Cáncer de próstata, nutrición y suplementos alimentarios (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Soja
Aspectos generales
Esta sección contiene la siguiente información clave:
- Los alimentos de soja (por ejemplo, leche de soja, miso, tofu y harina de soja) contienen fitoquímicos que pueden ofrecer beneficios para la salud. Entre ellos, las isoflavonas de soja han sido el centro de interés de la mayor parte de la investigación.
- Las isoflavonas son fitoestrógenos. Las principales isoflavonas de las semillas de soja son genisteína (la más abundante), daidzeína y gliciteína.
- La genisteína afecta los componentes de varias vías relacionadas con la proliferación y multiplicación de células de cáncer de próstata, como las vías de la COX-2 y las prostaglandinas, el factor de crecimiento epidérmico (FCE) y el factor de crecimiento similar a la insulina (FCI).
- En algunos estudios preclínicos se indicó que los efectos de varias isoflavonas podrían ser mayores que los de una sola isoflavona.
- En algunos estudios con animales se describió que la soja y la genisteína presentan efectos de prevención del cáncer de próstata; sin embargo, en otros estudios con animales se encontraron resultados contradictorios en cuanto a los efectos beneficiosos de la genisteína sobre las metástasis de cáncer de próstata.
- En general, en los estudios epidemiológicos se ha encontrado que el consumo elevado de alimentos con soja no fermentada se relaciona con disminución del riesgo de cáncer de próstata.
- Los ensayos clínicos de fase temprana sobre las isoflavonas, la soja y los productos de soja para la prevención y el tratamiento del cáncer de próstata se han limitado a estudiar intervenciones de relativamente corta duración y tamaños de muestra con potencia estadística baja. Estos estudios se enfocaron en poblaciones heterogéneas de pacientes de cáncer de próstata (con enfermedad de alto riesgo en estadio temprano o tardío) y varias dosis de isoflavonas, soja y productos de soja; no se comprobó que redujeran la progresión del cáncer de próstata.
- En otros ensayos de evaluación de la función de las isoflavonas, la soja y los productos de soja para el tratamiento de los efectos secundarios de la terapia de supresión de andrógenos (TSA) no se encontraron mejorías del tratamiento con isoflavonas en comparación con un placebo.
- En general, los pacientes de cáncer de próstata toleran bien los productos de soja. En ensayos clínicos, los efectos secundarios notificados con mayor frecuencia fueron síntomas gastrointestinales leves.
Información general y antecedentes
Aunque existen informes de consumo de soja en China que datan del siglo XI a. C., no fue hasta el siglo XVIII que la planta de soja llegó a Europa y los Estados Unidos. La soja es una planta muy versátil, se puede convertir en una variedad de productos como leche, miso, tofu, harina y aceite de soja.[1]
Los alimentos de soja contienen varios fitoquímicos que pueden tener beneficios para la salud, pero las isoflavonas son las que han concentrado la mayor atención. Entre las isoflavonas presentes en las semillas de soja, la genisteína es la más abundante y podría tener la mayor actividad biológica.[2] Otras isoflavonas presentes en la soja son la daidzeína y gliciteína.[3] Muchas de estas isoflavonas también se encuentran en otras legumbres y plantas como el trébol rojo.
El intestino absorbe rápidamente las isoflavonas que se pueden detectar en el plasma a los 30 minutos del consumo de productos de soja. En estudios se indica que las concentraciones plasmáticas máximas de isoflavonas se alcanzan a las 6 horas de consumir productos de soja.[4] Las isoflavonas son fitoestrógenos que se unen a los receptores estrogénicos. Se sabe que el tejido prostático expresa el receptor estrogénico β y se demostró que la isoflavona genisteína tiene mayor afinidad de unión al receptor estrogénico β que al α.[5]
El vínculo entre las isoflavonas y el cáncer de próstata se observó por primera vez en estudios epidemiológicos en los que se observó un riesgo más bajo de cáncer de próstata en poblaciones que consumen cantidades elevadas de soja en la alimentación.[6,7] En estudios posteriores se evaluó la función de la soja en modelos experimentales y se demostró que tenía propiedades contra el cáncer, en especial, propiedades importantes para la carcinogenia en la próstata. Estos estudios iniciales derivaron en unos pocos ensayos clínicos con seres humanos sobre el consumo de productos o suplementos de soja que se enfocaron en hombres con cáncer de próstata en varios estadios. Aunque en estos estudios se observó modulación de los criterios de valoración intermedios o marcadores biológicos indirectos de progresión del cáncer de próstata, los resultados que indican efectos benéficos de la soja o sus productos son contradictorios.
Estudios preclínicos o con animales
Estudios in vitro
Isoflavonas individuales
En varios estudios de laboratorio sobre los componentes de la soja se han examinado las maneras en que estos componentes afectan las células cancerosas de próstata. En un estudio, se trataron las células epiteliales sanas y cancerosas de próstata humana con un vehículo de etanol (portador) o con isoflavonas. El tratamiento con genisteína disminuyó las concentraciones de proteínas y del ARNm de la COX-2 en las células epiteliales sanas y cancerosas más que el tratamiento con vehículo. Además, en las células tratadas con genisteína se observó una disminución de la secreción de prostaglandina E2 (PGE2) y de las concentraciones del ARNm de los receptores de las prostaglandinas EP4 y FP, lo que indica que la genisteína podría tener efectos de quimioprevención mediados por la inhibición de la síntesis de prostaglandinas, que promueven la inflamación.[8] En otro estudio, se trataron las células cancerosas de próstata humana con genisteína o daidzeína. Se observó que las isoflavonas reducen los factores de crecimiento que participan en la angiogénesis (por ejemplo, FCE y FCI-1) así como el gen de la interleucina-8, que está relacionado con la progresión del cáncer. En estos resultados se describió que la genisteína y la daidzeína podrían tener propiedades de quimioprevención.[9] Se observó que tanto la genisteína como la daidzeína disminuyen la proliferación in vitro de células cancerosas de próstata tipo LNCaP y PC-3. No obstante, en el transcurso de 72 horas de incubación, solo la genisteína afectó el fenotipo dinámico y disminuyó la capacidad de invasión de las células PC-3. Estos resultados significan que la actividad de invasión depende, al menos en forma parcial, de la fluidez de la membrana y que la genisteína podría ejercer efectos antimetastásicos al cambiar las propiedades mecánicas de las células cancerosas de próstata. No se observaron dichos efectos con daidzeína a la misma dosis.[10]
Mezclas de isoflavonas
Se llevaron a cabo algunos experimentos con células cancerosas de próstata para comparar los efectos de isoflavonas individuales y de las combinaciones de isoflavonas. En uno de los estudios, las células cancerosas de próstata humana se trataron con extracto de soja (que contenía genisteína, daidzeína y glicitina), genisteína o daidzeína. El extracto de soja produjo apoptosis y detuvo el ciclo celular de las células cancerosas de próstata con una intensidad mayor que los tratamientos con isoflavonas individuales. La genisteína y la daidzeína activaron la apoptosis en las células sanas de hiperplasia prostática benigna (HPB); aunque el extracto de soja no tuvo efecto en estas células. En estos resultados se indicó que los productos que contienen una combinación de compuestos activos (por ejemplo, alimentos integrales) tal vez sean más eficaces para prevenir el cáncer que los compuestos individuales.[11] De igual forma, en otro estudio se trataron las células cancerosas de próstata con genisteína, biocanina A, quercetina, parejas de estos compuestos (por ejemplo, genisteína con quercetina) o los tres compuestos. Todos los tratamientos disminuyeron la proliferación celular, pero la disminución fue mayor cuando se usó la combinación de genisteína, biocanina A y quercetina. El tratamiento combinado triple indujo más apoptosis en las células cancerosas de próstata que los tratamientos individuales o dobles. En estos resultados se indica que es posible aumentar la eficacia de los compuestos individuales mediante la combinación de fitoestrógenos.[12]
Al menos en un estudio se investigaron los efectos combinados de isoflavonas de soja y curcumina. Las células cancerosas de próstata humana se trataron con isoflavonas, curcumina o una mezcla de ambas. La mezcla de curcumina e isoflavonas fue más eficaz para disminuir las concentraciones del PSA y la expresión del receptor androgénico que la curcumina y las isoflavonas en forma individual.[13]
Estudios con animales
