EVOLUCIÓN Investigación realizada con 25.000 pisadas
Un pie casi tan flexible como el de los primates
Virginia Carbajo | Madrid
Un nuevo estudio revela que la estructura del pie humano es más flexible de lo que se creía, pudiéndose adaptar a cualquier terreno.
EVOLUCIÓN | Investigación realizada con 25.000 pisadas
El pie humano es casi tan flexible como el de los primates
- Un nuevo estudio revela que los pies humanos tienen una flexibilidad sorprendente, similar a la de los orangutanes o los chimpancés
El verano es una fecha perfecta para volver a nuestros orígenes descalzos y caminar por la playa notando la arena humeda a nuestros pasos. No es extraño que nos guste sentir el terreno bajo los propios pies, puesto que estos están más próximos a los de nuestros antepasados los primates de lo que se pensaba.
Los mecanismos y la estructura del pie humano tienen mucho en común con los pies de los grandes simios. Antes, se creía que los de los humanos eran menos flexibles, porque se habían ido adaptando a la vida en el suelo.
Uno de los participantes realizando el estudio. | Universidad de Liverpool
Los pies de los primates son mucho más flexibles por su vida arbórea. Anteriores estudios basados unos investigaciones realizadas en la década de 1930 concluyeron que los de los humanos funcionan de manera muy diferente a los de los simios, debido a nuestro desarrollo en los arcos de la zona media del pie y a la rigidez observada en el borde exterior.
Sin embargo, tras analizar la forma de caminar de 45 personas de entre 18 y 68 años (22 hombres y 23 mujeres) un equipo de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) ha llegado a otra conclusión. Su estudio, que analizó un total de 25.000 pasos humanos en una cinta sensible a la presión, demuestra que los pies humanos tienen una flexibilidad sorprendente, similar a la de los orangutanes o los chimpancés.
Según recogen en la revista 'Proceedings of the Royal Society B', antes se pensaba que las personas cuya región media del pie tocaba el suelo son, principalmente, aquellas que sufren artritis o diabetes. Pero ahora se hn encontrado una gran variedad de morfologías diferentes en los pies. Según el estudio, dos tercios de las personas ejercen en algunas pisadas presión en el lateral externo de la parte media del pie, unas pisadas como las que sirven para diagnosticar las enfermedades antes mencionadas.
"La gama de presiones ejercidas bajo la parte media del pie humano, y por tanto los mecanismos internos que los impulsan, son muy variables. Tanto es así que en realidad se equiparan con las de los grandes simios", aclara el profesor Robin Crompton, del Instituto de Enfermedades Envejecimiento y Crónicas de la Universidad de Liverpool.
Igualmente el doctor Karl Bates, del mismo centro universitario, relata que "la flexibilidad en el pie de nuestros antepasados se debe a la vida en los árboles, pero con el tiempo se adaptó y se comenzó a parecer cada vez más a la de los animales que habitan en el suelo. Sin embargo, nuestros miembros están muy lejos de estar adaptados a nuestro medio -la vida en el suelo- como sí lo están por ejemplo los caballos, las liebres o los perros. Las pruebas mostraron que los pies no son tan rígidos como se pensaba originalmente".
Una estructura adaptativa
Zulema Matías, podóloga del Centro de Salud del Pie de Madrid, explica a ELMUNDO.es que uno de los aspectos más importantes a la hora de estudiar la evolución del pie lo encontramos en la región de la planta. "Se creía que la fascia plantar era muy rígida, pero es realmente flexible porque es una parte esencial de nuestro cuerpo para amortiguar los impactos, además de tener la capacidad de adaptarse al terreno e impulsar cada paso que se da".
"En este aspecto -continúa Matías-, nos encontramos que los grandes simios cuentan con un pie siempre flexible que no resulta útil para los humanos, porque ellos se ayudan con las manos y distribuyen mejor la energía que invierten en el movimiento, pero para nosotros supondría un gasto excesivo de energía. Como los humanos caminamos en posición erguida, en ocasiones necesitamos que la planta del pie esté rígida, por lo que contamos con una coaptación de los ligamentos, que viene a ser una estructura que posibilita la flexibilidad y a la vez rigidez del pie, dependiendo de las necesidades derivadas del terreno en que nos encontremos, para minimizar el gasto de energía".
Según explica Karl Bates, de la Universidad de Liverpool, la principal hipótesis que se extrae de este estudio es que a pesar de que los seres humanos caminan por el suelo casi de forma exclusiva, "hemos mantenido la flexibilidad en los pies para poder hacer frente a las diferencias entre terrenos duros y suaves que nos podemos encontrar en las largas distancias a pie".
Las aplicaciones sanitarias que puede tener esta investigación pasan por el diseño de zapatos y plantillas que ayuden a la marcha normal y a tratar el pie diabético o artrósico. Además, en el ámbito de la investigación, "el siguiente paso será probar esta teoría, que podría ofrecer una razón por la cual los seres humanos pueden correr más rápido que un caballo, por ejemplo, a través de largas distancias sobre terreno irregular", concluye Bates.
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