PUBLICADO EN 'HYPERTENSION'
La apnea obstructiva del sueño es más frecuente y más grave en hipertensión arterial refractaria
EUROPA PRESS · 22 enero 2019 00:00
La apnea obstructiva del sueño es más frecuente y grave en los pacientes con hipertensión arterial refractaria, descubierta hace poco, que en aquellos con hipertensión arterial resistente, según un estudio publicado en Hypertension, y liderado por el neumólogo y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Miguel Ángel Martínez García.
El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es una causa independiente de hipertensión resistente, en la que las cifras tensionales persisten descontroladas a pesar de tratarse con al menos tres fármacos. En los últimos años, además, se ha descrito una forma más grave de hipertensión arterial que se denomina refractaria al tratamiento, ya que no se consigue controlar a pesar de tomar, al menos, cinco fármacos antihipertensivos.
Los pacientes con hipertensión refractaria, en comparación con los que tenían hipertensión resistente, presentaron un perfil de riesgo cardiovascular más alto, mediciones de presión arterial más elevadas, mayor prevalencia de SAOS (prácticamente el 100%), y un riesgo dos veces mayor de presentar un SAOS grave susceptible de tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP, por sus siglas en inglés).
En total, se incluyó a 229 pacientes, de una edad media de 58,3 años, de los cuales un 63 por ciento fueron hombres y el 18,3 por ciento cumplieron con los criterios para tener hipertensión refractaria. El estudio ha sido multicéntrico, transversal, de pacientes reclutados de forma consecutiva y diagnosticados de hipertensión resistente, mediante un control ambulatorio de la presión arterial durante 24 horas.
De esta forma, se observó que los pacientes con niveles de presión arterial de 130 milímetros de mercurio y/o de 80 milímetros de mercurio tenían una hipertensión refractaria real, a pesar de tomar al menos cinco fármacos antihipertensivos. Todos los pacientes se sometieron a un estudio del sueño y completaron una historia clínica detallada relacionada con el SAOS, la medicación que tomaban en el momento del estudio, y las enfermedades cardiovasculares que padecían.
La comparación se ha realizado en el grupo de pacientes que formaron parte del ensayo clínico aleatorizado sobre el efecto de la CPAP en pacientes con hipertensión resistente publicado en JAMA en 2013 y también liderado por Martinez-García.
Asimismo, el investigador ha destacado que "los hallazgos subrayan la necesidad de buscar activamente e identificar a pacientes con hipertensión resistente, pero sobre todo hipertensión refractaria", así como de remitirlos preferentemente "para que puedan realizárseles estudios de sueño".
El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) es una causa independiente de hipertensión resistente, en la que las cifras tensionales persisten descontroladas a pesar de tratarse con al menos tres fármacos. En los últimos años, además, se ha descrito una forma más grave de hipertensión arterial que se denomina refractaria al tratamiento, ya que no se consigue controlar a pesar de tomar, al menos, cinco fármacos antihipertensivos.
Los pacientes con hipertensión refractaria, en comparación con los que tenían hipertensión resistente, presentaron un perfil de riesgo cardiovascular más alto, mediciones de presión arterial más elevadas, mayor prevalencia de SAOS (prácticamente el 100%), y un riesgo dos veces mayor de presentar un SAOS grave susceptible de tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP, por sus siglas en inglés).
En total, se incluyó a 229 pacientes, de una edad media de 58,3 años, de los cuales un 63 por ciento fueron hombres y el 18,3 por ciento cumplieron con los criterios para tener hipertensión refractaria. El estudio ha sido multicéntrico, transversal, de pacientes reclutados de forma consecutiva y diagnosticados de hipertensión resistente, mediante un control ambulatorio de la presión arterial durante 24 horas.
De esta forma, se observó que los pacientes con niveles de presión arterial de 130 milímetros de mercurio y/o de 80 milímetros de mercurio tenían una hipertensión refractaria real, a pesar de tomar al menos cinco fármacos antihipertensivos. Todos los pacientes se sometieron a un estudio del sueño y completaron una historia clínica detallada relacionada con el SAOS, la medicación que tomaban en el momento del estudio, y las enfermedades cardiovasculares que padecían.
La comparación se ha realizado en el grupo de pacientes que formaron parte del ensayo clínico aleatorizado sobre el efecto de la CPAP en pacientes con hipertensión resistente publicado en JAMA en 2013 y también liderado por Martinez-García.
Asimismo, el investigador ha destacado que "los hallazgos subrayan la necesidad de buscar activamente e identificar a pacientes con hipertensión resistente, pero sobre todo hipertensión refractaria", así como de remitirlos preferentemente "para que puedan realizárseles estudios de sueño".
Diversos estudios han encontrado que el SAOS es un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial y un pobre control de las cifras tensionales, en particular, en los casos de hipertensión resistente. En estos casos, el SAOS puede alcanzar una prevalencia de entre el 71 y el 90 por ciento de los casos.
Si bien en la mayoría de pacientes hipertensos, el mecanismo principal por el cual el SAOS produce un aumento de la presión arterial es la activación del sistema simpático, en los casos de hipertensión resistente parece ser la activación del eje renina-angiotensina-aldosterona la vía fisiopatológica predominante.
Si bien en la mayoría de pacientes hipertensos, el mecanismo principal por el cual el SAOS produce un aumento de la presión arterial es la activación del sistema simpático, en los casos de hipertensión resistente parece ser la activación del eje renina-angiotensina-aldosterona la vía fisiopatológica predominante.
CPAP, un tratamiento posiblemente efectivo
La presión positiva continua de la vía aérea es el tratamiento de elección en los pacientes con SAOS. Diversos metaanálisis han demostrado que el uso correcto de este tratamiento se ha asociado a una caída clínicamente significativa de presión arterial de entre dos y dos y medio milímetros de mercurio.
Esta reducción de la presión arterial es todavía más marcada en el caso del SAOS grave y en pacientes con hipertensión resistente, llegando a ser de entre cinco y siete milímetros de mercurio, y probablemente sea aún mayor en pacientes con hipertensión refractaria según datos de SEPAR.
En los últimos años "cobra fuerza la idea de que es necesario aplicar tratamientos personalizados a distintos fenotipos de pacientes hipertensos", subraya Martínez García. Los pacientes con este tipo de hipertensión refractaria, cuando tienen SAOS, "podrían beneficiarse especialmente del tratamiento con CPAP", añade.
Esta reducción de la presión arterial es todavía más marcada en el caso del SAOS grave y en pacientes con hipertensión resistente, llegando a ser de entre cinco y siete milímetros de mercurio, y probablemente sea aún mayor en pacientes con hipertensión refractaria según datos de SEPAR.
En los últimos años "cobra fuerza la idea de que es necesario aplicar tratamientos personalizados a distintos fenotipos de pacientes hipertensos", subraya Martínez García. Los pacientes con este tipo de hipertensión refractaria, cuando tienen SAOS, "podrían beneficiarse especialmente del tratamiento con CPAP", añade.
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