Se han usado modelos animales de cáncer de próstata en los estudios sobre los efectos de la soja y las isoflavonas sobre la enfermedad. Ratones comunes y con adenocarcinoma transgénico de próstata de ratón (TRAMP) recibieron alimentación de control y alimentación con genisteína (250 mg genisteína/kg de alimento). Los ratones TRAMP alimentados con genisteína presentaron disminución en la proliferación celular de la próstata en comparación con los que recibieron la alimentación de control. En los ratones TRAMP se observó que la alimentación complementada con genisteína también disminuyó las concentraciones de ERK-1 y ERK-2 (proteínas esenciales para estimular la proliferación celular) así como los receptores de los factores de crecimiento tipo RFCE e IGF-1R, lo que indica que la disminución de estas proteínas puede ser un mecanismo por el que genisteína produce quimioprevención.[14] En un estudio, se alimentó a ratones TRAMP con regímenes de control o complementados con genisteína (250 o 1000 mg genisteína/kg de alimento), luego de la aparición espontánea de lesiones de neoplasia prostática intraepitelial. Los ratones alimentados con dosis bajas de genisteína presentaron más metástasis de células cancerosas de próstata y mayor expresión de la osteopontina que los que recibieron la alimentación de control o dosis altas de genisteína. En estos resultados se indica que el momento y la dosis del tratamiento con genisteína podrían afectar los resultados en cáncer de próstata, también se indica que la genisteína puede tener un control bifásico sobre este cáncer.[15] En un estudio publicado en 2008, ratones atímicos que recibieron inyecciones de células cancerosas de próstata humana recibieron alimentaciones de control o complementadas con genisteína (100 o 250 mg de genisteína/kg de alimento). Los ratones alimentados con genisteína presentaron menos metástasis de células cancerosas que los ratones que recibieron alimentación de control; pero no cambió el volumen del tumor primario. Además, en otros datos se indica que la genisteína inhibe las metástasis al afectar el desprendimiento de las células cancerosas.[16] En cambio, en un informe de estudio de 2011 se describieron más metástasis en los órganos secundarios de los ratones tratados con genisteína que en los tratados con vehículo. En este estudio posterior, los ratones recibieron implantes de xenoinjertos de cáncer de próstata humana y, luego, recibieron por sonda tratamiento diario con genisteína disuelta en aceite de maní (80 o 400 mg genisteína/kg de peso/día) o vehículo de aceite de maní. Además, los ratones tratados con genisteína presentaron una reducción de la apoptosis de células tumorales en comparación con los tratados con vehículo. En estos resultados se indica que la genisteína podría estimular las metástasis en un modelo animal de cáncer de próstata avanzado.[17]
En el cáncer de próstata es frecuente que se utilice radioterapia; pero a pesar del tratamiento la recidiva de la enfermedad es común. Por lo tanto, se podrían obtener resultados más duraderos mediante la combinación de radioterapia con tratamientos adicionales. En un estudio, se trataron las células cancerosas de próstata humana con isoflavonas o radiación. Las células tratadas con la combinación de isoflavonas y radiación presentaron una disminución más notable de la supervivencia celular y mayor expresión de las moléculas proapoptóticas que las células tratadas solo con isoflavonas o radiación. Ratones lampiños que recibieron implantes de células cancerosas de próstata luego, recibieron por sonda tratamiento con genisteína (21,5 mg/kg de peso/día), una mezcla de isoflavonas (50 mg/kg de peso/día, con 43 % de genisteína, 21 % de daidzeína y 2 % de gliciteína) o radiación. La mezcla de isoflavonas fue más eficaz que la genisteína en cuanto a la inhibición del crecimiento tumoral de la próstata y, la combinación de isoflavonas con radiación produjo la mayor inhibición del crecimiento tumoral. Además, los ratones que recibieron las isoflavonas de soja combinadas con radiación no presentaron metástasis en los ganglios linfáticos, que se habían observado antes en otros experimentos de combinación de genisteína con radiación. En estos resultados preclínicos se indica que las mezclas de isoflavonas pueden aumentar la eficacia de la radioterapia en cáncer de próstata.[18]
La salud ósea es una preocupación frecuente durante el tratamiento del cáncer de próstata cuando se usa terapia de supresión de hormonas que se vincula con pérdida de tejido óseo. Se piensa que los compuestos derivados de la soja protegen el tejido óseo porque tienen una afinidad de unión alta por el receptor estrogénico β versus el receptor α. En estudios con animales se observó que la genisteína y la daidzeína pueden prevenir o disminuir la pérdida de tejido óseo en un grado similar al estrógeno sintético. Es posible que las isoflavonas modulen la remodelación ósea por un mecanismo selectivo y de regulación de la expresión génica, y que inhiban la excreción de calcio en la orina, lo que también ayuda a conservar la densidad ósea.[19,20]
Estudios con seres humanos
Los estudios con seres humanos en los que se evalúa el uso de isoflavonas y soja para la prevención y el tratamiento del cáncer de próstata incluyen estudios epidemiológicos y ensayos de fase temprana. En varios estudios clínicos aleatorizados de fase I-II se examinó la biodisponibilidad, inocuidad y eficacia de las isoflavonas y los productos de soja para la prevención y el tratamiento del cáncer de próstata.[21-23] Estos estudios abarcaron una variedad amplia de poblaciones de participantes, incluso hombres con riesgo alto; poblaciones de pacientes de cáncer de próstata (enfermedad localizada y en estadio tardío); diversas dosis de isoflavonas, soja y productos de soja; y tuvieron limitaciones relacionadas con una duración relativamente corta de los periodos de observación o intervención, además de tamaños de muestra con potencia estadística baja.
Estudios epidemiológicos
En 2018 se presentó el informe de un metanálisis sobre estudios de consumo de alimentos con soja y riesgo de cáncer de próstata. En los resultados de este metanálisis se indica que el consumo elevado de alimentos con soja no fermentada (por ejemplo, tofu y leche de semillas de soja) se relaciona de manera significativa con disminución del riesgo de cáncer de próstata. No se estableció una relación entre el consumo de alimentos con soja fermentada, la ingesta total de isoflavonas y la concentración de isoflavonas con la reducción del riesgo de cáncer de próstata.[24] No obstante, se debe ser cauto al interpretar los datos de estos estudios de población debido a que los estudios se basaron en datos autonotificados y recabados mediante diversos instrumentos de recopilación de información alimentaria que acarrean un sesgo de recuerdo; también se estudiaron muchas formas individuales y combinadas de isoflavonas, suplementos de soja y alimentos con soja. Además, en estos estudios no se tuvo en cuenta otras variables de confusión de tipo genético o comportamental que podrían afectar el riesgo de cáncer de próstata.
Estudios de prevención
Se han completado muy pocos ensayos aleatorizados controlados con placebo en los que se evalúen los efectos de las isoflavonas en la prevención de la progresión del cáncer de próstata (consultar el Cuadro 3). En estos estudios participaron hombres con resultados negativos en biopsias de próstata y concentraciones séricas elevadas del antígeno prostático específico (PSA) (2,5–10 μg/ml al inicio). La duración de la intervención fue de entre 6 meses [13] y 1 año [25,26], y se usaron diversas formulaciones de isoflavonas derivadas de la soja [13,25] y el trébol rojo.[26] Solo en un ensayo, en el que no se demostró cambió en la concentración sérica de PSA después de la intervención con isoflavonas, se observó una reducción en la progresión del cáncer de próstata después de 1 año en un subgrupo de hombres mayores de 65 años. No se notificaron efectos tóxicos relacionados con el tratamiento, excepto efectos adversos leves a moderados.
Tratamiento del cáncer de próstata
Se usaron diseños de oportunidad (desde la biopsia hasta la prostatectomía) en los ensayos clínicos de evaluación de las isoflavonas, suplementos de soja y productos de soja para el tratamiento del cáncer de próstata localizado antes de una prostatectomía radical (consultar Cuadro 4 y Cuadro 5). Estos ensayos se enfocaron de manera primaria en la evaluación de los marcadores biológicos séricos y tisulares que intervienen en la progresión del cáncer de próstata, la biodisponibilidad en los tejidos plasmáticos y prostáticos, y los efectos tóxicos de varias dosis. Los ensayos fueron de tamaño pequeño y corta duración. Estos ensayos son útiles para orientar el diseño de ensayos clínicos más grandes con adecuada potencia en el futuro, pero proporcionan datos inadecuados para orientar la práctica clínica.
Isoflavonas
Proteína de soja o productos de soja completa
Isoflavonas y productos de soja para la recidiva bioquímica después del tratamiento
En otros estudios se examinó la función de las isoflavonas y los productos de soja en pacientes de cáncer de próstata con recidiva bioquímica después del tratamiento. Sin embargo, en estos estudios de fase temprana no se demostraron cambios significativos en la concentración sérica de PSA o el tiempo de duplicación del PSA, [38-41] y en un estudio se indicó que la modulación de los marcadores biológicos sistémicos solubles y celulares es compatible con una reducción de la inflamación e inhibición de las células supresoras mieloides [41] (Consultar el Cuadro 6).
Tratamiento de los efectos secundarios de la supresión de andrógenos
Con frecuencia se usa tratamiento con TSA para el cáncer de próstata metastásico y localmente avanzado. Sin embargo, este tratamiento se relaciona con varios efectos secundarios adversos como disfunción sexual, afectación de la calidad de vida, cambios cognitivos y síndrome metabólico. En tres estudios se examinaron hombres sometidos a TSA quienes fueron asignados al azar para recibir placebo o un suplemento con isoflavonas (bebidas con proteína de soja pulverizada, 160 mg/día de isoflavonas) durante 12 semanas. Se notificaron efectos secundarios de la TSA en dos estudios. En ninguno de los estudios se encontró mejora de los efectos secundarios tras el tratamiento con isoflavonas en comparación con el placebo.[42,43]
En el tercer ensayo aleatorizado controlado con placebo se evaluaron cambios en la concentración del PSA y marcadores biológicos del metabolismo energético (por ejemplo, concentración sanguínea de glucosa ) y de inflamación (por ejemplo, concentración sanguínea de interleucina-6). En este estudio de hombres que recibieron TSA, los participantes se asignaron al azar a recibir suplementos con dosis altas de isoflavonas (en total 160 mg/día de isoflavonas: 64 mg de genisteína, 63 mg de daidzeína y 34 mg de gliciteína) o un placebo durante 12 semanas. En los resultados no se observaron diferencias entre los dos grupos en las concentraciones de PSA o de los parámetros metabólicos o inflamatorios (por ejemplo, glucosa o interleucina-6).[36]
Ensayos clínicos en curso
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Efectos adversos
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Vitamina D
Aspectos generales
- El cuerpo produce en forma natural vitamina D cuando se expone a la luz solar.
- En los estudios preclínicos se indica que la vitamina D podría tener efectos sobre las células del cáncer de próstata por varias vías.
- En numerosos estudios epidemiológicos se ha investigado la relación entre vitamina D y cáncer de próstata.
