estudio al detalle de procesos biológicos
Pinzas ópticas para entender la mecánica de las moléculas
La tecnología de pinzas ópticas permite estudiar y manipular mecánicamente moléculas individuales; de esta forma, se aprende sobre los procesos biológicos evitando las posibles conclusiones erróneas que se derivan del efecto de promedio al trabajar con muchas moléculas.
Sonia Moreno | 19/03/2012 00:00
Desde hace un par de décadas hay laboratorios que disponen de herramientas para manipular mecánicamente las moléculas de forma individual; así, mediante las llamadas pinzas ópticas, basadas en el láser y gracias a un microscopio molecular de fuerzas, se puede atrapar una molécula de ADN y jugar con ella para estudiar su comportamiento en procesos fundamentales de la biología, como la transcripción, la replicación y la transducción. Con estas sofisticadas técnicas, los científicos pueden, por ejemplo, tomar una molécula de ADN y desenrollarla para bajar la tensión y estudiar cómo se repliega.
El laboratorio de Carlos Bustamente, catedrático de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural de la Universidad de California en Berkeley, es un grupo pionero en la aplicación de estas herramientas a los sistemas biológicos. Sobre sus líneas de investigación, el profesor Bustamante ha centrado la XIII Lección Conmemorativa en honor de Eladio Viñuela, que ha impartido en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-Universidad Autónoma), en Cantoblanco (Madrid).
Nivel inédito
"La naturaleza de estos experimentos consiste en estudiar una sola molécula, no billones de ellas en un tubo de ensayo. Nos enfrentamos a una sola como la maquinaria capaz de convertir energía química en energía mecánica, en fuerzas, y estudiamos ese proceso en un nivel inédito, lo que nos permite aprender con detalle su funcionamiento".
"En este nivel, el motor molecular puede generar fuerzas altas, hasta varias decenas de piconewtons". Un newton equivaldría al peso de una manzana en la superficie terrestre, mientras que un piconewton lo haría al peso de un glóbulo rojo.
"Las máquinas que hemos desarrollado tienen una sensibilidad que permite medir no ya un piconewton, sino un femtonewton (10-15)", puntualiza.
Estos experimentos emplean al virus phi29, uno de los modelos de investigación en el campo de la biología molecular, gracias a la labor iniciada hace muchos años por los científicos Eladio Viñuela y Margarita Salas en el Centro de Biología Molecular de Madrid. El fago phi29 infecta sólo a la bacteria grampositiva Bacillus subtilis, pero desde este terreno de la ciencia básica puede llegarse a la aplicación biomédica, como apunta Bustamante.
Grandes posibilidades
"Por lógica, entender cómo funcionan normalmente los procesos arroja luz al mecanismo que funciona mal. Muchos virus humanos empaquetan el ADN de igual manera que el bacteriófago phi29, como el virus del herpes, el de la polio y el adenovirus. Si comprendemos bien cómo funcionan los motores moleculares, podemos plantear el desarrollo de fármacos que bloqueen el motor y de esta forma conseguir un antiviral que provoque la aparición de partículas virales sin ADN y, por tanto, sin capacidad infectiva".
El laboratorio de Carlos Bustamente, catedrático de Bioquímica, Biofísica y Biología Estructural de la Universidad de California en Berkeley, es un grupo pionero en la aplicación de estas herramientas a los sistemas biológicos. Sobre sus líneas de investigación, el profesor Bustamante ha centrado la XIII Lección Conmemorativa en honor de Eladio Viñuela, que ha impartido en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-Universidad Autónoma), en Cantoblanco (Madrid).
Nivel inédito
"La naturaleza de estos experimentos consiste en estudiar una sola molécula, no billones de ellas en un tubo de ensayo. Nos enfrentamos a una sola como la maquinaria capaz de convertir energía química en energía mecánica, en fuerzas, y estudiamos ese proceso en un nivel inédito, lo que nos permite aprender con detalle su funcionamiento".
- Con estas sofisticadas técnicas es posible, por ejemplo, tomar una molécula de ADN y desenrollarla, someterla a tensión y estudiar su repliegue
"En este nivel, el motor molecular puede generar fuerzas altas, hasta varias decenas de piconewtons". Un newton equivaldría al peso de una manzana en la superficie terrestre, mientras que un piconewton lo haría al peso de un glóbulo rojo.
"Las máquinas que hemos desarrollado tienen una sensibilidad que permite medir no ya un piconewton, sino un femtonewton (10-15)", puntualiza.
Estos experimentos emplean al virus phi29, uno de los modelos de investigación en el campo de la biología molecular, gracias a la labor iniciada hace muchos años por los científicos Eladio Viñuela y Margarita Salas en el Centro de Biología Molecular de Madrid. El fago phi29 infecta sólo a la bacteria grampositiva Bacillus subtilis, pero desde este terreno de la ciencia básica puede llegarse a la aplicación biomédica, como apunta Bustamante.
Grandes posibilidades
"Por lógica, entender cómo funcionan normalmente los procesos arroja luz al mecanismo que funciona mal. Muchos virus humanos empaquetan el ADN de igual manera que el bacteriófago phi29, como el virus del herpes, el de la polio y el adenovirus. Si comprendemos bien cómo funcionan los motores moleculares, podemos plantear el desarrollo de fármacos que bloqueen el motor y de esta forma conseguir un antiviral que provoque la aparición de partículas virales sin ADN y, por tanto, sin capacidad infectiva".
- Las herramientas desarrolladas arrojan una sensibilidad capaz de medir no ya en piconewtons (el peso de un glóbulo rojo), sino en femtonewtons
No hay comentarios:
Publicar un comentario