Una toxina y un anticuerpo combinados muestran actividad antitumoral en el linfoma no Hodgkin
14-16/12/2013 - E.P.
El estudio en fase 2 se ha presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hematología para probar su eficacia en recaída de linfoma no Hodgkin incluyendo cánceres de células B como el linfoma difuso de células B grandes
Una toxina ligada a un anticuerpo monoclonal dirigido muestra actividad antitumoral probada en pacientes con linfomas no Hodgkin que ya no estaban respondiendo al tratamiento, según un informe del Instituto del Cáncer Dana-Farber, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
El compuesto de anticuerpo y toxina, brentuximab vedotinha, sido aprobado para el tratamiento de la recaída o el linfoma de Hodgkin (LNH) refractario y el linfoma anaplásico de células T, y su éxito ha llevado a realizar la prueba en el LNH, según el autor principal del estudio, Eric Jacobsen, de Dana-Farber.
Hasta la fecha, se han inscrito en el ensayo 62 pacientes con linfomas de células B, incluyendo 44 con diagnóstico de DLBCL. La mayoría de los participantes ya no respondían a la terapia anterior y 23 por ciento nunca había respondido a ninguna terapia.
El 40 por ciento de los 43 pacientes con DLBCL evaluables tuvo una respuesta objetiva al fármaco con una duración media de 36 semanas, algunos de más de ocho meses. Siete registraron remisiones completas y diez tuvieron remisiones parciales. En los otros pacientes con linfoma de células B, 22 presentaron una respuesta objetiva.
"En este análisis intermedio de 62 pacientes con linfomas de células B altamente refractarios, se ha observado actividad antitumoral de peso con brentuximab vedotin", escriben los autores. "Ha sido más activo de lo que muchos esperaban. En mi opinión, estos resultados son alentadores, lo suficiente como para llevar el fármaco adelante en el linfoma difuso de células B", señaló Jacobsen.
Brentuximab es un anticuerpo monoclonal que se une a CD30, una molécula que se encuentra en las células en el linfoma de Hodgkin y linfoma anaplásico de células T. La frecuencia de expresión de CD30 varía en otros subtipos de linfoma, pero se estima que está presente en entre un cuarto y un tercio de las células B de las células de NHL.
En el compuesto brentuximab vedotin, el anticuerpo vectorizado está unido a una toxina potente que interfiere con la división celular y bloquea el crecimiento celular. Como un caballo de Troya químico, el compuesto de anticuerpo-toxina se ingiere por las células cancerosas que llevan la molécula CD30 en su superficie y, una vez dentro de la célula, la carga nociva se separa del anticuerpo y desactiva la célula.
Algunas de las células del linfoma de los pacientes expresaron firmemente la molécula CD30, pero en otros la expresión fue menor, incluso en algunos pacientes no se detectó la expresión de CD30 en absoluto. Sin embargo, la fuerza de la expresión de CD30 por el cáncer de los pacientes no guardaba relación con la forma en que respondieron al fármaco si no que, de hecho, hubo casi una correlación inversa, de forma que algunos enfermos con la expresión de CD30 más débil tuvieron respuestas más positivas.
Para el principal autor del trabajo es desconcertante que el anticuerpo reconozca y se una a las células del linfoma que carecían de la molécula CD30. Segú Jacobsen, es posible que haya una unión a otro objetivo, a pesar de que las pruebas preclínicas sugieren que esto no es el caso, o que brentuximab vedotin se una más eficazmente a CD30 que el anticuerpo usado para detectar CD30 en el laboratorio o que las diferentes células tengan distintas capacidades para ingerir vedotina una vez que el anticuerpo se une a la célula.
No hay una respuesta clara en el estudio pero se están realizando más pruebas de laboratorio. Jacobsen dijo que el análisis está comenzando a evaluar la actividad del fármaco en una cohorte de pacientes cuyos linfomas tienen expresión CD30 medible.
El fármaco causa una serie de efectos adversos, lo que llevó a la interrupción en seis pacientes. Entre las toxicidades estaban fatiga, náuseas, recuento leucocitario bajo, fiebre, diarrea, neuropatía sensorial periférica, vómitos, anemia y estreñimiento. Los investigadores aseguran que este perfil fue consistente con lo visto anteriormente con brentuximab vedotin.
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