- Algunos estudios de intervención se centraron en el calcitriol, la forma hormonal activa de la vitamina D, en pacientes con cáncer de próstata.
Información general y antecedentes
La vitamina D, también llamada calciferol, colecalciferol (D3), o ergocalciferol (D2), es una vitamina soluble en grasas que se encuentra en pescados grasos, aceite de hígado de pescado, huevos, y productos lácteos. La vitamina D la produce el cuerpo naturalmente cuando está expuesto al sol.
En 1922, los investigadores descubrieron que, cuando se calienta el aceite de hígado de bacalao oxidado, que se llama factor A liposoluble y después conocido como Vitamina D, jugó un papel muy importante cuando se curó el raquitismo en ratas.[1]
La vitamina D cumple muchas funciones en el cuerpo, como las siguientes:
- Promover la absorción del calcio en el intestino delgado.
- Mejorar la fortaleza muscular y del funcionamiento inmunitario.
- Ayudar a reducir la inflamación.
- Ayudar a mantener concentraciones adecuadas de calcio y fosfato en la sangre.
La vitamina D se necesita para el crecimiento de los huesos y protege contra la osteoporosis en adultos.[2] El estatus de la vitamina D normalmente se revisa mediante la medición de la concentración de la hidroxyvitamina-25 D en la sangre.
Estudios preclínicos o con animales
Estudios in vitro
En un estudio se creó un sistema de microtubos que simulan la microvasculatura de la médula ósea con el fin de estudiar la función de la vitamina D en la adherencia al endotelio de las células cancerosas. En el estudio se señaló que la 1,25-α-dihidroxivitamina D3 (1,25-D3) suprime la adherencia de las células cancerosas de próstata en el sistema de microtubos. Además, se observó que la 1,25-D3 aumentó la expresión de caderina E, lo que puede prevenir la adhesión al endotelio de las células cancerosas de próstata al estimular la agregación celular.[3]
La proteína de unión de la vitamina D (PUVD) transporta la vitamina D en el flujo sanguíneo. En los estudios se ha observado que uno de sus productos, el PUVD-factor activador de los macrófagos (PUVD-maf), puede tener efectos antiangiogénicos y antitumorales. En un estudio se evaluaron los efectos de PUVD-maf en las células del cáncer de próstata. El tratamiento de las células cancerosas de próstata con PUVD-maf produjo inhibición de la proliferación y migración celular, así como reducción de las concentraciones del receptor del activador del plasminógeno urocinasa (uPAR, la actividad de este receptor se relaciona con metástasis tumorales). En estos resultados se indica que PUVD-maf tiene un efecto directo en las células del cáncer de próstata.[4]
En los estudios se indicó que la 1,25-D3 podría tener una función importante en la biología del cáncer de próstata. En los estudios se describió que una proteína recién descubierta, la proteína disulfuro isomerasa de la familia A, miembro 3 (PDIA3), puede actuar como receptor de membrana para la unión de 1,25-D3. Según lo descrito en un estudio, la PDIA3 se expresa en células prostáticas sanas así como en las líneas celulares de cáncer de próstata tipo LNCaP y PC-3. Además, en esos resultados se describe que la 1,25-D3 puede actuar sobre las células cancerosas de próstata mediante vías de señalización múltiples, lo que indica que podrían existir varios objetivos terapéuticos potenciales.[5]
La vitamina D también se combinó con la radiación en un estudio in vitro. En este estudio, se trataron las células cancerosas de próstata con ácido valproico (AVP) o 1,25-D3, seguido de radiación. Las células tratadas con AVP o 1,25-D3 y radiación presentaron una reducción más pronunciada de la proliferación celular que las tratadas con radiación sola. Las células tratadas con AVP, 1,25-D3 y radiación presentaron la mayor reducción de la proliferación celular.[6]
Estudios in vivo
Se comparó la progresión tumoral en dos modelos murinos de cáncer de próstata. En animales con genes inactivados del receptor de vitamina D, las tasas de progresión tumoral y de proliferación celular fueron más altas que en los animales comunes. Sin embargo, no se observaron estas diferencias en los ratones que recibieron suplementos de testosterona, lo que indica que puede existir una interacción significativa entre la señalización androgénica y de la vitamina D.[7]
En un estudio de 2011, ratones lampiños recibieron una alimentación de control o una alimentación insuficiente en vitamina D y, luego, recibieron inyecciones de células cancerosas de próstata en la médula ósea o en los tejidos blandos. Los ratones con deficiencia de vitamina D que recibieron inyecciones de células cancerosas en la médula ósea presentaron lesiones osteolíticas más grandes y de progresión más rápida que los ratones que recibieron concentraciones apropiadas de vitamina D. Sin embargo, no se encontraron diferencias en los tumores de tejidos blandos en los ratones con diferentes concentraciones de vitamina D. En los resultados de este estudio se indica que la deficiencia de vitamina D se relaciona con multiplicación de células cancerosas de próstata en el hueso pero no en los tejidos blandos.[8]
En un estudio de 2014, se evaluó calcitriol y un análogo de la vitamina D que produce menos calcemia, en un modelo de ratones con adenocarcinoma transgénico de próstata de ratón (TRAMP) de gran malignidad. En los ratones el análogo de la vitamina D no afectó la velocidad de presentación del cáncer resistente a castración, ya fuera que los ratones hubiesen sido tratados antes o después de la castración. No obstante, ambos análogos de la vitamina D produjeron un retraso en la progresión de los tumores primarios en los ratones con hormonas inalteradas; pero aumentaron las metástasis a órganos distantes tras el tratamiento prolongado. En conclusión, en ratones TRAMP la intervención con compuestos potentes de vitamina D hace más lenta la progresión de los tumores estimulados por andrógenos, pero, con el tiempo, puede llevar a una enfermedad más dinámica según se observó por un aumento de las metástasis a distancia (P = 0,0823).[9] Estos datos preclínicos permiten constatar los resultados de un estudio retrospectivo [10] de 2008 sobre la relación entre las concentraciones séricas de vitamina D y el cáncer de próstata dinámico (para obtener más información sobre este estudio, consultar la sección Estudios con seres humanos en la sección de este sumario sobre Vitamina D).
La vitamina D como tratamiento adyuvante
Se puede usar la crioterapia para tratar el cáncer de próstata. Se llevaron a cabo estudios para identificar las sustancias que puedan mejorar la eficacia del procedimiento de congelación. En un estudio de 2010, se trató con calcitriol, crioablación o ambos a ratones que recibieron inyecciones de células cancerosas de próstata. El grupo de tratamiento combinado presentó áreas necróticas más grandes, más apoptosis y menos proliferación celular que los otros grupos experimentales.[11] En un estudio posterior se corroboraron los hallazgos, se observó más destrucción celular de la combinación de calcitriol y crioablación que con esta última sola.[12]
Información general y antecedentes
La vitamina D, también denominada calciferol, colecalciferol (D3) o ergocalciferol (D2), es una vitamina liposoluble que se encuentra en los pescados grasos, el aceite de hígado de pescado, los huevos y los productos lácteos enriquecidos. El cuerpo produce en forma natural vitamina D cuando se expone a la luz solar.
En 1922, unos investigadores descubrieron que el aceite de hígado de bacalao oxidado y caliente, llamado factor A liposoluble y que luego se conocería como vitamina D, cumplía una función esencial para curar el raquitismo de las ratas.[1]
La vitamina D desempeña funciones múltiples en el cuerpo, como las siguientes:
- Estimula la absorción del calcio en el intestino delgado.
- Mejora la fuerza muscular y el funcionamiento inmunitario.
- Ayuda a disminuir la inflamación.
- Sirve para mantener concentraciones sanguíneas apropiadas de calcio y fosfato.
La vitamina D se necesita para el crecimiento óseo y protege contra la osteoporosis en adultos.[2] La situación de la vitamina D usualmente se evalúa con la concentración sanguínea de 25-hidroxivitamina D.
Estudios con seres humanos
Estudios epidemiológicos
La relación entre vitamina D y cáncer de próstata ha sido evaluada en estudios epidemiológicos numerosos. Se midieron anualmente, durante 5 años, las concentraciones de vitamina D en pacientes con cáncer de próstata no metastásico. En los resultados se describió que a lo largo del estudio, la insuficiencia de vitamina D prevaleció entre estos pacientes con cáncer.[13] En un estudio de 2011, se evaluaron las concentraciones de los metabolitos de vitamina D en pacientes con cáncer de próstata. En el análisis se describió mayor riesgo de presentar cáncer de próstata metastásico en los pacientes con las concentraciones plasmáticas más bajas de 25-hidroxivitamina D [25(OH)D] antes del diagnóstico que en los pacientes con las concentraciones más altas de 1,25(OH)D. Sin embargo, no se encontró relación entre el cáncer de próstata metastásico y las concentraciones circulantes de 1,25(OH)D.[14] En otro estudio, se midieron las concentraciones séricas de 25(OH)D en pacientes con cáncer de próstata. En los resultados se indica que las concentraciones séricas intermedias o altas de 25(OH)D se podrían relacionar con mejor pronóstico que las concentraciones bajas. En estos resultados se indica que la 25(OH)D podría tener una función en la progresión de la enfermedad y podría ser un marcador pronóstico en los pacientes con cáncer de próstata.[15] Se seleccionaron participantes del estudio Alpha-Tocopherol, Beta-Carotene Cancer Prevention (ATBC) con diagnóstico de cáncer de próstata y otros de control con el fin de someterlos a análisis y control durante un máximo de 20 años. En los resultados se indicó que el riesgo de presentar cáncer de próstata fue mayor en los hombres con las reservas más altas de vitamina D (valorada por concentraciones séricas de 25(OH)D) que en los hombres con reservas más bajas de vitamina D.[16] En un estudio retrospectivo de 2008 llevado a cabo en 749 hombres con diagnóstico de cáncer de próstata realizado después de 1–8 años de la extracción de sangre y en 781 controles apareados se encontró que las concentraciones circulantes más altas de 25(OH)D se podrían vincular con aumento del riesgo de enfermedad dinámica.[10] Ambos estudios [10,16] fueron incluidos en un metanálisis de 21 estudios con 11 941 casos y 13 870 controles. En este metanálisis se encontró aumento de 17 % en el riesgo de cáncer de próstata en los hombres con las concentraciones más altas de 25(OH)D.[17] Una de las explicaciones sobre estos datos fue un posible sesgo de detección en los hombres de los grupos socioeconómicos más altos quienes tenían concentraciones más altas de vitamina D y mayor probabilidad de ser sometidos a pruebas de antígeno prostático específico (PSA), lo que resulta en tasas de incidencia más altas.
