BLOG YO, MONO | Las claves del crimen de Las Quemadillas
El único primate capaz de matar a sus propios hijos
José Bretón, tras escuchar el veredicto que le declaró culpable de asesinato. | Madero Cubero
El caso de José Breton, condenado por asesinar a sus hijos Ruth y José, es un ejemplo más de la extrema y lamentable violencia de la que es capaz una pequeña minoría de la especie humana.
En humanos, el infanticidio selectivo de los hijos propios, especialmente las hembras, ha estado presente en varias épocas y lugares a lo largo de la historia. En la Edad Media era una práctica común en Europa, y en China e India, también se ha llevado a cabo en algunas zonas hasta hace bien poco.
Entre los primates no humanos, existe el fenómeno del infanticidio en algunas especies, como por ejemplo los langures que habitan en la India o los chimpancés de África. Pero la diferencia entre los casos documentados de primates con el de Bretón, es que las víctimas nunca son los propios hijos, sino de los de otros machos.
En animales no humanos, cuando se trata de la descendencia ajena, el infanticidio puede tener varias explicaciones desde el punto de vista evolutivo. La hipótesis más extendida es que si un macho llega a un grupo nuevo donde existe una hembra con crías, ésta no entrará en celo hasta pasados varios años, cuando ya no dependan de ella.
Sed de venganza
Matando a los infantes, el macho logra que la hembra esté sexualmente receptiva de nuevo más rápidamente. De esta manera puede copular con ella, asegurándose de que la energía empleada en la inversión parental se concentre en sus crías, con las que sí comparte una gran proporción de genes.Otras hipótesis apuestan por el control de la población en relación a los recursos, e incluso la imposibilidad de supervivencia de algunos neonatos que los humanos no somos capaces de calcular a simple vista.
Pero el asesinato llevado a cabo por José Bretón no se puede encajar en ninguna de las hipótesis anteriores. Según las investigaciones, el móvil que le llevó a cometer tal atrocidad fue la venganza. La madre de los niños había roto la relación con él, algo que su mente enferma no pudo resistir.
La venganza es un sentimiento que hasta ahora solo ha sido probado en humanos. Se cree que los elefantes son candidatos a engrosar la lista, debido a la poderosa memoria que poseen. Hace unos años, una elefanta de corta edad murió al caer a un canal de irrigación en una aldea de la India. Los vecinos la enterraron, pero la manada irrumpió enfurecida y destrozó todas las cabañas. Debieron pensar que los culpables eran los habitantes de la aldea. También ha ocurrido que los elefantes que son adiestrados con violencia, un día se rebelan y matan a sus domadores.
Ausencia de empatía
Otro de los comportamientos de Bretón que más llaman la atención es la ausencia de empatía que ha mostrado a la hora de prestar declaración ante el jurado. Hablaba en tercera persona y fingía que los niños seguían vivos, como si fuera algo ajeno a su persona. El hecho de que ensayara con sus sobrinos días antes del suceso, para conocer así cuál es la reacción de un niño cuando se pierde, es una prueba más de la premeditación y frialdad con la que diseñó el doble homicidio.Según varios estudios, los psicópatas carecen de empatía. Por esta razón es difícil contagiarles el bostezo: un indicador de la capacidad de ponerse en el lugar del otro y verse influido por el estado emocional de los que nos rodean. A los chimpancés, por ejemplo, sí se les contagia con facilidad. Pero personas que han sufrido una lesión en la zona relacionada con la empatía no se convierten por ello en asesinos, a pesar de que sí suelen ser crueles con otras personas a la hora de relacionarse. Por lo tanto, esta variable tampoco es suficiente por sí sola para dar explicación a este hecho.
Puede que nunca lleguemos a saber por qué suceden crímenes tan abominables, pero matar a copias de nuestro ADN mediante el infanticidio, al igual que ocurre con los suicidas, son comportamientos muy difíciles de explicar por la ciencia. En los otros grandes simios, está documentado el infanticidio, pero nunca con la descendencia propia, con la cual compartimos un alto porcentaje de genes. En otras palabras: los hijos son nuestra herencia viva y matándoles a ellos, estamos eliminando una parte de nosotros mismos.
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