lunes, 6 de mayo de 2013

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Los programas de uso racional de antibióticos son útiles para reducir la resistencia bacteriana


07/05/2013 - E.P.

Resultan ser más eficaces a largo plazo los programas de persuasión y educación que los programas de restricción

Científicos de la Universidad de Dundee, en Escocia, han comprobado que los programas que tratan de alentar o forzar a los médicos a reducir el uso de antibióticos en los hospitales, logran, además de frenar su consumo, reducir también el número de bacterias resistentes a estos medicamentos.

La excesiva medicalización ha estado siempre relacionada con una mayor aparición de resistencias a fármacos, lo que además deja también a los pacientes más vulnerables a infecciones secundarias como la causada por la bacteria 'Clostridium Difficile'.

La resistencia a antibióticos está reconocida mundialmente como un problema de salud pública que va a peor, ha reconocido uno de los autores del estudio, Peter Davey, que ha publicado sus conclusiones en The Cochrane Library.

Para su estudio, Davey y su equipo hicieron una revisión de otros estudios que evaluaban si los programas para frenar el uso hospitalario de antibióticos eran perjudiciales para los pacientes o si, por el contrario, lograban reducir el número de bacterias resistentes y el número de infecciones.

En total analizaron 89 estudios de 19 países diferentes, y en su estudio se encontraron con tres tipos de programas. Uno se basaba en la existencia de trabas para que los médicos no recetaran estos fármacos, tales como la obligatoriedad de rellenar formularios o de recibir el visto bueno de un experto; otro se servía de programas formativos para reducir las prescripciones y el tercer programa se basaba en el apoyo de aplicaciones informáticas.

En general, los programas que restringen la capacidad de un médico para recetar antibióticos eran un 32 por ciento más eficaces en el primer mes que los que trataban de persuadir o educar.

Después de seis meses, los programas restrictivos seguían haciendo un mejor trabajo a la hora de reducir la resistencia bacteriana y las infecciones, en comparación con los programas de persuasión. "Tenemos buena evidencia de que las intervenciones restrictivas surten efecto más rápido en términos de cambiar la prescripción", dijo Davey.

Sin embargo, los beneficios de la intervención restrictiva parecían desaparecer al cabo de un año, lo que sugiere que los programas de persuasión y educación son mejores en términos de eficacia y, por tanto, "pueden ser la mejor opción para los hospitales que experimentan un brote de bacterias resistentes a fármacos o infecciones relacionadas con el uso de antibióticos".

El equipo concluye que la investigación futura debería centrarse en la comparación de los diferentes programas entre sí. Davey añadió que también se necesita más investigación sobre los programas de persuasión, junto con información sobre los costes asociados a estos programas.

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