En un estudio de casos y controles de hombres sometidos a biopsias de próstata, fue más probable que se detectara cáncer en la biopsia de los hombres con las concentraciones más bajas de vitamina D antes de la biopsia que en aquellos con concentraciones prebiopsia que no eran bajas.[18] Se midieron las concentraciones séricas de 25(OH)D en 667 hombres de Chicago que iban a ser sometidos por primera vez a una biopsia de próstata debido a concentraciones elevadas del PSA o por un examen rectal digital anormal.[18] La deficiencia grave de vitamina D (<12 ng/ml) se vinculó con aumento del riesgo de diagnóstico de cáncer de próstata en la biopsia de los hombres estadounidenses de raza negra. La deficiencia grave se relacionó en forma positiva con una puntaje de Gleason (≥4+4) y estado clínico más alto (>cT2b), así como con una categoría de riesgo general mayor tanto en los hombres estadounidenses blancos como en los de raza negra. En contraste, en un análisis de casos (n = 1731) y cohorte (n = 3203) del Selenium and Vitamin E Cancer Prevention Trial (SELECT), en el que se midieron las concentraciones iniciales en suero de 25(OH)D, se describió una reducción significativa en el riesgo de los hombres que tenían concentraciones moderadas (45–70 nmol/L) comparado con el riesgo de los hombres que tenían concentraciones más bajas o más altas.[19] Esta relación en forma de U fue más pronunciada para los casos de cáncer con puntajes de Gleason entre 7 y 10. Ciento noventa hombres participantes de un gran estudio epidemiológico fueron sometidos a prostatectomía radical por cáncer de próstata localizado desde el punto de vista clínico.[20] Al momento de la prostatectomía, 87 hombres (45,8 %) exhibían características patológicas adversas, definidas como Gleason 4 primario, cualquier Gleason 5 o una diseminación extraprostática. Los hombres con características patológicas adversas tenían una mediana de concentración sérica de 25(OH)D (22,7 ng/ml) más baja en comparación con sus contrapartes (27,0 ng/ml), y era más probable que presentaran concentraciones séricas de 25(OH)D de menos de 30 ng/ml.
Una manera importantísima de obtener la vitamina D es a través de la luz solar. En estudios se ha investigado la posible relación entre exposición a la luz solar y cáncer de próstata. Según un estudio de 2006, las concentraciones del PSA aumentan a una velocidad menor durante la primavera y el verano en comparación con otras épocas del año; esto se podría relacionar con las concentraciones más altas de vitamina D obtenidas durante esos meses.[21] En un estudio se encontró que aunque los hombres blancos con grado bajo de exposición solar presentaron riesgo aumentado de todos los cánceres de próstata, entre los hombres con cáncer de próstata, una menor exposición solar se relacionó con menor riesgo de enfermedad avanzada. En los resultados de un metanálisis publicado en el mismo informe, se describió que los hombres con exposición solar baja presentaron riesgo aumentado de cáncer de próstata nuevo o avanzado.[22] En el análisis de la tasa de mortalidad entre 1950 y 1994, se encontró que la distribución geográfica de la mortalidad del cáncer de próstata en los Estados Unidos presentó una relación inversa con la radiación UV. Además, esta relación fue más evidente en las áreas situadas al norte de 40°N de latitud.[23] Asimismo, en un estudio en Francia se informó que la radiación UV se podría relacionar con disminución de la mortalidad y el riesgo de cáncer.[24]
En varios estudios se exploró la relación posible entre el receptor de la vitamina D (RVD) y el riesgo de cáncer de próstata. En un estudio prospectivo de 2011 se investigó la expresión del RVD en los tumores de próstata. Los pacientes con grado alto de expresión del RVD presentaron una concentración del PSA más baja al momento del diagnóstico, un estadio tumoral menos avanzado y un riesgo más bajo de cáncer mortal de próstata, en comparación con los pacientes con menor grado de expresión de RVD en los tumores.[25] En un estudio de 2009, se analizaron las variantes genéticas del RVD en pacientes con cáncer de próstata que participaron en el ensayo Prostate Testing for Cancer and Treatment (ProtecT). Se encontraron cinco polimorfismos de RVD en los participantes. En un metanálisis publicado en el mismo informe, no se encontró relación entre las variantes específicas y el estadio del cáncer de próstata (sistema de estadificación TNM), pero se encontró que tres genotipos (BSML, APAL y TAQL) se podrían relacionar con el tipo de cáncer (puntaje de Gleason). Este hallazgo parece indicar que podría existir una relación entre los polimorfismos específicos del RVD y cáncer de próstata avanzado en el momento del diagnóstico.[26] En un estudio de 2010, se evaluaron los polimorfismos del receptor RVD, la enzima que activa la vitamina D (1-α-hidroxilasa, CYP27B1) y la enzima que la inactiva (24-hidroxilasa, CYP24A1). Las variaciones en los tres genes investigados se relacionaron con cambios en el riesgo de recidiva y progresión del cáncer de próstata, así como con la mortalidad por cáncer de próstata.[27] En un estudio de casos y controles, se analizó la correlación entre los polimorfismos de un solo nucleótido (PSN) en la PUVD y el cáncer de próstata. Dos PSN en la PUVD se relacionaron con un aumento del riesgo de cáncer de próstata y un puntaje de Gleason alto.[28] Sin embargo, en un estudio de consorcio de otra cohorte grande, no se observó un vínculo estadísticamente significativo entre 25(OH)D ni los PSN relacionados con la vitamina D y el cáncer de próstata mortal.[29]
En un ensayo controlado aleatorizado de 2018, se administraron suplementos de vitamina D3 (colecalciferol) y ácidos grasos omega-3 a hombres de 50 años o más y mujeres de 55 años o más para la prevención del cáncer y la enfermedad cardiovascular. El suplemento de vitamina D no disminuyó la incidencia de ningún cáncer, incluso el cáncer de próstata, o la enfermedad cardíaca en comparación con el placebo.[30]
En un metanálisis de 45 estudios de observación de 2008 no se encontró relación entre el consumo de vitamina D y el riesgo de cáncer de próstata.[31] En un metanálisis publicado en 2011 se revisaron 25 estudios que examinaron la relación entre la incidencia de cáncer de próstata y los indicadores del estado de vitamina D. En el análisis de estos estudios no se encontró relación entre la vitamina D alimentaria o las concentraciones circulantes de la misma y el riesgo de cáncer de próstata.[32] Sin embargo, en un análisis transversal de 119 hombres (88 hombres afroamericanos y 31 hombres euroamericano) que se sometieron a una prostatectomía, la proliferación tumoral según indicó la medición de la expresión de Ki-67 en el tejido prostático, mostró una correlación inversa entre la 1,25(OH)D sérica y la expresión de Ki-67 en las células tumorales, lo que aporta una prueba preliminar de la propiedad antiproliferativa de la vitamina D. No se observó ninguna correlación entre 25(OH)D y el biomarcador de proliferación tumoral (Ki-67).[33]
Estudios de intervención
El calcitriol, la forma hormonal activa de la vitamina D, fue el centro de algunos estudios de pacientes con cáncer de próstata. En un estudio sin anonimato de fase II se administró tratamiento a pacientes con recidiva del cáncer de próstata con calcitriol y naproxeno durante un año. La combinación de calcitriol y naproxeno fue eficaz para disminuir la tasa de aumento de las concentraciones del PSA en los participantes del estudio, lo que indica que podría retardar la progresión de la enfermedad.[34] En un estudio de 2010, se trató con dexametasona a los pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración. En los resultados se describió que aunque los participantes toleraron bien los tratamientos, estos no afectaron las concentraciones del PSA.[35]
En un estudio de 2009, se trató con vitamina D2 (ergocalciferol) en dosis diarias de 10 o 25 μg a pacientes de cáncer de próstata metastásico o localmente avanzado y con aumento asintomático de las concentraciones del PSA. Los investigadores informaron que cerca de 20 % de estos pacientes presentaron al menos 25 % de disminución en las concentraciones del PSA después de 3 meses de iniciar vitamina D2.[36]
Ensayos clínicos en curso
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Efectos adversos
Efectos tóxicos de la vitamina D
En la mayoría de los casos, los síntomas de toxicidad de la vitamina D obedecen a la hipercalcemia, pero hay pruebas escasas que indican que las concentraciones altas de vitamina D también se pueden expresar en distintos órganos, incluso los riñones, los huesos, el sistema nervioso central y el aparato cardiovascular. Los síntomas de toxicidad se pueden observar en una ingesta de 10 000 a 50 000 UI diarias durante muchos años. La hipercalcemia es el resultado de un aumento dependiente de la vitamina D de la absorción intestinal del calcio, que conduce a aumentos rápidos de las concentraciones de calcio en la sangre. Los efectos secundarios incluyen la pérdida del mecanismo de concentración urinario del túbulo renal (que produce poliuria y polidipsia), disminución del receptor del factor de crecimiento, hipercalciuria y calcificación metastásica de los tejidos blandos. El sistema nervioso central también se puede ver afectado, lo que produce depresión y anorexia graves.[37]
Se publicó una revisión sistemática de las interacciones y la farmacocinética de la vitamina D con los fármacos utilizados para el tratamiento del cáncer.[38] Sobre la base de la revisión, 26 artículos cumplieron con los criterios de inclusión. El calcitriol fue la forma de vitamina D que se administró más comúnmente; los adultos con cáncer de próstata y tumores sólidos fueron las poblaciones mejor representadas en esta revisión sistemática. La hipercalcemia (en dosis de 74 μg/semanales [3000 UI]; 125 μg/semanales [5000 UI] con la adición de dexametasona) fue el efecto secundario que se notificó con más frecuencia. En dos estudios, también se observó hipofosfatemia,[39,40] en los que se administró vitamina D junto con docetaxel a hombres con cáncer de próstata. Los autores concluyeron que no se experimentaron efectos adversos más allá de lo que se esperaba por la administración de complementos con dosis altas de calcitriol y se indicó que presentaba un riesgo bajo de interacción. Algunos regímenes de quimioterapia parecen reducir el 25(OH)-D3 o el 1,25-D3 séricos.
