ESTRATEGIAS PERSONALIZADAS PARA LOS PACIENTES
La EAP mejora con la combinación de cirugía más tratamiento endovascular
El diseño de un tratamiento combinado entre abordaje quirúrgico y endovascular ha permitido establecer estrategias personalizadas para los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP). Aunque en primer término la terapia es restablecer la normalidad, también se fija en reducir eventos cardiovasculares y secuelas de gran magnitud.
Santiago Rego. Santander | 20/03/2012 00:00
El abordaje de los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) mediante un tratamiento combinado endovascular y quirúrgico permite tratar un porcentaje de lesiones cada vez más alto y elaborar estrategias conjuntas personalizadas para cada enfermo.
El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, está logrando grandes avances en este cuadro, gracias a la estrecha colaboración y coordinación entre el Servicio de Cirugía Cardiovascular y la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista, que es cada vez más común debido al progresivo envejecimiento de la población. Afecta al 5 por ciento de las personas de entre 50 y 70 años, y su prevalencia es superior al 10 por ciento en mayores de 70 años.
Pero lo realmente preocupante es que un 20 por ciento de los pacientes ignoran que padecen este problema de salud, según los radiólogos Juan Jordá y Manuel Bustamante, y el cirujano cardiovascular Alejandro Pontón, todos del Marqués de Valdecilla, que han advertido de que se trata de una manifestación más de la aterosclerosis, en este caso "provocada por la obstrucción de las arterias de las piernas, y conocida popularmente como enfermedad de los escaparates por la necesidad que tiene el enfermo de detenerse cuando camina, debido al dolor que experimenta a modo de claudicación intermitente".
El diagnóstico es sencillo y se realiza mediante una exploración física para valorar la presencia o no de los pulsos arteriales a lo largo de la extremidad. "Diagnosticada la enfermedad, los objetivos del tratamiento son aumentar la supervivencia disminuyendo los eventos cardiovasculares, reducir la disfunción, mejorar la calidad de vida y salvar las extremidades en riesgo en los casos de isquemia crítica de la extremidad", ha señalado Pontón.
El abordaje médico, además de eliminar los factores de riesgo, incluye la aplicación de un tratamiento farmacológico para evitar las trombosis arteriales que se puedan producir, aunque también es necesario un programa de ejercicio físico. "En los casos más avanzados, que requieren una intervención para devolver un flujo normal de sangre a la extremidad, la Unidad de Radiología Intervencionista aplica técnicas mínimamente invasivas que consisten en la dilatación de la zona estrecha y obstruida de la arteria", han destacado Jordá y Bustamante.
Estadios más graves
Unos pequeños globos ensanchan las arterias y permiten que la sangre vuelva a pasar. Cuando con esto no es suficiente se pueden aplicar endoprótesis que son una especie de muelles que quedan implantados dentro de la arteria ejerciendo una fuerza sobre las paredes de tal manera que ayudan a mantenerlas permeables", han explicado.
Se trata de unos sistemas, según han descrito los especialistas, provistos de "pequeñas cuchillas que son capaces de limpiar los depósitos de colesterol y calcio depositado. Catéteres que succionan los trombos recientes o fármacos que los disuelven son otros de los sofisticados sistemas que se emplean en la actualidad en las salas de intervencionismo endovascular".
La EAP en estadios más graves, debido a lesiones en las arterias más finas de la pierna y del pie por diabetes, se han beneficiado de los últimos avances. "Actualmente están disponibles catéteres y balones sumamente finos que reducen drásticamente las amputaciones mayores y mejoran su sobrevida".
El incremento de la mortalidad de los pacientes con EAP viene condicionado por los eventos cardiovasculares, según Pontón, Jordá y Bustamante, del Marqués de Valdecilla. "Entre un 5 y un 7 por ciento de los pacientes con esta patología van a presentar al año un problema cardiovascular mayor (infarto de miocardio, ictus o muerte). Examinando las causas de mortalidad de estos enfermos, el 40-60 por ciento fallecerán de un infarto, el 10-20 por ciento de un problema vascular cerebral, el 10 por ciento de otras causas vasculares y solamente un 20-30 por ciento morirá de causa no cardiovascular", han alertado. Las manifestaciones más conocidas son la afectación coronaria, que produce angina de pecho o infarto de miocardio, o la enfermedad cerebrovascular, causa de un porcentaje importante de trombosis cerebrales. No obstante, los expertos han añadido que "esta patología puede detectarse por la ausencia de pulsos en las piernas, por la anomalía de presión arterial en las mismas o mediante alguna prueba de imagen radiológica. En cualquier caso, el médico de familia ha de estar, de entrada, atento, dado que el síntoma más común consiste en dolor en las piernas al caminar, generalmente en las pantorrillas, que obliga al paciente a detenerse, y que cede con el reposo. "En los casos más avanzados puede aparecer dolor en el pie en reposo o úlceras que no cicatrizan. En este caso se habla de isquemia crítica de la extremidad, que representa un riesgo alto de amputación y una disminución notable de la expectativa de vida", ha advertido Alejandro Pontón.Un problema añadido es que por cada paciente que presenta síntomas hay tres o cuatro sin diagnosticar, y a los que habría que aplicar medidas preventivas y un tratamiento adecuado para evitar el riesgo cardiovascular que conlleva la EAP, ya que la supervivencia de los enfermos sintomáticos a diez años es del 50 por ciento cuando hay dolores en las piernas, y del 10 por ciento si padecen isquemia crítica.
