Joseph Ghanimé Joseph Ghanimé, cirujano general del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña. (Andrés Panaro)
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ESPAÑA
EL ESTUDIO HISTOPATOLÓGICO ES CLAVE
Exéresis segmentarias, más riesgo de recidivas en GIST
El estudio histopatológico para determinar el grado de malignidad es clave para orientar el tratamiento de los tumores GIST, según Joseph Ghanimé, médico adjunto de Cirugía General del Chuac, que cada año dirige un curso de actualización en cirugía del aparato digestivo.
María R. Lagoa. A Coruña - Viernes, 30 de Abril de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales:
1. El estudio histopatológico es una de las piedras angulares para orientar el tratamiento y sobre todo para determinar el grado de malignidad
2. En la ubicación gástrica las resecciones segmentarias tienen un alto nivel de recidivas, lo que deriva en mayor índice de reintervenciones
Los tumores del estroma gastrointestinal (GIST) fueron catalogados originalmente como leiomiomas o leiomiosarcomas debido a su similitud histológica. "Hace diez años aproximadamente que comenzaron a manejarse de manera diferenciada", ha recordado Joseph Ghanimé, quien ha ofrecido un completo análisis de las características de la enfermedad y una revisión retrospectiva de los resultados del Complejo Hospitalario Universitario de La Coruña (Chuac) en cuanto a diagnóstico y tratamiento.
El diagnóstico se fundamenta en la valoración clínica y exploración física, la endoscopia digestiva alta, que detecta la mayoría de los GIST esófago-gastro-duodenales, la colonoscopia para los de localización colorrectal y la tomografía computarizada abdominal, esencial para evaluar el tamaño y el grado de extensión tumoral. Los síntomas más frecuentes son la anemia, la presencia de una masa abdominal, el dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de peso y la hemorragia digestiva alta o baja. Sin embargo, con bastante frecuencia el paciente presenta pocos síntomas, por lo que gran parte de estos tumores se detectan ya en estado avanzado.
El director del curso ha destacado el estudio histopatológico como "una de las piedras angulares" para una buena orientación del tratamiento, sobre todo para determinar el grado de malignidad, que puede ser muy bajo, bajo, intermedio y alto, dependiendo del tamaño tumoral y del número de mitosis por 50 campos ampliados. En la serie del Chuac, el 25 por ciento estaban en el tramo bajo, el 35 por ciento en el intermedio, y la mayoría, el 45 por ciento, en el alto. De todas formas, los resultados son satisfactorios: la supervivencia a los tres años de seguimiento es de aproximadamente el 75 por ciento.
La cirugía es la primera y principal opción terapéutica. Ghanimé ha recomendado optar por exéresis amplias (antrectomías o gastrectomías). "Según nuestra experiencia, en la ubicación gástrica, la más frecuente, las resecciones segmentarias tienen un alto nivel de recidivas, lo que deriva en mayor índice de reintervenciones". Se ha demostrado que el tumor no suele metastatizar por vía linfática, por lo que no son indispensables las linfadenectomías: "Su extensión es por vía hemática y por continuidad, siendo el hígado el órgano preferente en recibir metástasis".
Por otra parte, el mesilato de imatinib, aprobado hace menos de un año como tratamiento adyuvante, está dando resultados "muy satisfactorios" en los grados intermedio y alto, así como después de la cirugía por recidiva y en metástasis del tumor que no tienen opción quirúrgica. En casos escogidos puede administrarse antes de la cirugía para disminuir el tumor y facilitar el proceso quirúrgico.
Causas desconocidas
Se desconocen las causas de los tumores GIST pero su origen se sitúa en las células intersticiales de Cajal, ubicadas en los plexos mientéricos de la pared gastrointestinal y que cumplen un papel fundamental en la motilidad digestiva. Se caracterizan por la expresión de un receptor de membrana mutante con actividad tirosina-cinasa (c-kit) anormal, que da lugar a una proliferación celular no regulada.
Las estimaciones indican que constituyen entre el 1 y 2 por ciento de los tumores gastrointestinales y entre el 25 y 35 por ciento de los sarcomas de partes blandas. Su incidencia en las series reportadas es de 4-10 casos por millón de habitantes y año. Afecta a hombres y mujeres en similar proporción y la media de edad oscila entre los 55 y 65 años.
Aproximadamente, el 95 por ciento de los GIST son c-kit positivos, mientras que el 60-70 por ciento son positivos para CD34, el 30-40 por ciento son positivos para actina, el 5 por ciento para proteína S-100 y el 1-2 por ciento para desmina o queratina. Además, exhiben tres patrones histológicos fundamentales: fusiforme, epitelioide y mixto.
LA PET-TC ES MÁS SENSIBLE EN COLORRECTAL
Un estudio coordinado por Joseph Ghanimé demuestra la utilidad de la PET-TC en la detección de las recidivas de cáncer colorrectal. El trabajo verifica que esta técnica híbrida aporta más sensibilidad y especificidad. Los resultados arrojan un 82 por ciento de sensibilidad para la PET-TC frente a un 68 por ciento de la TC, y un 86 por ciento de especificidad y un 70 por ciento, respectivamente. Otras conclusiones son que la PET-TC, por su precisión en las recurrencias locorregionales, tiene no sólo utilidad diagnóstica, sino también para orientar el tipo de tratamiento: radioterapia o cirugía. En las metástasis hepáticas suele aportar mayor información de la enfermedad extrahepática asociada. En el diagnóstico de las adenopatías patológicas, la información es mayor en la PET-TC que en la TC. Lo mismo ocurre con las metástasis pulmonares y con las enfermedades a distancia (metástasis en columna vertebral, adenopatías axilares o cervicales). El estudio ha incluido a 50 pacientes con recurrencia tumoral por cáncer colorrectal.
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