RECOMENDACIONES | Hábitos saludables
Qué hacer tras la resaca de las fiestas veraniegas
Un brindis con vino en la feria de Málaga. | Antonio Pastor
- Las fiestas y el alcohol han podido pasar factura con unos 'kilos' de más
- Es imprescindible restablecer pronto unos hábitos de alimentación saludables
- No es conveniente adoptar comportamientos drásticos como el ayuno absoluto
El verano se convierte sin duda para millones de personas en algo más que descanso y vacaciones: las fiestas patronales de cada pueblo o ciudad ocupan en él un lugar importante. No sólo sirve para juntarnos con los amigos y disfrutar de un buen rato sino también, y como demuestra la tradición española, para comer y beber en exceso. Algo que causa -dependiendo del caso- un impacto sobre nuestra salud, del que, según los expertos, es necesario recuperarse cuanto antes.
"Existe una relación directa entre las festividades locales y el incremento de consultas por intoxicaciones etílicas agudas y otras drogas, especialmente en los servicios de urgencias", afirma a ELMUNDO.es Salvador Tranche, vicepresidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Por otro lado, más difícil de cuantificar son las consultas en los centros de salud que se realizan días después de finalizadas las fiestas donde acuden pacientes con enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, alteraciones del colesterol, etc.) y presentan descompensaciones más o menos importantes debidas, probablemente, a transgresiones dietéticas.
En la misma línea se expresa también el doctor Javier Salvador, presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), quien mantiene que "las personas con diabetes y aquellas con antecedentes de enfermedades gastrointestinales o pancreatitis son obviamente más vulnerables".
El exceso de carbohidratos y grasas, añade, induce una situación posprandial diferente de lo habitual con aumento de glucosa y grasas, que suele ser transitoria, y cuya trascendencia va a depender más de la magnitud de la ingesta, el tipo de alimentos y la patología previa que presente la persona en cuestión. Por ello, "asumir la ingesta de un exceso de calorías de forma rutinaria, aunque no se considere como transgresión dietética puntual, favorece el desarrollo de obesidad y de sus complicaciones entre las que se encuentra la diabetes, las alteraciones de las grasas en la sangre, la hipertensión, apnea del sueño, e incluso la promoción de distintos tipos de cáncer", expone el experto.
Por otro lado, el alcohol es otro de los grandes 'protagonistas' de las fiestas veraniegas. Durante estos días, bebemos más alcohol y también más bebidas azucaradas. El alcohol, mantiene Salvador, aporta siete calorías por gramo, facilitando el desequilibrio de la ecuación de balance energético en favor de la entrada calórica. Aunque, independiente de su efecto calórico, sin duda, "son más importantes los efectos derivados de su acción a nivel del sistema nervioso". Así, dependiendo de la cantidad ingerida y de la tolerancia al mismo, indica Tranche, puede producirse un cuadro que puede ir desde la desinhibición hasta la obnubilación o el coma. "La resaca suele ser más frecuente en bebedores de consumo bajo y moderado de alcohol", asegura.
Pero si además, a todos los efectos anteriores, agrega el doctor Salvador, le sumamos una temperatura elevada, con mayor posibilidad de deshidratación, los efectos metabólicos se verán potenciados y "se pueden ver asociados con los correspondientes a la falta de líquido, con hipotensión arterial, y las consecuencias de una peor perfusión de órganos clave".
Por otro lado, es beneficioso tomar alimentos ligeros de baja densidad energética, evitando dulces y aquellos con alto contenido en grasas animales. Igualmente es aconsejable, explica, realizar actividad física suave como es el paseo. "Si previamente hacía ejercicio físico procure retomarlo realizándolo al menos tres días a la semana (30 o 45 minutos) y si no lo hacía, puede empezar aumentando su actividad diaria con pequeñas estrategias como subir a casa andando y caminar siempre que sea posible", agrega Tranche.
Con todo esto, es fundamental, concluyen ambos especialistas, aplicar el sentido común, y "no buscar así contrarrestar la sobreingesta de fechas anteriores sometiendo al organismo a otra agresión como la que representa una dieta desequilibrada".