En diversos estudios se evaluó la inocuidad y eficacia de las dosis alta de calcitriol administrados junto con fármacos de quimioterapia a hombres con cáncer de próstata independiente de los andrógenos, cáncer de próstata resistente al tratamiento hormonal y cáncer de próstata metastásico resistente a la castración.[40-42] En los estudios en los que se administró docetaxel y calcitriol a hombres con cáncer de próstata independiente de los andrógenos, no se observó un aumento de los efectos tóxicos en comparación con el docetaxel solo.
En un estudio de hombres con cáncer de próstata resistente al tratamiento hormonal, se examinó la actividad y tolerabilidad de dosis altas de calcitriol (32 μg/semanales [1300 UI]) semanal con docetaxel en pacientes que se habían sometido antes a tratamiento con docetaxel.[39] El calcitriol se administró en forma oral en tres dosis divididas y el docetaxel se administró en forma intravenosa (30 mg/m2) con dexametasona (8 mg) oral 12 horas antes en el momento de la administración de docetaxel y 12 horas después de esta. La mayoría de los efectos adversos fueron efectos tóxicos previstos relacionados con la quimioterapia. Se observó hipercalcemia de grado 2 en un paciente. Se interrumpió la administración de calcitriol hasta que se resolvió la hipercalcemia. El consumo del complemento se reinició después de 2 semanas. En otro paciente se observó fatiga persistente de grado 3; se interrumpió el tratamiento con calcitriol a medida que se redujo el docetaxel.
Ensayos clínicos de fase I
En los estudios clínicos de fase I se investigó la dosis máxima tolerada (DMT) del calcitriol intravenoso y oral semanal junto con diferentes fármacos quimioterapéuticos para tratar el cáncer. En un estudio se examinó la DMT de calcitriol en conjunción con 250 mg/día de gefitinib (quimioterapia oral utilizada para tratar el cáncer de pulmón) en 32 pacientes con tumores sólidos en estadio avanzado que eran metastásicos o irresecable.[43] En dosis de hasta 74 μg (3000 UI) por semana, no se observaron efectos tóxicos limitantes de dosis. Se observó hipercalcemia de grado 2 en 2 de 4 pacientes que recibieron 96 μg (3900 UI) de calcitriol por semana y se indicó que no era tolerable. No se observó una inhibición significativa de la médula ósea con ninguna dosis. Se indicó que una dosis de 74 μg (3000 UI) por semana es la DMT. En el estudio no se indica una interacción importante entre el calcitriol y el gefitinib.
En un segundo estudio de fase I se examinó la DMT y las características farmacocinéticas del calcitriol cuando se administra con paclitaxel durante un ciclo de 6 semanas.[44] Se inscribieron en el ensayo 36 pacientes (diagnósticos heterogéneos) y se les administró dosis crecientes de calcitriol oral, comenzando con 4 μg (160 UI) durante 3 días consecutivos y aumentando a 38 μg (1520 UI) con una infusión semanal de 80 mg/m2 de paclitaxel. Los resultados demostraron que se pueden administrar con inocuidad dosis muy altas de calcitriol con paclitaxel. En el ensayo no hubo efectos tóxicos que limitaran la dosis y, no se presentó una hipercalcemia clínicamente importante con una dosis de 38 μg/semana. Sin embargo, es importante señalar que los participantes recibieron entre 8 y 76 cápsulas de calcitriol y no se informó sobre el cumplimiento terapéutico de la dosis recetada de calcitriol.
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Vitamina E
Aspectos generales
- La mayor parte de la vitamina E alimentaria proviene del tocoferol γ. Las fuentes alimentarias de la vitamina E son, entre otras, el aceite vegetal, las nueces y la yema de los huevos.
- En investigaciones se indicó que la vitamina E podría proteger contra una variedad de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares.
- En estudios se indica que la proteína asociada al tocoferol α (PAT) podría actuar como supresor tumoral del cáncer de próstata.
- Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) iniciaron en el 2001 un gran ensayo clínico multicéntrico, el Selenium and Vitamin E Cancer Prevention Trial (SELECT) con el fin de investigar los efectos del selenio y la vitamina E en la formación del cáncer de próstata.
- En los resultados actualizados del SELECT en 2011 se observó que los hombres que tomaron vitamina E sola presentaron aumento de 17 % en el riesgo de cáncer de próstata en comparación con los hombres que tomaron placebo.
- En un análisis de resultados de SELECT de 2014, se describió que los hombres con valores iniciales altos de selenio aleatorizados para recibir complementos de selenio presentaron aumento en el riesgo de cáncer de próstata de grado alto; pero la administración de suplementos de vitamina E no tuvo efecto en los hombres con reservas altas de selenio.
Información general y antecedentes
En 1922 se descubrió que la vitamina E es un factor esencial para la reproducción.[1]
La vitamina E se encuentra en ocho formas diferentes: cuatro tocoferoles (α, β, γ y σ) y cuatro tocotrienoles (α, β, γ y σ).[2] En comparación con otros tocoferoles, el tocoferol α (la forma de vitamina E que se encuentra con mayor frecuencia en los suplementos alimentarios) es el más abundante en el cuerpo y es la forma más activa a nivel biológico. La mayor parte de la vitamina E alimentaria proviene del tocoferol γ. El aceite vegetal, las nueces y las yemas de los huevos son algunas de las fuentes alimentarias de vitamina E.[3]
La biodisponibilidad de la vitamina E depende de varios factores, como la matriz alimentaria que la contiene (por ejemplo, alimentos bajos o altos en grasas).[4] Las lipoproteínas de densidad alta y baja (HDL y LDL, respectivamente) transportan la vitamina E a los tejidos. Las LDL entregan vitamina E a través de una vía endocítica, mientras que la proteína del casete de unión al TFA, subfamilia 1 y el receptor depurador clase B tipo 1 (SR-BI) participan en el transporte de la vitamina E en las HDL.[5]
En investigaciones se indica que la vitamina E podría proteger contra una variedad de enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares.[1] Muchos de los beneficios para la salud se han atribuido a sus efectos como un antioxidante potente. Al igual que otros antioxidantes, la vitamina E protege a las membranas celulares por interferencia con las reacciones que forman productos de hidroperóxidos lipídicos.[5] La vitamina E también tiene funciones que no son antioxidantes: se ha mostrado que modula las vías de señalización y expresión génica.[3]
Estudios con seres humanos
Estudios epidemiológicos
El National Institutes of Health-American Association of Retired Persons (NIH-AARP) Diet and Health Study se inició para evaluar si el consumo de suplementos de vitamina E y de tocoferol alimentario podrían prevenir el cáncer de próstata. Los participantes del estudio respondieron cuestionarios sobre la frecuencia de alimentos y se les dio seguimiento durante 5 años. No se encontró relación entre los suplementos de vitamina E y el riesgo de cáncer de próstata. No obstante, se observó una reducción del riesgo de cáncer de próstata avanzado con el consumo elevado de tocoferol γ.[6]
En un estudio de 2010, se midieron las concentraciones de oligoelementos y vitamina E en pacientes con cáncer de próstata. Los pacientes con cáncer de próstata presentaron concentraciones significativamente menores de vitamina E plasmática que los controles sanos. Además, se observó una relación inversa entre las concentraciones del antígeno prostático específico y la vitamina E plasmática.[7]
En los estudios se indica que la proteína asociada con el tocoferol α (PAT) podría tener actividad de supresión tumoral en el cáncer de próstata. En un estudio de 2007, se examinaron especímenes de cáncer de próstata obtenidos durante la prostatectomía radical con el fin de medir la expresión de PAT. En los resultados se observó que la expresión baja de PAT en el tejido prostático y las concentraciones más bajas de PAT se relacionaron con estadios clínicos más altos y mayor tamaño tumoral.[8]
En un estudio publicado en el 2011 se midió el tocoferol α sérico y el consumo de suplementos de vitamina E con hormonas esteroideas en participantes del Third National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III). En los resultados se observó una relación inversa entre las concentraciones séricas de tocoferol α y las hormonas esteroideas sexuales, pero solo en los fumadores.[9]
Se evaluó el tocoferol α sérico, las concentraciones de tocoferol γ y el riesgo de cáncer de próstata en participantes del Prostate, Lung, Colorectal and Ovarian (PLCO) Screening Trial. Se observó una relación inversa entre las concentraciones de tocoferol α y el cáncer de próstata, pero solo en los fumadores activos y en quienes había dejado de fumar recientemente.[10] En un metanálisis de nueve estudios de casos y controles anidados, lo que representó aproximadamente 370 000 hombres de diferentes países, también se encontró una relación inversa entre las concentraciones sanguíneas de tocoferol α y el riesgo de cáncer de próstata, en este caso en todos los pacientes del estudio y no solo en el subgrupo de fumadores.[11] En este análisis no se observó relación con las concentraciones de tocoferol γ. El riesgo de cáncer de próstata se redujo en 21 % por cada 25 mg/l de aumento en las concentraciones sanguíneas de tocoferol α.
