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Institutos Nacionales de la Salud
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Nuevas esperanzas para la detección temprana del cáncer de ovario
Una prueba sanguínea combinada con un ultrasonido podría ayudar a los médicos a detectar pronto al 'asesino silencioso'
Traducido del inglés: martes, 27 de agosto, 2013
El cáncer de ovario es un asesino silencioso. Ataca con pocos o ningún síntoma. Para cuando una mujer sabe que sufre del cáncer, con frecuencia está en una etapa avanzada y sus perspectivas son negativas.
El nuevo estudio "es un rayo de emoción", afirmó la investigadora, la Dra. Karen Lu, profesora de oncología ginecológica del Centro Oncológico M.D. Anderson, en Houston. "El mensaje importante es que esto no debe cambiar la práctica clínica ahora mismo. No contamos con suficientes datos".
A diferencia del cáncer de mama, del de cuello uterino o el de colon, no hay una prueba de detección confiable para detectar la enfermedad. Se han probado muchos métodos para detectar el cáncer de ovario, pero ninguno ha resultado suficientemente preciso como para usarlo en la población general. La mayoría producen numerosos resultados positivos falsos, que obligan a los médicos a realizar cirugías invasivas para descartar el cáncer.
Debido a que el cáncer de ovario es raro (a alrededor de 1 de cada 2,500 mujeres postmenopáusicas de EE. UU. se les diagnosticará un cáncer de ovario en algún momento de sus vidas), cualquier prueba de detección que produzca muchos positivos falsos haría daño a muchas más mujeres de las que ayudaría, haciendo que los médicos se muestren muy cautos sobre las pruebas que intentan utilizar.
En el nuevo estudio, que duró once años e incluyó a más de 4,000 mujeres, la mayoría de las cuales eran blancas, un método de dos pasos pareció tener una precisión de casi un 100 por ciento para descartar esas falsas alarmas nocivas en las mujeres postmenopáusicas.
Un estudio mucho más grande, con más de 200,000 mujeres, está evaluando los dos métodos de detección en Reino Unido. Los resultados preliminares de ese ensayo, publicados en 2009, fueron positivos, y los investigadores esperan ansiosamente los resultados finales, que saldrán en 2015.
"Realmente tenemos que esperar los datos de Reino Unido antes de poder instituir esto como método de detección", apuntó Lu.
El nuevo método de detección combina dos herramientas existentes: una prueba sanguínea que mide una proteína liberada por las células tumorales, conocida como CA-125, y un ultrasonido que permite a los médicos observar los ovarios.
Las dos pruebas se han usado en conjunto anteriormente, con unos resultados decepcionantes. Pero la investigación actual es distinta, ya que toma en cuenta las fluctuaciones en los resultados de las pruebas sanguíneas de la mujer. Lo importante no es una única medida de la CA-125 en la sangre, sino la forma en que cambia con el tiempo, explicaron los investigadores.
Para el nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 26 de agosto de la revista Cancer, los investigadores reclutaron a mujeres postmenopáusicas entre los 50 y los 74 años de edad que no tenían antecedentes personales ni familiares de cáncer de ovario. Se hicieron pruebas a las mujeres, en promedio, durante unos cuatro años.
Cada año, las mujeres del estudio se sometieron a una prueba sanguínea de la CA-125. Los investigadores ingresaron la edad y los resultados de las pruebas de las mujeres en una fórmula matemática conocida como algoritmo de riesgo del cáncer de ovario, o ROCA (por su sigla en inglés), que se desarrolló usando una base de datos de resultados de las pruebas de la CA-125 de miles de mujeres de EE. UU. y Suecia.
Si los resultados arrojaban un riesgo bajo, se pedía a las mujeres que repitieran la prueba al año siguiente. Se pidió a las mujeres con unos resultados de riesgo intermedio que se hicieran otra prueba sanguínea en tres meses, mientras que las que tuvieron resultados de alto riesgo alto fueron remitidas a un ultrasonido transvaginal, una prueba indolora que permite a los médicos observar el tamaño y la forma de los ovarios.
Si los resultados del ultrasonido también eran anómalos, las mujeres eran remitidas a cirugía.
Durante once años, el 83 por ciento de las mujeres siguieron teniendo un riesgo bajo, y solo tenían que volver a hacerse la prueba sanguínea anual. Alrededor del 14 por ciento tuvieron al menos un resultado de riesgo intermedio, que hizo que volvieran a hacerse una prueba de seguimiento a los tres meses. Aproximadamente el 3 por ciento se consideraron de alto riesgo, y fueron remitidas a un ultrasonido adicional.
Diez de las 117 mujeres remitidas a ultrasonidos tuvieron resultados sospechosos, y se sometieron a cirugías posteriores. De ellas, siete tenían algún tipo de cáncer, mientras que tres tenían tumores benignos. Cuatro de las pacientes tenían cánceres en etapa temprana. Todas las mujeres siguen con vida y libres de la enfermedad tras el tratamiento de sus cánceres.
Una experta dijo que estos resultados, junto con los resultados tempranos logrados en el ensayo británico, son muy promisorios.
"Leer este estudio me emocionó como hacía mucho que no me emocionaba", aseguró Debbie Saslow, directora de cánceres de mama y ginecológicos de la Sociedad Estadounidense del Cáncer (American Cancer Society), en Atlanta.
"[Las pruebas] no solo hallaron cánceres en ambos estudios, sino que los hallaron pronto", apuntó Saslow. "Es lo que deseamos hacer".
Pero Saslow señaló que el estudio fue pequeño, y que no contó con un grupo de control para ayudar a los investigadores a ver qué hubiera sucedido en un grupo similar de mujeres a quienes no se hicieran pruebas en el mismo periodo.
Tampoco se sabe si los hallazgos aplicarían a mujeres más jóvenes, negras o hispanas.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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