Más del 50% de gestantes usan insecticidas en casa

Un estudio en 2.500 mujeres analiza el impacto del alto uso de tóxicos en el desarrollo físico y cognitivo del niño.

Enrique Mezquita. Valencia | dmredaccion@diariomedico.com | 23/07/2013 17:05

Ferran Ballester, coordinador de la cohorte INMA en Valencia (DM)

La preocupación por el desarrollo de la gestación y los primeros años de vida de los bebés es cada vez más importante, ya que son los periodos de mayor vulnerabilidad a las exposiciones ambientales de productos químicos y, además, cada vez hay un mayor conocimiento de los riesgos existentes en productos y hábitos de la vida cotidiana.

En este contexto, investigadores de la Universidad de Valencia (UV), del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP-Fisabio) y del Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) han llevado a cabo un estudio para describir el uso de insecticidas durante el embarazo de mujeres y los primeros años de vida, y los factores que se asocian con esta exposición.

Las conclusiones de esta investigación, publicada en la revista Science of the Total Environment, muestran que más de la mitad de las mujeres estudiadas emplearon insecticidas en el interior de sus casas durante la gestación. Según Ferran Ballester, profesor de la UV y coordinador de la cohorte INMA en Valencia, este resultado es muy relevante porque "describe un uso elevado de estos compuestos, los cuales podrían representar cierto riesgo para el desarrollo cognitivo de los bebés".

Para realizar el estudio, los investigadores realizaron un seguimiento entre 2003 y 2008 de 2.500 mujeres participantes en el Proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA) y pertenencientes a cuatro autonomías españolas.

Analizando los resultados, obtenidos a través de un cuestionario que las mujeres cumplimentaron durante el embarazo y al primer año de vida de los niños, se ha comprobado que el 54 por ciento de las madres usaron insecticidas dentro de casa, especialmente en enchufes y aerosoles, aunque ese uso descendía un 20 por ciento durante el primer año de vida de los niños (llegando al 45 por ciento).

El método de aplicación más utilizado fue el dispositivo eléctrico en la habitación, seguido del aerosol en la casa, mientras que el 15 por ciento de las mujeres optaron por una combinación de dos o más sistemas. Asimismo, el estudio también reveló que la utilización de insecticida se encuentra relacionada con vivir en una casa con jardín y también con el nivel educativo, ya que las mujeres con menos estudios usaban más frecuentemente los insecticidas.

Efectos adversos
Ballester ha explicado que "los efectos adversos producidos por la exposición a insecticidas organoclorados, como el DDT o el lindano, han sido bastante estudiados", y ha añadido que "estos compuestos se han asociado con bajo peso al nacer, prematuridad y retraso en el crecimiento longitudinal (talla) y posiblemente también constituyan un riesgo para la función tiroidea y el desarrollo neurológico".

Tras su prohibición en los años 70, fueron sustituidos por otros insecticidas, como los organofosforados. "Algunos estudios de cohortes en Estados Unidos han relacionado la exposición durante el periodo prenatal a un retraso en el desarrollo cognitivo durante la infancia", ha expuesto.
Para minimizar el riesgo, Ballester ha aconsejado diversas alternativas. "Como medidas de protección, la recomendación sería utilizar medios físicos, como mosquiteras o repelentes naturales, por ejemplo extractos de citronella". En caso de utilizar los productos químicos, debe hacerse "con moderación y, sobre todo, evitar que los niños y embarazadas entren en contacto directo".

Proyecto Infancia y Medio Ambiente

El Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) se constituyó en 2003 con financiación del Instituto de Salud Carlos III y con el objetivo de estudiar los efectos del medio ambiente y la dieta en el desarrollo fetal e infantil en diversas zonas geográficas en España. INMA comenzó con el seguimiento de casi 4.000 mujeres embarazadas y sus hijos, desde el inicio del embarazo en siete cohortes diseminadas por el territorio español: cuatro creadas de novo (Valencia, Sabadell, Asturias y País Vasco) y tres preexistentes (Ribera del Ebro, Menorca y Granada). Entre los objetivos del proyecto se encuentran describir las exposiciones prenatales y posnatales a los contaminantes ambientales más comunes en aire, agua y alimentación, como también los patrones alimentarios y la ingesta durante la gestación y primera infancia, entre otros. El seguimiento de los niños participantes en el Proyecto INMA continúa en la actualidad gracias al apoyo de instituciones como el Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Cibersp) del Instituto de Salud Carlos III, y otras ayudas de instituciones , especialmente la Unión Europea.

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