DEPRESIÓN | Efectos en el feto
Sin datos claros sobre el beneficio de los antidepresivos durante el embarazo
Un mujer embarazada somentiéndose a una ecografía. | Patxi Corral.
- No tomar antidepresivos se asocia con un menor crecimiento fetal
- Ingerirlos se relaciona con un menor perímetro craneal y un parto prematuro
- Por norma, se desaconseja este tratamiento durante el primer trimestre
- Los expertos insisten en que cada caso debe ser valorado por un experto
Patricia Matey | Madrid
Actualizado martes 06/03/2012 06:17 horas
La pregunta sobre si los medicamentos antidepresivos, como el Prozac o el Zolfot, son dañinos o no durante el embarazo no tiene un respuesta simple. Tal vez por ello, la ciencia lleva años intentado aclarar las luces y las sombras que rodean a esta cuestión.
Henning Tiemeier, del Hospital Infantil Sofía en Rotterdam (Holanda), acaba de hacer la última aportación a esta materia con la publicación de un estudio que constata que no tratar la depresión en el embarazo se asocia con un retraso en el crecimiento del cuerpo y de la cabeza del feto. Pero no hay que extraer conclusiones rápidas, los expertos en Psiquiatría aclaran que, de momento, lo mejor es evitar estos fármacos durante el primer trimestre de gestación y optar por la psicoterapia, siempre y cuando sea posible.
Esta llamada a la prudencia se debe a otro dato extraído del estudio de Tiemeier, publicado en la revista 'Archives of General Psychiatry', y se trata de que la ingesta de antidepresivos (inhibidores de la recaptación de la serotonina, SSRI, sus siglas en inglés) se relacionó una mayor probabilidad de que el bebé nazca con un perímetro cefálico (medida del contorno de la cabeza) reducido y con un mayor riesgo de parto prematuro.
María Luisa Martínez Frías, directora del Centro de Investigación sobre Anomalías Congénitas (CIAC), aclara a ELMUNDO.es que el estudio "está bien realizado y en él se han controlado algunos de los factores que pueden alterar los resultados. No obstante, hay que valorar que el número de madres participantes que consumía los antidepresivos fue pequeño".
También le parece interesante a Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid. "Los estudios que evalúan los efectos de los antidepresivos en el embarazo son importantes, porque estos fármacos están indicados tanto en esta patología como en muchas otras, como las fobias o los trastornos obsesivos, que son muy frecuentes. Las conclusiones de esta investigación llaman la atención porque demuestran que por encima de los fármacos, lo que realmente afecta al fetoes la enfermedad de la madre".
Los científicos llevaron a cabo test para establecer la sintomatología depresiva de todas las participantes, así como ecografías durante el primero, segundo y tercer trimestre del embarazo, con el fin de establecer la edad gestacional, el crecimiento del feto, su peso y la circunferencia de la cabeza. Asimismo, se tuvo en cuenta el momento del nacimiento. Se consideraron prematuros aquellos que nacieron antes de la semana 37 de gestación y de bajo peso los que tenían menos de 2.500 gramos.
"Hemos constatado una asociación entre tener síntomas depresivos y no recibir terapia y una reducción del crecimiento corporal, incluida la cabeza del feto. En contraste, el uso de los SSRI no se relacionó con esta disminución corporal, pero sí de la cabeza. Aunque nuestros resultados se suman a los conocimientos actuales sobre las consecuencias del uso de antidepresivos en el embarazo, no son concluyentes".
Para el doctor Saiz, existen varias explicacionespor las que el "feto puede verse afectado por la patología de la madre. Porque la depresión eleva el estrés y afecte así al crecimiento; porque la madre deprimida no se alimente como es debido; o porque las que la sufren tienden a consumir más alcohol o tabaco durante la gestación. Pero aún se desconocen las causas últimas".
La prescripción de antidepresivos en mujeres "embarazadas es uno de los mayores temas de controversia de la Psiquiatría. Pese a que su uso entre las gestantes se ha incrementado su uso de un 1,5% en 1996 a un 6,5%, en 2005, los estudios detallados sobre el desarrollo del feto y los niños y las consecuencias a largo plazo son escasos. Nuestro trabajo muestra un efecto más específico del uso materno de los SSRI en el crecimiento de la cabeza fetal, uno de los mejores marcadores prenatales del volumen cerebral", concluyen los científicos.