En el North Carolina-Louisiana Prostate Cancer Project se investigaron las diferencias de raza y ubicación geográfica en relación con la agresividad del cáncer de próstata.[12] Se estudiaron los efectos del consumo alimentario de tocoferoles, la administración de complementos de vitamina E y los biomarcadores de tocoferol en el tejido graso. En 1023 hombres estadounidenses de ascendencia africana y 1079 hombres blancos participantes del estudio que tenían cáncer de próstata nuevo, se observaron relaciones inversas entre las fuentes alimentarias de tocoferol y la agresividad del cáncer de próstata; estas diferencias fueron estadísticamente significativas en los hombres blancos pero no en los hombres estadounidenses de ascendencia africana.
Estudios de intervención
En el Physicians’ Health Study II se investigó si la vitamina C o la vitamina E prevenían el cáncer de próstata y otros tipos de cáncer en hombres. Se aleatorizó a los participantes del estudio para recibir suplementos de vitamina E (400 UI de tocoferol α sintético en días alternos) y vitamina C (500 mg/día de ácido ascórbico sintético) y, luego, se realizaron controles durante un promedio de 8 años. Las tasas globales de cáncer de próstata fueron muy similares en los grupos de suplementos de vitamina E y placebo, lo que indica que la vitamina E no previene el cáncer de próstata. Además, en estos participantes la vitamina E no afectó la mortalidad ni el cáncer total.[13]
Aunque no se diseñó principalmente con este objetivo, el Alpha-Tocopherol, Beta-Carotene Cancer Prevention (ATBC) Study ha sido un recurso para los investigadores que estudian el cáncer de próstata y la vitamina E.[14] Se llevó a cabo un estudio de seguimiento prolongado en participantes del estudio ATBC. Se evaluaron las concentraciones plasmáticas iniciales de tocoferol α y el aporte alimentario de vitamina E en los participantes y se realizaron controles durante un máximo de 19 años. En los resultados se indica que aunque no se encontró relación entre las concentraciones alimentarias de vitamina E y el riesgo de cáncer de próstata, las concentraciones séricas más altas de tocoferol α se podrían relacionar con disminución del riesgo de presentar cáncer de próstata avanzado.[15] En un estudio de 2009, se analizaron y se sometieron a genotipificación las muestras de sangre obtenidas de los participantes del estudio ATBC. En los resultados se observó que las variaciones genéticas en los genes TTPA y SEC14L2 se relacionan con el tocoferol α sérico pero no afectan directamente el riesgo de cáncer de próstata. Sin embargo, en los resultados se indicó que los polimorfismos en SEC14L2 pueden influir sobre el efecto de la administración de complementos de tocoferol α en el riesgo de cáncer de próstata.[16] En un estudio, que también se centró en el estudio ATBC, se investigó si las concentraciones de tocoferol α afectaban el tiempo de supervivencia de hombres con diagnóstico de cáncer de próstata. Se evaluaron las concentraciones de tocoferol α sérico al inicio y 3 años después. Las concentraciones más altas de tocoferol α, tanto al inicio como a los 3 años, se relacionaron con mejora de la supervivencia del cáncer de próstata.[17]
En un estudio de 2011, se investigó la relación entre las concentraciones séricas de tocoferoles α y γ además del riesgo de cáncer de próstata de los participantes del Carotene and Retinol Efficacy Trial (CARET). CARET fue un estudio aleatorizado, controlado con placebo en el que se investigó si la administración diaria de suplementos de betacaroteno y palmitato de retinol podría disminuir el riesgo de cáncer de pulmón en los fumadores empedernidos y en los trabajadores expuestos al (amianto). En los resultados se indicó que en los fumadores activos las concentraciones séricas más altas de tocoferol α y γ se relacionaron con un menor riesgo de cáncer de próstata agresivo. Además, en los resultados se indicó que podría existir una interacción entre el genotipo G-463A de la mieloperoxidasa (MPO), la concentración sérica de tocoferol α y el riesgo de cáncer de próstata. Se relacionaron genotipos específicos con el aumento del riesgo de cáncer de próstata en los participantes con las concentraciones séricas más bajas de tocoferol α, mientras que estos mismos genotipos con concentraciones más altas de tocoferol α se relacionaron con la disminución del riesgo de cáncer de próstata.[18]
Selenium and Vitamin E Cancer Prevention Trial (SELECT)
A partir de los resultados de estudios anteriores,[14,19] los NIH iniciaron, en el 2011, un gran ensayo clínico multicéntrico denominado SELECT, con el fin de estudiar los efectos de selenio y vitamina E sobre la formación del cáncer de próstata. SELECT fue un ensayo de fase III, aleatorizado, con enmascaramiento doble, controlado con placebo y de base poblacional.[20] Se asignó al azar a más de 35 000 hombres de 50 años, o más, en más de 400 centros de estudio de los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico para recibir a diario vitamina E (acetato de tocoferol α holo-rac, 400 UI/día) con un placebo, selenio (L-selenometionina, 200 µg/día) con un placebo, vitamina E con selenio o dos placebos durante 7 a 12 años. El criterio principal de valoración del ensayo clínico fue la incidencia de cáncer de próstata.[20]
Los resultados iniciales de SELECT se publicaron en 2009. No se presentaron diferencias estadísticamente significativas en las tasas de cáncer de próstata entre los cuatro grupos. En el grupo de vitamina E sola, el aumento en las tasas de cáncer de próstata no fue significativo (P = 0,06); en el grupo de selenio solo, se observó un aumento en la incidencia de diabetes mellitus que no fue significativo (P = 0,16). A partir de estos resultados, el comité de datos y control de la seguridad recomendó que los participantes suspendieran el consumo de los suplementos del estudio.[21]
Los resultados actualizados se publicaron en 2011. Cuando se comparó con placebo, la tasa de detección del cáncer de próstata fue significativamente mayor en el grupo de vitamina E sola (P = 0,008), lo que representó un aumento de 17 % en el riesgo de cáncer de próstata. La incidencia de cáncer de próstata también fue mayor en los hombres que tomaron selenio que en los hombres que tomaron placebo, pero estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.[22]
Se midieron las concentraciones de selenio en las uñas de los pies en dos estudios de caso-cohorte de un subgrupo de participantes de SELECT. La administración de suplementos de vitamina E (sola) no tuvo efecto en los hombres con mayor dotación de selenio al inicio, pero este tratamiento incrementó el riesgo de cáncer de próstata total (63 %; P = 0,02), de grado bajo (46 %; P = 0,09) y grado alto (111 %; P = 0,008) en los hombres con la menor dotación de selenio al inicio. Los autores concluyeron que los hombres mayores de 55 años deben evitar el consumo de suplementos con vitamina E o selenio en dosis que excedan las recomendaciones alimentarias.[23] En un análisis de casos y cohortes de 1434 hombres en el SELECT que se sometieron al análisis de los polimorfismos de un solo nucleótido en 21 genes, los investigadores hallaron fundamentos para la hipótesis de que las variantes genéticas de los genes que participan en el metabolismo y el transporte del selenio y la vitamina E podrían influir en el riesgo general o de grado alto de cáncer de próstata, y que la complementación con selenio o vitamina E podrían modificar la respuesta de cada persona ante estos riesgos.[24]
La dosis y forma de la vitamina E utilizada en SELECT pudo afectar los resultados. Según los resultados del estudio ATBC, se decidió que el acetato de tocoferol α holo-rac sería la forma de vitamina E utilizada en SELECT. La dosis utilizada en SELECT (400 UI) fue mayor que la del estudio ATBC. Los investigadores del SELECT optaron por la dosis más alta debido a que era la que se encontraba en los suplementos de vitaminas, además existían pruebas de los beneficios de las dosis altas (incluso de una disminución en la enfermedad de Alzheimer y la degeneración macular relacionada con la edad) y se creía que una dosis mayor protegería más contra el cáncer de próstata que una dosis menor.[25] Después de los resultados del SELECT, se conjeturó que las concentraciones elevadas de tocoferol α podrían afectar las concentraciones de tocoferol γ, otra forma de vitamina E que podría tener efectos de quimioprevención.[26] Otra diferencia importante entre los estudios ATBC y SELECT que podría explicar los resultados fue el tabaquismo como una categoría de los participantes del estudio. Los participantes del estudio ATBC eran fumadores, mientras que 7,5 % de los participantes de SELECT consumían productos de tabaco.[27]
Ensayos clínicos en curso
Realizar una búsqueda avanzada en inglés de los ensayos clínicos sobre cáncer auspiciados por el NCI que ahora aceptan pacientes. La búsqueda se puede simplificar por ubicación del ensayo, tipo de tratamiento, nombre del fármaco y otros criterios. También se dispone de información general sobre los ensayos clínicos.
