Con la evaluación adecuada, su alergista puede diagnosticar su afección y determinar el mejor tratamiento.

La inmunoterapia (vacunas contra la alergia) puede ser un tratamiento prolongado efectivo para la alergia contra la picadura de insectos. Su alergista le dará vacunas con pequeñas dosis de su alérgeno, permitiendo que su cuerpo construya una inmunidad natural al desencadenante.

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