El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, está logrando grandes avances en este cuadro, gracias a la estrecha colaboración y coordinación entre el Servicio de Cirugía Cardiovascular y la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista, que es cada vez más común debido al progresivo envejecimiento de la población. Afecta al 5 por ciento de las personas de entre 50 y 70 años, y su prevalencia es superior al 10 por ciento en mayores de 70 años.
- El objetivo terapéutico es aumentar la supervivencia, reducir los eventos cardiovasculares, aliviar la disfunción y elevar la calidad de vida
Pero lo realmente preocupante es que un 20 por ciento de los pacientes ignoran que padecen este problema de salud, según los radiólogos Juan Jordá y Manuel Bustamante, y el cirujano cardiovascular Alejandro Pontón, todos del Marqués de Valdecilla, que han advertido de que se trata de una manifestación más de la aterosclerosis, en este caso "provocada por la obstrucción de las arterias de las piernas, y conocida popularmente como enfermedad de los escaparates por la necesidad que tiene el enfermo de detenerse cuando camina, debido al dolor que experimenta a modo de claudicación intermitente".
El diagnóstico es sencillo y se realiza mediante una exploración física para valorar la presencia o no de los pulsos arteriales a lo largo de la extremidad. "Diagnosticada la enfermedad, los objetivos del tratamiento son aumentar la supervivencia disminuyendo los eventos cardiovasculares, reducir la disfunción, mejorar la calidad de vida y salvar las extremidades en riesgo en los casos de isquemia crítica de la extremidad", ha señalado Pontón.
El abordaje médico, además de eliminar los factores de riesgo, incluye la aplicación de un tratamiento farmacológico para evitar las trombosis arteriales que se puedan producir, aunque también es necesario un programa de ejercicio físico. "En los casos más avanzados, que requieren una intervención para devolver un flujo normal de sangre a la extremidad, la Unidad de Radiología Intervencionista aplica técnicas mínimamente invasivas que consisten en la dilatación de la zona estrecha y obstruida de la arteria", han destacado Jordá y Bustamante.
- Para los casos de mayor gravedad existen estrategias endovasculares que han reducido drásticamente las amputaciones mayores
Estadios más graves
Unos pequeños globos ensanchan las arterias y permiten que la sangre vuelva a pasar. Cuando con esto no es suficiente se pueden aplicar endoprótesis que son una especie de muelles que quedan implantados dentro de la arteria ejerciendo una fuerza sobre las paredes de tal manera que ayudan a mantenerlas permeables", han explicado.
Se trata de unos sistemas, según han descrito los especialistas, provistos de "pequeñas cuchillas que son capaces de limpiar los depósitos de colesterol y calcio depositado. Catéteres que succionan los trombos recientes o fármacos que los disuelven son otros de los sofisticados sistemas que se emplean en la actualidad en las salas de intervencionismo endovascular".
La EAP en estadios más graves, debido a lesiones en las arterias más finas de la pierna y del pie por diabetes, se han beneficiado de los últimos avances. "Actualmente están disponibles catéteres y balones sumamente finos que reducen drásticamente las amputaciones mayores y mejoran su sobrevida".
MORTALIDAD QUE AUMENTA POR EVENTOS CARDIOVASCULARES
El incremento de la mortalidad de los pacientes con EAP viene condicionado por los eventos cardiovasculares, según Pontón, Jordá y Bustamante, del Marqués de Valdecilla. "Entre un 5 y un 7 por ciento de los pacientes con esta patología van a presentar al año un problema cardiovascular mayor (infarto de miocardio, ictus o muerte). Examinando las causas de mortalidad de estos enfermos, el 40-60 por ciento fallecerán de un infarto, el 10-20 por ciento de un problema vascular cerebral, el 10 por ciento de otras causas vasculares y solamente un 20-30 por ciento morirá de causa no cardiovascular", han alertado. Las manifestaciones más conocidas son la afectación coronaria, que produce angina de pecho o infarto de miocardio, o la enfermedad cerebrovascular, causa de un porcentaje importante de trombosis cerebrales. No obstante, los expertos han añadido que "esta patología puede detectarse por la ausencia de pulsos en las piernas, por la anomalía de presión arterial en las mismas o mediante alguna prueba de imagen radiológica. En cualquier caso, el médico de familia ha de estar, de entrada, atento, dado que el síntoma más común consiste en dolor en las piernas al caminar, generalmente en las pantorrillas, que obliga al paciente a detenerse, y que cede con el reposo. "En los casos más avanzados puede aparecer dolor en el pie en reposo o úlceras que no cicatrizan. En este caso se habla de isquemia crítica de la extremidad, que representa un riesgo alto de amputación y una disminución notable de la expectativa de vida", ha advertido Alejandro Pontón.Un problema añadido es que por cada paciente que presenta síntomas hay tres o cuatro sin diagnosticar, y a los que habría que aplicar medidas preventivas y un tratamiento adecuado para evitar el riesgo cardiovascular que conlleva la EAP, ya que la supervivencia de los enfermos sintomáticos a diez años es del 50 por ciento cuando hay dolores en las piernas, y del 10 por ciento si padecen isquemia crítica.
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