Las mujeres con burnout laboral son más propensas a comer cuando tienen estrés, ansiedad o depresión
(21/03/2012) - E.P.
Aconsejan que se trate primero el síndrome del trabajador 'quemado' y que ese sentimiento y la conducta alimentaria se evalúen dentro de un tratamiento de la obesidad
Las mujeres que reconocen padecer burnout en su trabajo son más propensas a seguir hábitos relacionados con lo que se denomina 'comida emocional', es decir, suelen comer cuando sienten estrés, ansiedad o tristeza, más que cuando se enfadan. Así lo refleja un estudio del Finnish Institute of Occupational Health, cuyos resultados se publican en American Journal of Clinical Nutrition.
El estudio asegura que estas mujeres son más propensas a comer "de forma incontrolada", hábito ligado al sentimiento de que siempre se tiene hambre o de que no se puede parar de comer aunque el plato se haya terminado.
Según la directora del estudio, Nina Nevanpera, del Finnish Institute of Occupational Health, podrían ser más vulnerables a comer de forma emocional y de forma descontrolada. Además, tienen una capacidad menor para cambiar sus conducta alimentaria.
Los resultados de esta investigación se basan en el estudio de un total de 230 mujeres entre los 30 y los 55 años que formaron parte de un ensayo clínico sobre cambios en el estilo de vida. Todas trabajaban y al inicio del estudio, completaron una encuesta sobre síndrome de burnout y hábitos alimentarios.
En general, el 22 por ciento de las mujeres presentaban algún grado de síndrome del trabajador 'quemado'. Como grupo, puntuaron más alto en la medición del hábito de comer de forma emocional y de manera incontrolada.
Las mujeres que dijeron no estar no padecer el síndrome al inicio del estudio tendían a reducir la ingesta incontrolada de alimentos en un año. Sin embargo, de media, el grupo 'quemado' a nivel laboral falló a la hora de realizar este cambio.
Sin embargo, no se apreciaron efectos obvios del síndrome de burnout laboral en el peso de las mujeres. Al inicio del trabajo, la mitad de las mujeres que reconocían su malestar en el trabajo tenían un peso normal, en comparación con el tercio que aseguraban no estar 'quemadas'. Según los autores, uno de los motivos podría ser la educación, pues las mujeres 'quemadas' en el trabajo suelen tener un mayor nivel educativo y la educación, a veces, se vincula a un bajo peso.
El estudio asegura que estas mujeres son más propensas a comer "de forma incontrolada", hábito ligado al sentimiento de que siempre se tiene hambre o de que no se puede parar de comer aunque el plato se haya terminado.
Según la directora del estudio, Nina Nevanpera, del Finnish Institute of Occupational Health, podrían ser más vulnerables a comer de forma emocional y de forma descontrolada. Además, tienen una capacidad menor para cambiar sus conducta alimentaria.
Los resultados de esta investigación se basan en el estudio de un total de 230 mujeres entre los 30 y los 55 años que formaron parte de un ensayo clínico sobre cambios en el estilo de vida. Todas trabajaban y al inicio del estudio, completaron una encuesta sobre síndrome de burnout y hábitos alimentarios.
En general, el 22 por ciento de las mujeres presentaban algún grado de síndrome del trabajador 'quemado'. Como grupo, puntuaron más alto en la medición del hábito de comer de forma emocional y de manera incontrolada.
Las mujeres que dijeron no estar no padecer el síndrome al inicio del estudio tendían a reducir la ingesta incontrolada de alimentos en un año. Sin embargo, de media, el grupo 'quemado' a nivel laboral falló a la hora de realizar este cambio.
Sin embargo, no se apreciaron efectos obvios del síndrome de burnout laboral en el peso de las mujeres. Al inicio del trabajo, la mitad de las mujeres que reconocían su malestar en el trabajo tenían un peso normal, en comparación con el tercio que aseguraban no estar 'quemadas'. Según los autores, uno de los motivos podría ser la educación, pues las mujeres 'quemadas' en el trabajo suelen tener un mayor nivel educativo y la educación, a veces, se vincula a un bajo peso.
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