BIOCIENCIA | Ensayo preliminar
¿Vitamina C contra la tuberculosis resistente?
'Mycobacterium tuberculosis' al microscopio.| CDC
- De momento, esta propiedad sólo se ha demostrado en cultivos en el laboratorio
- La investigación no ha podido precisar los mecanismos exactos de este fenómeno
Tradicionalmente se ha reivindicado su papel contra el catarro. Sin embargo, la vitamina C podría ser mucho más útil para hacer frente a la tuberculosis, a juzgar por los resultados de una investigación preliminar.
Sus conclusiones, publicadas en la revista 'Nature Communications', sugieren que el nutriente esencial es capaz de 'matar' a las bacterias responsables de la enfermedad, incluso si éstas son resistentes a los fármacos habituales.
De momento, esta propiedad de la vitamina C sólo se ha demostrado en cultivos en el laboratorio, por lo que los investigadores piden cautela. Pero el hallazgo, aseguran, ya ha abierto la puerta a nuevas líneas de investigación y a una posible mejora en los tratamientos.
Como en otros muchos descubrimientos, estos investigadores de la Universidad Yeshiva (Nueva York, EEUU) se encontraron con el 'poder antituberculoso' de la vitamina C casi por casualidad.
Mientras estudiaban cepas de 'Mycobacterium tuberculosis' resistentes al tratamiento con isoniazida, se dieron cuenta de que estas bacterias tenían un déficit importante de una molécula denominada micotiol.
"Entonces, planteamos la hipótesis de que esas bacterias que no tenían micotiol tendrían una mayor cantidad del aminoácido cisteína. [...] Y supusimos que si añadíamos isoniazida y cisteína a bacterias que sí respondían al tratamiento, lograríamos desarrollar en ellas una resistencia", explican los investigadores en un comunicado.
Pero, al contrario de lo que esperaban, cuando fueron a verificar el resultado del experimento se encontraron con que ya no había cultivo. Las bacterias habían sido destruidas por la acción de la cisteína.
Aún sorprendidos, quisieron dar un paso más en la investigación y comprobar si un elemento con propiedades similares a las de la cisteína, la vitamina C, también era capaz de 'aniquilar' a la bacteria responsable de la tuberculosis.
Para ello, de nuevo recurrieron a la isoniazida y, en este caso, le añadieron vitamina C para, después, incluir la combinación en muestras de 'Mycobacterium tuberculosis' tanto sensibles como resistentes a los fármacos.
El nutriente logró también acabar con las bacterias, incluso si las cepas eran resistentes a un amplísimo espectro de antibióticos.
Aunque no han podido aclarar completamente aún los mecanismos exactos que explican esta 'aniquilación' bacteriana, los investigadores sugieren que se debe a que la vitamina C favorece en este caso la producción de especies reactivas al oxígeno (como los radicales libres), que dañan el ADN de los patógenos y contribuyen a su degradación.
Tal y como señalan en la revista médica, los investigadores quieren enseguida iniciar ensayos que validen sus hipótesis y continúen avanzando en esta línea de análisis.
"Esta actividad bactericida de la vitamina C hace necesarios nuevos estudios que analicen la utilidad de una posible combinación entre la vitamina C y la quimioterapia habitual contra la tuberculosis". Asimismo, también serían claves investigaciones sobre la efectividad de aumentar el consumo de vitamina C a través de la dieta entre los pacientes con tuberculosis, señalan.
Javier García Pérez, especialista en tuberculosis del Hospital de La Princesa (Madrid) y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), considera prematuro pensar en las posibles aplicaciones clínicas de este hallazgo. "Es una posibilidad teórica plausible que abre campos de investigación, pero aún falta mucho para que llegue a probarse en humanos", indica.
Según su punto de vista, ante el problema creciente de la resistencia a la tuberculosis, se están probando distintas alternativas y combinaciones de fármacos que podrían dar buenos resultados a más corto plazo. Además, hace relativamente poco que se aprobó un nuevo medicamento específico, la bedaquilina, que llegó después de más de 30 años de 'sequía' de medicamentos en el campo de la tuberculosis.