Insisten, además, en que "el perímetro cefálico en la vida temprana es un indicador exacto del peso del cerebro. Y un menor tamaño de la cabeza en los recién nacidos predice problemas conductuales y psiquiátricos como ansiedad, hiperactividad, problemas cognitivos o de rendimiento".
Lo ideal sería que "antes de la concepción se promocionara la salud de la mujer con programas de prevención destinados a reducir el riesgo de desarrollar depresión prenatal, Sin embargo, estos programas sin duda no serán efectivos para algunas mujeres en las que probablemente los beneficios de los antidepresivos superan a los riesgos".
Pese a todo, creen que "los datos elevan las dudas sobre si el tratamiento con antidepresivos en el embarazo es mejor o peor para el feto que la depresión materna no tratada. Los médicos deben sopesar cuidadosamente los riesgos conocidos de no tratar la enfermedad mental en la gestación y los posibles efectos adversos de la medicación en el feto".
Por todo ello, " y por otros muchos aspectos es por lo que en todo el mundo se desarrollaron los Servicios de Información Telefónica sobre Teratógenos. A través de ellos, en el diálogo con el médico que tiene que medicar a una embarazada, se le explican estos resultados y sus consecuencias para la madre y el embrión-feto, aclarándoles sus dudas. Incluso se les envía (como hacemos en nuestro SITTE), un informe técnico por escrito".
Jerónimo Saiz defiende que "normalmente se desaconseja su uso en los tres primeros meses de embarazo, incluso hay antidepresivos que tienen una alerta en su prospecto que desaconseja su uso en la gestación. El médico debe valorar el tratamiento adecuado, normalmente en casos leves o moderados se suele recomendar la psicoterapia y para los más graves se puede dar la medicación aunque también hay otros tratamientos, como ingresar a la paciente para evitar riesgos o el electroshock".
Henning Tiemeier, del Hospital Infantil Sofía en Rotterdam (Holanda), acaba de hacer la última aportación a esta materia con la publicación de un estudio que constata que no tratar la depresión en el embarazo se asocia con un retraso en el crecimiento del cuerpo y de la cabeza del feto. Pero no hay que extraer conclusiones rápidas, los expertos en Psiquiatría aclaran que, de momento, lo mejor es evitar estos fármacos durante el primer trimestre de gestación y optar por la psicoterapia, siempre y cuando sea posible.
Esta llamada a la prudencia se debe a otro dato extraído del estudio de Tiemeier, publicado en la revista 'Archives of General Psychiatry', y se trata de que la ingesta de antidepresivos (inhibidores de la recaptación de la serotonina, SSRI, sus siglas en inglés) se relacionó una mayor probabilidad de que el bebé nazca con un perímetro cefálico (medida del contorno de la cabeza) reducido y con un mayor riesgo de parto prematuro.
María Luisa Martínez Frías, directora del Centro de Investigación sobre Anomalías Congénitas (CIAC), aclara a ELMUNDO.es que el estudio "está bien realizado y en él se han controlado algunos de los factores que pueden alterar los resultados. No obstante, hay que valorar que el número de madres participantes que consumía los antidepresivos fue pequeño".
También le parece interesante a Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid. "Los estudios que evalúan los efectos de los antidepresivos en el embarazo son importantes, porque estos fármacos están indicados tanto en esta patología como en muchas otras, como las fobias o los trastornos obsesivos, que son muy frecuentes. Las conclusiones de esta investigación llaman la atención porque demuestran que por encima de los fármacos, lo que realmente afecta al fetoes la enfermedad de la madre".
La investigación
Concretamente, la investigación, que ha visto la luz en el último 'Archives of General Psychiatry', se ha llevado a cabo con 7.027 gestantes que no tenían o tenían muy pocos síntomas de depresión, 570 que estaban deprimidas pero no tomaban medicación y 99 que sí seguían la terapia farmacológica.Los científicos llevaron a cabo test para establecer la sintomatología depresiva de todas las participantes, así como ecografías durante el primero, segundo y tercer trimestre del embarazo, con el fin de establecer la edad gestacional, el crecimiento del feto, su peso y la circunferencia de la cabeza. Asimismo, se tuvo en cuenta el momento del nacimiento. Se consideraron prematuros aquellos que nacieron antes de la semana 37 de gestación y de bajo peso los que tenían menos de 2.500 gramos.
