entrevista con paloma casado, de semergen
Las intoxicaciones alimentarias se cuadruplican en verano
El calor es el principal enemigo de los alimentos y el que hace que multitud de bacterias patógenas proliferen para producir una intoxicación alimentaria. En verano, el número de consultas por este motivo se multiplica por cuatro respecto al invierno, según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), debido a que las altas temperaturas favorecen el desarrollo de los gérmenos.
Rebeca Bravo | 12/08/2011 11:03
Paloma Casado, Videpresidenta Primera de la Sociedad Española de Atención Primaria (SEMERGEN).
Al mismo tiempo, la época estival hace difícil mantener una correcta cadena de frío que asegure la buena conservación de los alimentos y es la responsable de que consumamos más comida cruda o poco cocinada y de que lo hagamos fuera de casa.
En España se producen 15.000 intoxicaciones al año, principalmente en verano, a pesar de que en el mundo occidental cada vez son menos frecuentes gracias a los controles que se ejercen sobre los alimentos y al aumento del nivel de higiene", declara Paloma Casado, Videpresidenta Primera de la Sociedad Española de Atención Primaria (SEMERGEN).
Hay que tener especial cuidado con los crustáceos, mariscos, moluscos y la comida buffet para que la salmonella, los estafilococos, la clostridium perfringens y el botulismo no consigan provocar vómitos, diarrea, fiebre, dolor abdominal o sensación de debilidad, principales síntomas de la intoxicación. "Las bacterias que están implicadas la mayoría de las veces son la salmonella y los estafilococos", aclara Casado y lo más habitual es que produzcan cuadros de gastroenteritis, "que pueden ser tan severos, que se precise el ingreso hospitalario para conseguir una correcta hidratación mediante suero intravenoso", añade.
En la mayoría de los casos, la salmonelosis se adquiere de huevos de gallina contaminados, al elaborar salsa mayonesa o cremas que no precisan cocción y de beber agua contaminada. El botulismo procede de conservas mal realizadas; los estafilococos, de la manipulación de alimentos como la carne o las cremas de reposteria por una persona enferma; y el clostridium, de carnes de ternera y de cerdo.
Los síntomas se hacen notar entre dos y seis horas después de ingerir el alimento en mal estado, y si no provocan un cuadro muy grave, suele bastar con una correcta rehidratación oral, una dieta astringente y una medicación antitérmica. Si no se consigue controlar el vómito, es necesario iniciar sueroterapia parenteral, y en ocasiones, se introducen antibióticos específicos en el tratamiento.
"Salvo en el caso del botulismo, que es una toxiinfección grave con síntomas no sólo digestivos, sino también neurológicos, y que precisa tratamiento médico lo más pronto posible, el resto de los cuadros suelen ser cortos y basta con una dieta astringente y rehidratación oral, aunque si los síntomas no remiten en 48-72 horas, es necesario recurrir a la asistencia sanitaria", explica Casado.
La mayoría de las veces el diagnóstico no va más allá de la explicación de los síntomas al médico, pero para confirmarlo se lleva a cabo un estudio microbiológico de las heces o un análisis de sangre. El grado de intoxicación depende del tipo y cantidad de bacteria ingerida y de las condiciones de la persona, teniendo especial riesgo los niños, ancianos y personas con diabetes o problemas renales, quienes pueden sufrir una descompensación de su enfermedad de base.
No hay nada que erradique por completo las intoxicaciones, pero sí se pueden llevar a la práctica algunas recomendaciones que las eviten. Algunos consejos a tener en cuenta son: lavarse las manos con frecuencia y sobre todo, cuando se va a manipular comida; no ingerir mayonesas o salsas de huevo sin pasteurizar, evitar la ingesta de moluscos crudos, vigilar la fecha de caducidad de los alimentos envasados y desechar los botes de conserva que estén abombados o que tengan aire en su interior.
Recomendaciones de la OMS
Precaución con los alimentos naturales: especialmente con las ensaladas y verduras crudas. Mantenerse media hora en agua con lejía, a razón de 1 ó 2 gotas de lejía por cada litro de agua.
•Manos limpias: antes de comer, al cocinar y después de manipular carne o pescado crudo , lavarse las manos. Cubrir las heridas antes de cocinar.
•Superficies limpias: el lugar en el que se manipula la comida tiene que estar limpio.
•Temperatura adecuada: durante la cocción, se deben alcanzar alcanzar al menos 70º.
•Separar lo crudo de lo cocinado: no utilizar los mismos utensilios para cocinar que para comer.
•Aislados y a salvo: los alimentos cocinados tienen que estar bien guardados, aislados y con la refrigeración adecuada.
•Consumo rápido: la comida tiene que ser cocinada y consumida en poco tiempo.
•Agua fiable: es preferible consumirla embotellada o hervida previamente, tanto para cocinar, como para beber o hacer cubitos de hielo.
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