Efectos adversos
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos consideró a los tocoferoles α como sustancias generalmente reconocidas como inocuas.[28]
En el Physicians’ Health Study II, no se notificaron efectos adversos significativos en cuanto a síntomas del tubo digestivo, fatiga, somnolencia, exantema o cambio de color en la piel, o migraña. No obstante, los participantes que tomaron vitamina E (400 UI de tocoferol α en días alternos) presentaron más accidentes cerebrovasculares hemorrágicos que los participantes que tomaron placebo.[13] En el estudio ATBC también se observó un aumento en los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos en los participantes del grupo de vitamina E (50 mg de tocoferol α/día).[14]
En el informe inicial de los resultados de SELECT, no se encontraron diferencias significativas en las incidencias de efectos adversos menos graves (por ejemplo, alopecia, dermatitis y nauseas) de los grupos que recibieron vitamina E (400 UI de acetato de tocoferol α holo-rac /día) y los de otros grupos de tratamiento.[21] En el análisis de seguimiento de los participantes de SELECT se encontró aumento del riesgo de cáncer de próstata en los hombres del grupo de vitamina E sola.[22]
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Terapias con multicomponentes
Pomi-T (granada, té verde, brócoli y cúrcuma)
En un ensayo aleatorizado, enmascaramiento doble , controlado con placebo, se aleatorizó a 199 hombres con cáncer de próstata localizado para recibir un suplemento alimentario, Pomi-T o placebo (2:1) durante 6 meses.[1] El Pomi-T contenía granada entera pulverizada, brócoli pulverizado y cúrcuma pulverizada, 100 mg de cada uno; y 20 mg de extracto de té verde (equivalente a 100 mg de té). Los ingredientes herbarios en este complemento eran materiales de plantas crudos y secos, y un extracto en polvo de plantas sin estandarización química. La estandarización química se aplica ampliamente en extractos herbarios a fin de mejorar la reproducibilidad de los estudios con suplementos alimentarios a base de hierbas mediante análisis químicos cualitativos y cuantitativos. No se presentaron diferencias significativas en la edad o el puntaje de Gleason entre los grupos. Un 40 % de los pacientes presentó concentraciones en aumento del antígeno prostático específico (PSA) después de la terapia local y 60 % estaban en vigilancia activa (terapia prelocal). En el estudio se encontró un aumento de 14,7 % en la mediana del PSA después de 6 meses en el grupo del Pomi-T en comparación con un aumento de 78,5 % en la mediana del PSA en el grupo de placebo. Se toleró bien el suplemento sin que se presentaran aumentos significativos en los efectos adversos en comparación con el placebo; aunque se observó una tendencia de aumento de la flatulencia y la diarrea en el grupo bajo suplementos.
Hay diferencias importantes entre la estandarización y preparación de la granada. Aunque, por lo general, la fruta seca pulverizada se encuentra en los mercados, una cantidad equitativa del extracto del fruto del granado tiene un contenido mucho más alto de polifenoles, que son los constituyentes bioactivos que pueden utilizarse en la estandarización química de las preparaciones.
Licopeno, selenio y té verde
En un estudio clínico aleatorizado, controlado con placebo y con enmascaramiento doble se administró un suplemento con licopeno (35 mg), selenio (55 µg) y catequinas de té verde (600 mg) durante 6 meses a hombres con neoplasia prostática intraepitelial de grado alto (NPIGA) o con proliferación microacinar atípica, se observó una incidencia más alta de cáncer de próstata en la biopsia posterior de los hombres que recibieron el suplemento. Aunque la tasa prevista (o de referencia histórica) de progresión al cáncer de próstata es inferior a 20 % (incluso al año), más de 25,5 % de esta población de hombres recibieron un diagnóstico de cáncer de próstata a los 6 meses, que tal vez se deba a un muestreo insuficiente y posibles cánceres no identificados al medir los valores iniciales. El porcentaje alto de biopsias que dieron positivas plantea inquietudes respecto a los cánceres no identificados durante la biopsia inicial de referencia y, por ende, exige la realización de más estudios.[2]
Licopeno y otros componentes
En un estudio que asignó de forma aleatoria a 79 hombres a una intervención nutricional antes de la prostatectomía para el consumo diario de productos de tomate con 30 mg de licopeno; productos de tomate con selenio, ácidos grasos omega-3, isoflavonas de soja, jugo de uva/granada y té verde/negro; o una alimentación controlada durante 3 semanas.[3] No hubo diferencias en los valores del PSA entre los grupos de intervención y los grupos de control. No obstante, en un análisis de exploración posterior se hallaron valores del PSA más bajos en los hombres con cáncer de próstata de riesgo intermedio que consumieron productos de tomate y en los hombres con el mayor aumento en la concentración de licopeno.
Zyflamend
Aspectos generales
- Zyflamend es un suplemento alimentario que contiene extractos obtenidos mediante CO2 supercrítico y extractos hidroalcohólicos combinados y suspendidos en aceite de oliva de las siguientes hierbas: romero, cúrcuma, jengibre, albahaca sagrada, té verde, Fallopia japónica, Coptis chinensis, agracejo (bérberis), orégano y Scutellaria baicalensis.
- Los componentes individuales de Zyflamend tienen propiedades antiinflamatorias y posiblemente anticancerígenas.
- En varios estudios preclínicos, se observó que Zyflamend impide la expresión de ciertos genes que participan en la respuesta inflamatoria y en la progresión del cáncer, como los de la ciclooxigenasa 1 (COX-1), COX-2, 5-lipooxigenasa (5-LOX) y 12-LOX.
- En otros estudios preclínicos, se observó actividad anticancerosa de Zyflamend como sustancia única, y aumento de la supresión del cáncer cuando se administra con fármacos quimioterapéuticos y hormonales.
- En los resultados de un estudio de fase I de Zyflamend se indica que el consumo de estos suplementos no se relaciona con toxicidad o efectos adversos graves.
Información general y antecedentes
Zyflamend es un suplemento alimentario que contiene extractos obtenidos mediante CO2 suprecrítico y extractos hidroalcohólicos combinados y suspendidos en aceite de oliva de las siguientes hierbas:
- Romero (Rosmarinus officinalis L.).
- Cúrcuma (Curcuma longa L.).
- Jengibre (Zingiber officinale Roscoe).
- Albahaca sagrada (Ocimum sanctum L.).
- Té verde (Camellia sinensis [L.] Kuntze).
- Hu zhang Fallopia japónica (Polygonum cuspidatum Siebold & Zucc.
- Fibra de oro china Coptis chinensis Franch.).
- Agracejo (Berberis vulgaris L.).
- Orégano (Origanum vulgare L.).
- Escutelaria asiática (Scutellaria baicalensis Georgi).
Los componentes individuales de Zyflamend tienen propiedades antiinflamatorias y, posiblemente, anticancerígenas. Por ejemplo, en los resultados de un estudio de 2011 se indicó que Zyflamend puede inhibir la multiplicación de células de melanoma.[4]
Se ha observado que el extracto de Zyflamend tiene efectos antiinflamatorios a través de la inhibición de la actividad de la ciclooxigenasa (COX). Las COX son enzimas que convierten el ácido araquidónico en prostaglandinas, que se piensa que cumplen una función en la formación tumoral y en las metástasis. Una enzima tipo COX, la COX-2, se activa durante situaciones de enfermedad crónica, como el cáncer.[5]
Se desconocen los mecanismos antioncogénicos de la actividad de Zyflamend, pero según un estudio, Zyflamend puede impedir la activación del factor nuclear Kappa B (NF-κB) (un factor de transcripción nuclear que participa en la carcinogénesis) y de los productos de los genes regulados por NF-κB.[6]
Estudios preclínicos o con animales
Estudio in vitro
En un estudio publicado en 2012, se trató con Zyflamend a células de cáncer de próstata humano in vitro. Las células tratadas con los suplementos en concentraciones que oscilaron entre 0,06 a 0,5 μl/ml presentaron disminuciones dependientes de la dosis en los grados de expresión del receptor androgénico y del PSA, en comparación con las células tratadas con el vehículo de control: dimetil sulfóxido. Se observó que las células cancerosas de la próstata tratadas con la combinación de Zyflamend (0,06 μl/ml) y bicalutamida (25 μM), un inhibidor del receptor androgénico, presentaron disminución en la multiplicación celular, la expresión del PSA y la expresión de una proteína antiapoptótica, en comparación con las células tratadas con Zyflamend o bicalutamida solos.[7]
Aunque se ha observado que los componentes individuales de Zyflamend afectan la actividad de la COX, en un estudio se investigaron los efectos del medicamento sobre la expresión de COX-1 y COX-2 en células cancerosas de próstata. En los resultados se describió que Zyflamend, en concentraciones de 0,9 μl/ml, inhibe la expresión tanto de COX-1 como de COX-2. Se observó un grado de inhibición de la COX-2 con la concentración de 0,45 μl/ml, pero este grado de inhibición se redujo en 50 %. Zyflamend en concentración de 0,1 μl/ml inhibió eficazmente la multiplicación de las células cancerosas de próstata y aumentó las concentraciones de caspasa-3, una enzima proapoptótica. Sin embargo, en otro experimento separado se indicó que las células cancerosas de próstata utilizadas en el estudio (células LNCaP, que son sensibles a los andrógenos) no expresan concentraciones altas de COX-2, lo que indica que los efectos de Zyflamend sobre las células cancerosas de próstata podrían deberse a un mecanismo independiente de la COX.[5]
Las isoenzimas de la lipooxigenasa, 5-LOX y 12-LOX, también son proteínas relacionadas con la inflamación y el crecimiento tumoral. En un estudio de 2007, se investigaron los efectos de Zyflamend sobre la expresión de 5-LOX y 12-LOX. En los resultados se indicó Zyflamend en concentraciones de 0,25 μl/ml a 2 μl/ml produce disminución en la expresión de 5-LOX y 12-LOX en células cancerosas de próstata PC3 (células con potencial metastásico elevado). El suplemento también inhibió la proliferación celular y produjo apoptosis. Además, la terapia con Zyflamend produjo disminución en la fosforilación de Rb (las proteínas RB controlan los genes relacionados con la regulación del ciclo celular). Estos resultados permiten indicar que Zyflamend puede inhibir la proliferación de células cancerosas de próstata mediante mecanismos diversos.[8]
En un estudio de 2011, se trataron las células cancerosas de próstata con Zyflamend (200 µg/ml). Después de 48 horas de terapia, se observó una disminución estadísticamente significativa en la multiplicación celular de las células tratadas con Zyflamend en comparación con las células de control (P < 0,005). En otro experimento se trataron las células cancerosas de próstata con factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1; 0–100 ng/ml) solo o en combinación con Zyflamend (200 µg/ml). Las células tratadas con IGF-1 solo presentaron aumentos estadísticamente significativos y dependientes de la dosis en la proliferación celular, mientras que las células tratadas con ambos, IGF-1 y Zyflamend, presentaron disminuciones significativas en la proliferación celular. También se observó que Zyflamend disminuyó las concentraciones celulares del receptor de IGF-1 y del receptor androgénico en las células cancerosas de próstata.[9] En una investigación de 2014 del mismo grupo, se encontró que Zyflamend inhibió la expresión de las histonas desacetilasas (HDAC) clase I y II y aumentó su objetivo posterior: el gen supresor p21.[10] También se evaluaron extractos de los componentes individuales de los 10 elementos botánicos de Zyflamend en un esfuerzo por identificar cuales componentes contribuyen más a la inhibición de la expresión de HDAC. Coptis chinensis y Scutellaria baicalensis parecen ser los que más contribuyen al efecto general de Zyflamend en la expresión de HDAC.
Estudios con animales
Estudios de animales y de laboratorio descritos en 2012 permitieron pruebas adicionales de que Zyflamend promueve la apoptosis de células cancerosas.[11] Se observó que la terapia con Zyflamend de líneas celulares de carcinoma colorrectal humano in vitro produjo disminución en la expresión de proteínas antiapoptóticas, aumento en la expresión de Bax (un proteína proapoptótica), y aumento en la expresión del receptor de muerte 5 (DR5), un receptor importante en la apoptosis. Además, cuando se implantaron células de cáncer de páncreas a ratones desnudos que, luego, fueron aleatorizados a recibir Zyflamend o un tratamiento de control durante 4 semanas, se observaron reducciones significativas en las proteínas antiapoptóticas y aumentos significativos en la expresión de DR5 en las células tumorales de los ratones tratados con Zyflamend en comparación con las células tumorales de los animales bajo tratamiento de control.
En un estudio de 2011, también se implantaron células cancerosas de páncreas a ratones a los que luego se trató con gemcitabina o Zyflamend. El tratamiento combinado produjo una disminución significativamente mayor en el crecimiento tumoral que el tratamiento con gemcitabina o Zyflamend solos. En otros resultados de este estudio se indica que Zyflamend ejerce sus efectos mediante la sensibilización a la gemcitabina de los tumores de páncreas a través de la supresión de múltiples objetivos relacionados con la carcinogénesis.[12]
Estudios con seres humanos
Estudios de intervención
En un informe de caso, un paciente con NPIGA recibió Zyflamend 3 veces por día durante 18 meses. Zyflamend no afectó la concentración del PSA en el paciente, pero después de 18 meses, no se observó NPIGA, ni cáncer en la biopsia de la próstata con aguja gruesa.[13]
En un estudio de fase I de 2009, diseñado para evaluar la inocuidad y toxicidad, se asignó a pacientes con NPIGA a tomar Zyflamend (780 mg) 3 veces por día durante 18 meses, junto con mezclas de suplementos alimentarios (es decir, probióticos, multivitamínicos, extractos de té verde y blanco, Scutellaria baicalensis, ácido docosahexaenoico, albahaca sagrada y cúrcuma). Los pacientes toleraron bien el Zyflamend con suplementos alimentarios y no se presentaron episodios adversos graves. Después de 18 meses de tratamiento, 60 % de los participantes del estudio tenía solo tejido benigno de próstata en la biopsia, 26,7 % tenía NPIGA en uno de los cilindros de biopsia y 13,3 % tenía cáncer de próstata.[14]
Efectos adversos
Zyflamend fue bien tolerado en el ensayo clínico de 2009 descrito anteriormente. Se notificó pirosis leve en 9 de 23 participantes, pero se resolvió cuando consumieron los suplementos del estudio junto con alimentos. No se notificó toxicidad ni episodios adversos graves.[14]
Bibliografía
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Otros suplementos para la salud de la próstata
Aspectos generales
Para la salud de la próstata se han comercializado múltiples suplementos alimentarios disponibles ampliamente. El ciruelo africano (Pygeum africanum) y el betasitosterol son dos suplementos relacionados que se han estudiado como posibles tratamientos para el cáncer de próstata. Nota: Además, se dispone de un sumario por separado del PDQ sobre PC-SPES.
Ciruelo africano (P. africanum)
P. africanum es un árbol de la familia de las Rosáceas que crece en zonas tropicales. Se encuentra en muchos países africanos como Kenia, Madagascar, Uganda y Nigeria. La corteza de P. africanum era usada por tribus africanas para tratar síntomas urinarios y dolor gástrico.[1] En el siglo XVIII, los viajeros europeos aprendieron de las tribus africanas que P. africanum se usaba para tratar las molestias vesicales y la enfermedad del hombre viejo (próstata agrandada).
Desde 1969, los extractos de corteza de P. africanum han estado disponibles como medicamentos de receta en Europa y se han usado mucho para tratar la hiperplasia prostática benigna.[2,3] La corteza contiene varios compuestos como ácidos grasos saturados e insaturados, fitosteroles (por ejemplo, betasitosterol), triterpenoides pentacíclicos (por ejemplo, ácido oleanólico), alcoholes y carbohidratos. El extracto se obtiene por maceración y solubilización de la corteza en un solvente orgánico. Luego, se purifica el extracto del solvente.[1]
Dos compuestos de los extractos de P. africanum, ácido atrárico y n-butilbenceno-sulfonamida son inhibidores del receptor androgénico, según se señaló tanto en los estudios in vitro [4-6] como en los estudio in vivo [7] en animales. Cada uno de estos compuestos produce este efecto en concentraciones que son significativamente menores que las concentraciones que el antiandrógeno flutamida alcanza clínicamente.[8]
Betasitosterol
El betasitosterol forma parte de la familia de fitosteroles fitoquímicos. Se encuentra en forma universal en las plantas y se clasificó hace poco como un compuesto panacea inválido o improbable (IMP).[9]. Pygeum africanum, la palma enana americana (Serenoa repens) y algunas legumbres pueden contener concentraciones bastante elevadas. Debido a que es un tipo de fitosterol (o esterol vegetal), el betasitosterol tiene una estructura semejante a la del colesterol. Los fitosteroles, incluso el betasitosterol, reducen la absorción del colesterol alimentario; en la actualidad, se investiga su potencial para proteger contra las enfermedades cardiovasculares. La media de la concentración plasmática de betasitosterol en un grupo pequeño de voluntarios en Viena (Austria) fue 2,83 μg/ml (alrededor de 7 μM).[10] Sin embargo, lo curioso es que una afección causada por mutaciones en los genes ABCG5 o ABCG8 del transportador tipo casete de unión al trifosfato de adenosina (ABC) produce una enfermedad heredada relacionada con el almacenamiento de esteroles. En esta enfermedad hay un aumento notable en las concentraciones séricas de los fitosteroles como el sitosterol, que a su vez ocasiona aterosclerosis prematura y xantomas grandes.[11]
Los investigadores también señalaron que los fitosteroles podrían tener propiedades anticancerígenas, pero se desconoce el mecanismo exacto.[12] Los fitosteroles pueden producir efectos antitumorales al actuar sobre los sistemas inmunitario y endocrino, o por acción selectiva sobre los ciclos celulares y sobre la inducción de la apoptosis en células tumorales.[13]
Se observó que el betasitosterol en concentraciones muy altas (es decir, 16 μM o 6,64 mg/ml) produce inhibición significativa de la multiplicación de las células cancerosas PC-3 de la próstata e inducción de la apoptosis.[14,15] El betasitosterol tiene muy poca biodisponibilidad, se calcula que se absorbe 0,41 % del betasitosterol de los alimentos y que las concentraciones sanguíneas circulantes son de unos 3 a 9 μg/ml en las personas que consumen cantidades normales o altas de alimentos de origen vegetal (alrededor de 1000 veces menor a la concentración utilizada en el estudio).[10,16] Se relacionan con estos efectos una disminución en las concentraciones de los reguladores del ciclo celular p21 y p27 en las células cancerosas y un aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno.
Bibliografía
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Modificaciones a este sumario (12/05/2019)
Los sumarios del PDQ con información sobre el cáncer se revisan con regularidad y se actualizan a medida que se obtiene nueva información. Esta sección describe los cambios más recientes incorporados en este sumario a partir de la fecha arriba indicada.
Se añadió texto sobre un ensayo controlado aleatorizado de 2018 de suplementos de vitamina D3 y ácidos grasos omega-3 en hombres de 50 años o más y mujeres de 55 años o más para la prevención del cáncer y la enfermedad cardiovascular (se citó a Manson et al. como referencia 30).
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