"Hemos constatado una asociación entre tener síntomas depresivos y no recibir terapia y una reducción del crecimiento corporal, incluida la cabeza del feto. En contraste, el uso de los SSRI no se relacionó con esta disminución corporal, pero sí de la cabeza. Aunque nuestros resultados se suman a los conocimientos actuales sobre las consecuencias del uso de antidepresivos en el embarazo, no son concluyentes".
Para el doctor Saiz, existen varias explicacionespor las que el "feto puede verse afectado por la patología de la madre. Porque la depresión eleva el estrés y afecte así al crecimiento; porque la madre deprimida no se alimente como es debido; o porque las que la sufren tienden a consumir más alcohol o tabaco durante la gestación. Pero aún se desconocen las causas últimas".
Otros factores
La directora del CIAC reconoce que aunque, "el no uso de fármacos y, también su empleo, se relacionó con una disminución del perímetro cefálico, esta reducción es muy pequeña y se deben tener en cuenta otros factores. Aunque los científicos han valorado el componente racial de las gestantes, existe también la herencia. Los padres con cabezas grandes o pequeñas suelen tener hijos similares".La prescripción de antidepresivos en mujeres "embarazadas es uno de los mayores temas de controversia de la Psiquiatría. Pese a que su uso entre las gestantes se ha incrementado su uso de un 1,5% en 1996 a un 6,5%, en 2005, los estudios detallados sobre el desarrollo del feto y los niños y las consecuencias a largo plazo son escasos. Nuestro trabajo muestra un efecto más específico del uso materno de los SSRI en el crecimiento de la cabeza fetal, uno de los mejores marcadores prenatales del volumen cerebral", concluyen los científicos.
Insisten, además, en que "el perímetro cefálico en la vida temprana es un indicador exacto del peso del cerebro. Y un menor tamaño de la cabeza en los recién nacidos predice problemas conductuales y psiquiátricos como ansiedad, hiperactividad, problemas cognitivos o de rendimiento".
Lo ideal sería que "antes de la concepción se promocionara la salud de la mujer con programas de prevención destinados a reducir el riesgo de desarrollar depresión prenatal, Sin embargo, estos programas sin duda no serán efectivos para algunas mujeres en las que probablemente los beneficios de los antidepresivos superan a los riesgos".
Pese a todo, creen que "los datos elevan las dudas sobre si el tratamiento con antidepresivos en el embarazo es mejor o peor para el feto que la depresión materna no tratada. Los médicos deben sopesar cuidadosamente los riesgos conocidos de no tratar la enfermedad mental en la gestación y los posibles efectos adversos de la medicación en el feto".
Alarma innecesaria
De la misma opinión se muestra Martínez Frías que defiende que "según se expliquen estos datos se puede causar una alarma innecesaria, incluso entre los médicos, sobre todo los que no entiendan la interpretación técnica de las estadísticas. Si la interpretación modifica el tratamiento médico con antidepresivos durante el embarazo, o que la mujer deje el tratamiento prescrito por su psiquiatra, el efecto puede ser peor".Por todo ello, " y por otros muchos aspectos es por lo que en todo el mundo se desarrollaron los Servicios de Información Telefónica sobre Teratógenos. A través de ellos, en el diálogo con el médico que tiene que medicar a una embarazada, se le explican estos resultados y sus consecuencias para la madre y el embrión-feto, aclarándoles sus dudas. Incluso se les envía (como hacemos en nuestro SITTE), un informe técnico por escrito".
Jerónimo Saiz defiende que "normalmente se desaconseja su uso en los tres primeros meses de embarazo, incluso hay antidepresivos que tienen una alerta en su prospecto que desaconseja su uso en la gestación. El médico debe valorar el tratamiento adecuado, normalmente en casos leves o moderados se suele recomendar la psicoterapia y para los más graves se puede dar la medicación aunque también hay otros tratamientos, como ingresar a la paciente para evitar riesgos o el electroshock".
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