"Existe una relación directa entre las festividades locales y el incremento de consultas por intoxicaciones etílicas agudas y otras drogas, especialmente en los servicios de urgencias", afirma a ELMUNDO.es Salvador Tranche, vicepresidente de la Sociedad Asturiana de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Por otro lado, más difícil de cuantificar son las consultas en los centros de salud que se realizan días después de finalizadas las fiestas donde acuden pacientes con enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, alteraciones del colesterol, etc.) y presentan descompensaciones más o menos importantes debidas, probablemente, a transgresiones dietéticas.
Grasas y alcohol
Durante los días que duran las fiestas, expone el especialista, reducimos las horas de sueño, comemos fuera de casa y en más cantidad, con predominio de frituras, alimentos precocinados y carnes (barbacoas, calderetas…). "En personas sanas puede ser un problema insignificante o quizá dar lugar a un leve malestar como trastornos digestivos (ardor o dolor gástrico, sensación de plenitud, digestiones pesadas…), pero en aquellas personas con enfermedades crónicas en que la alimentación es un elemento clave, puede ser un factor de descompensación", afirma.En la misma línea se expresa también el doctor Javier Salvador, presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), quien mantiene que "las personas con diabetes y aquellas con antecedentes de enfermedades gastrointestinales o pancreatitis son obviamente más vulnerables".
El exceso de carbohidratos y grasas, añade, induce una situación posprandial diferente de lo habitual con aumento de glucosa y grasas, que suele ser transitoria, y cuya trascendencia va a depender más de la magnitud de la ingesta, el tipo de alimentos y la patología previa que presente la persona en cuestión. Por ello, "asumir la ingesta de un exceso de calorías de forma rutinaria, aunque no se considere como transgresión dietética puntual, favorece el desarrollo de obesidad y de sus complicaciones entre las que se encuentra la diabetes, las alteraciones de las grasas en la sangre, la hipertensión, apnea del sueño, e incluso la promoción de distintos tipos de cáncer", expone el experto.
Por otro lado, el alcohol es otro de los grandes 'protagonistas' de las fiestas veraniegas. Durante estos días, bebemos más alcohol y también más bebidas azucaradas. El alcohol, mantiene Salvador, aporta siete calorías por gramo, facilitando el desequilibrio de la ecuación de balance energético en favor de la entrada calórica. Aunque, independiente de su efecto calórico, sin duda, "son más importantes los efectos derivados de su acción a nivel del sistema nervioso". Así, dependiendo de la cantidad ingerida y de la tolerancia al mismo, indica Tranche, puede producirse un cuadro que puede ir desde la desinhibición hasta la obnubilación o el coma. "La resaca suele ser más frecuente en bebedores de consumo bajo y moderado de alcohol", asegura.
Pero si además, a todos los efectos anteriores, agrega el doctor Salvador, le sumamos una temperatura elevada, con mayor posibilidad de deshidratación, los efectos metabólicos se verán potenciados y "se pueden ver asociados con los correspondientes a la falta de líquido, con hipotensión arterial, y las consecuencias de una peor perfusión de órganos clave".
Restablecer hábitos
Lo más adecuado, señalan los facultativos, es restablecer unos hábitos saludables de alimentación y estilo de vida. Pero es muy importante saber que "no es conveniente adoptar actitudes drásticas de ayuno absoluto y asegurar una correcta hidratación", asevera Salvador.Por otro lado, es beneficioso tomar alimentos ligeros de baja densidad energética, evitando dulces y aquellos con alto contenido en grasas animales. Igualmente es aconsejable, explica, realizar actividad física suave como es el paseo. "Si previamente hacía ejercicio físico procure retomarlo realizándolo al menos tres días a la semana (30 o 45 minutos) y si no lo hacía, puede empezar aumentando su actividad diaria con pequeñas estrategias como subir a casa andando y caminar siempre que sea posible", agrega Tranche.
Con todo esto, es fundamental, concluyen ambos especialistas, aplicar el sentido común, y "no buscar así contrarrestar la sobreingesta de fechas anteriores sometiendo al organismo a otra agresión como la que representa una dieta desequilibrada".
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