De cualquier manera, este especialista cree que el fin de la tuberculosis no sólo depende de un buen arsenal farmacológico. "También hace falta prestar atención a las medidas de salud pública y contar con el suficiente apoyo económico", concluye.
Sus conclusiones, publicadas en la revista 'Nature Communications', sugieren que el nutriente esencial es capaz de 'matar' a las bacterias responsables de la enfermedad, incluso si éstas son resistentes a los fármacos habituales.
De momento, esta propiedad de la vitamina C sólo se ha demostrado en cultivos en el laboratorio, por lo que los investigadores piden cautela. Pero el hallazgo, aseguran, ya ha abierto la puerta a nuevas líneas de investigación y a una posible mejora en los tratamientos.
Como en otros muchos descubrimientos, estos investigadores de la Universidad Yeshiva (Nueva York, EEUU) se encontraron con el 'poder antituberculoso' de la vitamina C casi por casualidad.
Mientras estudiaban cepas de 'Mycobacterium tuberculosis' resistentes al tratamiento con isoniazida, se dieron cuenta de que estas bacterias tenían un déficit importante de una molécula denominada micotiol.
"Entonces, planteamos la hipótesis de que esas bacterias que no tenían micotiol tendrían una mayor cantidad del aminoácido cisteína. [...] Y supusimos que si añadíamos isoniazida y cisteína a bacterias que sí respondían al tratamiento, lograríamos desarrollar en ellas una resistencia", explican los investigadores en un comunicado.
Pero, al contrario de lo que esperaban, cuando fueron a verificar el resultado del experimento se encontraron con que ya no había cultivo. Las bacterias habían sido destruidas por la acción de la cisteína.
Aún sorprendidos, quisieron dar un paso más en la investigación y comprobar si un elemento con propiedades similares a las de la cisteína, la vitamina C, también era capaz de 'aniquilar' a la bacteria responsable de la tuberculosis.
Para ello, de nuevo recurrieron a la isoniazida y, en este caso, le añadieron vitamina C para, después, incluir la combinación en muestras de 'Mycobacterium tuberculosis' tanto sensibles como resistentes a los fármacos.
El nutriente logró también acabar con las bacterias, incluso si las cepas eran resistentes a un amplísimo espectro de antibióticos.
Aunque no han podido aclarar completamente aún los mecanismos exactos que explican esta 'aniquilación' bacteriana, los investigadores sugieren que se debe a que la vitamina C favorece en este caso la producción de especies reactivas al oxígeno (como los radicales libres), que dañan el ADN de los patógenos y contribuyen a su degradación.
Tal y como señalan en la revista médica, los investigadores quieren enseguida iniciar ensayos que validen sus hipótesis y continúen avanzando en esta línea de análisis.
"Esta actividad bactericida de la vitamina C hace necesarios nuevos estudios que analicen la utilidad de una posible combinación entre la vitamina C y la quimioterapia habitual contra la tuberculosis". Asimismo, también serían claves investigaciones sobre la efectividad de aumentar el consumo de vitamina C a través de la dieta entre los pacientes con tuberculosis, señalan.
Javier García Pérez, especialista en tuberculosis del Hospital de La Princesa (Madrid) y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), considera prematuro pensar en las posibles aplicaciones clínicas de este hallazgo. "Es una posibilidad teórica plausible que abre campos de investigación, pero aún falta mucho para que llegue a probarse en humanos", indica.
Según su punto de vista, ante el problema creciente de la resistencia a la tuberculosis, se están probando distintas alternativas y combinaciones de fármacos que podrían dar buenos resultados a más corto plazo. Además, hace relativamente poco que se aprobó un nuevo medicamento específico, la bedaquilina, que llegó después de más de 30 años de 'sequía' de medicamentos en el campo de la tuberculosis.
De cualquier manera, este especialista cree que el fin de la tuberculosis no sólo depende de un buen arsenal farmacológico. "También hace falta prestar atención a las medidas de salud pública y contar con el suficiente apoyo económico", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario