Según un estudio
En el abordaje de la adicción hay que incluir la emoción
Analizar el papel de las emociones en las drogodependencias -ya que pueden ser antecedentes o consecuencias del consumo- y utilizarlas en la prevención, la detección precoz, el tratamiento y la reinserción es el objetivo de las XV Jornadas de la Asociación Proyecto Hombre.
Isabel Gallardo Ponce | igallardo@diariomedico.com | 09/05/2013 00:00
Pedro Pedrero y Francisco Recio, miembro y director general de Proyecto Hombre; Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas; y Jesús Molina, de Proyecto Hombre. (José Luis Pindado)
- Hay que desarrollar estrategias de trabajo terapéutico que observen la conducta y consumo adictivo en relación a las emociones de cada paciente
"En España seguimos identificando un estereotipo de adictos con la epidemia de heroína de los años 80. Ahora la mayoría son consumidores de cocaína, cánnabis y alcohol, pero hay que tener en cuenta la combinación de sustancias con otros fenómenos y comportamientos adictivos", aunque no sea continuo, explicó Jesús Molina, responsable de formación de Proyecto Hombre.
Marco biopsicosocial
El binomio entre sutancia y conducta obliga a desarrollar herramientas y respuestas adaptadas para abordar comportamientos en determinados grupos desde un marco biopsicosocial. Por ello, hay que tener en cuenta las conductas compulsivas que incluyan el juego patológico o las apuestas por internet, y otras que se desarrollen en el futuro a propósito de las nuevas tecnologías.
Desde Proyecto Hombre se ha realizado un estudio en 3.280 personas para analizar la relación entre drogas y emociones. Según Molina, el 80 por ciento de la muestra reconoció tener conflictos con la familia y el 56,4 con la pareja. "Los divorciados o separados especifican que tras la ruptura aumentaron el uso, frecuencia y gravedad de la conducta adictiva". Asismismo, el 18 por ciento presentaban alteraciones psiquiátricas relacionadas con aspectos emocionales y el consumo: alteraciones del ánimo, delirios, brotes psicóticos, etc. Además, entre los 18 y los 48 años se observaron más problemas emocionales, "un rango que coincide con la edad media en la que vienen a terapia", dijo Molina.
Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas, explicó que otro reto en el tratamiento de la drogodependencia es que el acceso a las sustancias no siempre es lineal. De hecho, "a veces los consumos no son otra cosa que autotratamientos para compensar las emociones y percepciones que padecen las personas", que pueden traducirse en enfermedades psiquiátricas para las que no han buscado asistencia.
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