Foto: Archivo Todos los años, al acercarse la primavera, quienes padecen rinitis alérgica comienzan a prepararse para afrontar los picos sintomáticos típicos de la época de polinización. Pero no todos los casos de rinitis están relacionados con el polen de árboles, gramíneas y malezas, como a menudo se supone.
Si bien es cierto que este alérgeno -sustancia que produce alergia- suele provocar la exacerbación del trastorno en un gran número de personas, otros alérgenos como los ácaros, las esporas de moho y ciertas sustancias presentes en las descamaciones de la piel de algunos animales, como los gatos domésticos, se encuentran presentes durante todo el año. También hay que considerar los contaminantes presentes en el ambiente, como partículas de la combustión del diesel, que pueden exacerbar los síntomas de una rinitis alérgica por irritación de la mucosa nasal y no por alergia a esos contaminantes.
Por definición, rinitis significa inflamación de la mucosa nasal. Pero esta inflamación, como indica la doctora. Débora Seigelshifer, médica especialista en alergia y secretaria general de la Asociación argentina de alergia e inmunología clínica (AAAeIC), puede producirse por distintos agentes, como una infección bacteriana o viral (como la que ocasiona un resfrío), o por aeroalergenos, como pólenes, ácaros y pelo de animales, caso en el que sí estaríamos hablando de rinitis alérgica.
Sus síntomas -goteo nasal, picazón de nariz, ojos y paladar, obstrucción nasal, estornudos en serie y lagrimeo- suelen ser confundidos con los de un simple resfrío, pero la diferencia estriba en que en el caso de la rinitis la sintomatología se repite, por lo que el paciente pasa largos períodos de tiempo "resfriado". En esta semejanza en la sintomatología reside, sin embargo, una de las causas por las cuales la rinitis alérgica suele ser subdiagnosticada, circunstancia que redunda en que una gran cantidad de personas convivan con ella durante años sin recibir el tratamiento adecuado.
Una encuesta realizada por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica en 2009 indica que el 15% de los argentinos mayores de 18 años padece rinitis alérgica. Otro estudio señala que el 41 % de los niños entre los 13 y 14 años de edad habrían padecido esta enfermedad en algún momento de su desarrollo.
Según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, el primer paso para el tratamiento de la enfermedad es la prevención. Evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología, como la presencia de alérgenos en el ambiente, los cambios de temperatura y la inhalación de sustancias irritantes, es fundamental. Luego le sigue el tratamiento farmacológico. Existen en la actualidad medicamentos muy efectivos, preventivos y sintomáticos, como los corticosteroides intranasales, los antihistamínicos y descongestivos.
Por último, existe la posibilidad de acudir a la inmunoterapia. Dicho tratamiento consiste en la administración periódica, en dosis crecientes y por distintas vías, de los aeroalergenos a los cuales el paciente es alérgico para que desarrolle tolerancia a los mismos.
Comúnmente conocida como tratamiento de vacunas, el tratamiento por inmunoterapia se indica en aquellos pacientes con alergia demostrada a neumoalergenos que reúnan una serie de condiciones particulares, apuntando no sólo a lograr un grado de tolerancia a los alérgenos culpables de la rinitis sino también a evitar la evolución posible hacia el asma. Pues si bien la rinitis alérgica es percibida a menudo como una patología trivial, los especialistas señalan que cerca del 40% de las personas que la padecen sin recibir tratamiento acaban desarrollando asma más tarde o más temprano en el transcurso de sus vidas.
"Las últimas publicaciones demuestran la efectividad de la inmunoterapia para disminuir la intensidad y frecuencia de los síntomas riníticos, como asi también la disminución de la progresión de la rinitis al asma. Se ha demostrado también que con dicho tratamiento la mejoría continúa incluso hasta varios años después de suspendido el mismo", agrega Seigelshifer. En todos los casos, ante la presencia de síntomas, es necesario consultar al médico alergólogo para obtener un tratamiento adecuado con la mayor celeridad posible.
Juan Manuel Ríos
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