viernes, 29 de agosto de 2014

Incluso los adolescentes con un peso normal pueden tener unos peligrosos trastornos de la alimentación, halla un estudio: MedlinePlus

Incluso los adolescentes con un peso normal pueden tener unos peligrosos trastornos de la alimentación, halla un estudio: MedlinePlus



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Incluso los adolescentes con un peso normal pueden tener unos peligrosos trastornos de la alimentación, halla un estudio

Los investigadores observaron un aumento de casi seis veces en los pacientes que cumplían con todos los criterios de sufrir de anorexia, excepto estar por debajo de su peso
Traducido del inglés: miércoles, 27 de agosto, 2014
Imagen de noticias HealthDay
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MARTES, 26 de agosto de 2014 (HealthDay News) -- Los adolescentes no necesitan estar delgadísimos para estar practicando las peligrosas conductas de alimentación asociadas con la anorexia, sugiere un estudio reciente.
En vez de ello, la verdadera medida del problema podría ser una pérdida significativa de peso, y los investigadores australianos notaron que una pérdida drástica de peso conlleva el mismo riesgo de problemas médicos potencialmente letales incluso si el paciente tiene un peso normal.
Algo aún más preocupante es que los científicos observaron un aumento de casi seis veces en ese tipo de paciente en el periodo de seis años del estudio.
La anorexia nerviosa es una enfermedad mental caracterizada por una pérdida de peso excesiva y unos síntomas psicológicos que incluyen una autoimagen distorsionada y el miedo a aumentar de peso. En algunos pacientes, esto también puede incluir depresión y ansiedad. Los que presentan esos síntomas pero no tienen una falta de peso suficiente como para calificar la definición de anorexia caen bajo un diagnóstico distinto, conocido como trastornos alimentarios no especificados (TANE).
"Los cuerpos esqueléticos son la imagen corporal típica mostrada en los medios de comunicación de los pacientes con trastornos de la alimentación restringida como la anorexia nerviosa", apuntó la investigadora líder, Melissa Whitelaw, especialista dietética clínica del Hospital Pediátrico Real en Melbourne, Australia. "Este artículo resalta que no se trata tanto del peso sino de la pérdida de peso que puede conducir a un trastorno grave de la alimentación. Las complicaciones de la desnutrición pueden ocurrir con cualquier peso".
En su estudio, que incluyó a 99 adolescentes de 12 a 19 años de edad, Whitelaw halló que solo el 8 por ciento de los pacientes tenían un TANE en 2005, pero que más del 47 por ciento de los pacientes lo tenían en 2009.
"Me sorprendió ver que aumentara tanto", dijo Whitelaw. "También me sorprendió lo similares que eran, no solo física sino también psicológicamente. Todo apuntaba a la anorexia, excepto que no tenían un aspecto demasiado delgado". Ambos grupos incluso habían perdido una cantidad similar de peso: una media de 28 libras (casi 13 kilos) entre los que tenían anorexia y de 29 libras (13.2 kilos) entre los que tenían un TANE.
Otras expertas anotaron que puede resultar difícil detectar este trastorno de la alimentación, que es menos obvio.
"Estamos condicionados para pensar que la característica clave de la anorexia nerviosa es un índice de masa corporal [IMC] bajo", apuntó Cynthia Bulik, directora del Centro para la Excelencia en los Trastornos de la Alimentación de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. El IMC mide si una persona tiene un peso saludable para su estatura.
"De hecho, obviamos muchos trastornos de la alimentación cuando nos enfocamos principalmente en el peso", añadió Bulik.
Leslie Sim, profesora asistente de psicología del Centro Pediátrico de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, dijo que "las personas lo están denominando anorexia atípica, pero la vemos todos los días. Vemos a personas que tienen todos los síntomas psicológicos, conductuales, cognitivos y físicos de la anorexia nerviosa, pero la única diferencia es su peso".
En este estudio, los efectos secundarios de tener un trastorno de la alimentación fueron muy similares. En el 41 por ciento de los pacientes de anorexia y en el 39 por ciento de los pacientes de un TANE había unos niveles de fosfato peligrosamente bajos. El pulso más bajo de los adolescentes fue de 45 latidos por minuto (lpm) entre los que tenían anorexia y de 47 lpm en el otro grupo. Y el 38 por ciento de los pacientes de TANE y el 30 por ciento de los pacientes de anorexia necesitaron alimentación entérica.
"[Los pacientes de peso normal con síntomas de anorexia] se estaban haciendo más médicamente inestables, a pesar de que tenían lo que se consideraría un peso corporal normal", apuntó Whitelaw.
Los motivos del aparente aumento en esos pacientes están menos claros, pero tanto Sim como Whitelaw dijeron que es probable que se deba a una combinación de una mayor concienciación sobre el problema y un mayor enfoque en la obesidad. Un aspecto difícil al identificar a esos pacientes es que la pérdida de peso parece encajar con un evento positivo, apuntó Sim.
"Esos pacientes no se detectan, y cuando están en esa etapa más temprana, es más difícil que la gente lo vea", dijo Sim. "Todos los días, los padres me cuentan que creían que su hija estaba haciendo algo bueno, eligiendo opciones saludables, hasta que se salió de control. Que no sabían que había un problema hasta que no quiso comerse el pastel en su fiesta de cumpleaños".
Los expertos enfatizaron que los trastornos de la alimentación no son culpa de los padres. En lugar de ello, los padres pueden desempeñar un papel importante al identificar los síntomas de un trastorno de la alimentación, sobre todo en las primeras etapas, apuntó Jessica Feldman, trabajadora social licenciada y directora de una oficina del The Renfrew Center en Radnor, Pensilvania. Los síntomas incluyen unos cambios significativos en los patrones de alimentación, hacer ejercicio de forma excesiva, las declaraciones negativas que hacen los adolescentes sobre su imagen corporal, un aumento en la depresión y la ansiedad, y una pérdida de interés en actividades de las que antes disfrutaban.
Bulik enfatizó la importancia de reconocer que ambas afecciones son enfermedades.
"Nadie elige tener una enfermedad. Nunca le diríamos a alguien que tiene alergias que simplemente dejara de estornudar", planteó Bulik. "Aunque quizá hacer dieta sea el primer paso, la enfermedad toma el control y desarrolla una vida propia: las víctimas con frecuencia no pueden comer, aunque quieran".

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Melissa Whitelaw, clinical specialist dietitian and Ph.D. candidate, department of nutrition and food services, Centre for Adolescent Health, The Royal Children's Hospital, Melbourne, Australia; Cynthia Bulik, Ph.D., FAED Distinguished Professor of Eating Disorders, department of psychiatry, and professor, nutrition, Gillings School of Global Public Health, University of North Carolina (UNC) at Chapel Hill, director, UNC Center of Excellence for Eating Disorders, and co-director, UNC Center for Psychiatric Genomics; Leslie Sim, Ph.D., assistant professor, psychology, Mayo Clinic Children's Center, Rochester, Minn.; Jessica Feldman, M.S.S., L.C.S.W, site director, The Renfrew Center, Radnor, Pa.; Aug. 25, 2014, Pediatrics, online
HealthDay
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