LESIONES DEL PLEXO BRAQUIAL
La neurotización sensitiva de la mano completa su recuperación motriz
Las transferencias nerviosas motora y sensitiva se complementan para recuperar el movimiento y la sensibilidad del miembro superior tras una lesión del plexo braquial.
Pilar Laguna. Murcia | 08/02/2017 11:39
Francisco Martínez, del Servicio de Traumatología del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia. (Pilar Laguna)
Las técnicas microquirúrgicas dan solución a importantes lesiones traumáticas del plexo braquial y del nervio periférico, ayudando a recuperar el movimiento de la mano mediante transferencia nerviosa motora (TNM) y, más recientemente, devolviéndole sensibilidad con una transferencia nerviosa sensitiva (TNS) entre tejidos que inervan la piel.
"La recuperación de la sensibilidad tiene que añadirse a la recuperación motriz porque, aunque devolvamos fuerza y movilidad a la mano, el tacto es fundamental para hacer prensión de los objetos y el movimiento de pinza con pulgar e índice", explica Francisco Martínez, director del curso teórico/práctico sobre cirugía de la mano que anualmente organiza el Servicio de Traumatología del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia (Hcuva).
Este traumatólogo subraya la conveniencia de una neurotización sensitiva que complete la neurotización motora, tanto en las lesiones de plexo braquial como en las de nervio periférico, para que el paciente pueda sentir si se quema o se corta cuando agarra un objeto que no ve. Las lesiones que se operan con estas técnicas suelen ser de plexo braquial, por arrancamiento de las raíces cervicales o ante fracaso de reparación nerviosa del nervio periférico, fundamentalmente mediano y cubital.
Para realizar las TNS se utiliza tejido nervioso de zonas de la mano con sensibilidad "no crítica" -dorso, espacio interdigital entre el tercer y cuarto dedo y el borde lateral del antebrazo- para transferir a las zonas "críticas" de la pinza, y del borde cubital de la mano que utilizamos para apoyarnos. "El paciente adquiere una sensibilidad que no es muy fina pero sí discriminatoria entre el frío y el calor, recuperará tacto y tendrá control al coger los objetos", señala Martínez, recalcando la importancia de tener sensibilidad en la palma de la mano.
El gran avance de los últimos años ha sido ir sustituyendo las transferencias tendinosas por las TNM, con las que se logra una recuperación funcional completa y unos movimientos más sincrónicos y controlados. "Si añadimos la posibilidad de dar sensibilidad a ese miembro, el paciente dejará de tener una ‘mano de bolsillo' para tener una mano de apoyo, y eso le facilitará la reincorporación a su vida cotidiana y laboral", dice el traumatólogo, apuntando al constante desarrollo e investigación de estas técnicas microquirúrgicas que requieren de entrenamiento, laboratorio, disecciones anatómicas y estudios histológicos
En el Hcua investigan sobre qué nervios sensitivos tienen más similitud entre sí para que puedan trabajar como donantes en la resensibilización de una zona crítica de la mano y también buscan otros nervios que aún no se han utilizado para estos fines. "En la mano hay un campo grande de estudio por las múltiples ramas que emanan de los nervios mediano, radial y cubital. Los nervios más importantes para la pinza son los que dan sensibilidad al pulgar e índice, dependiente del nervio radial, o al espacio sensitivo de la tercera comisura, dependiente del nervio mediano", agrega Francisco Martinez.
Ambos tipos de transferencias nerviosas, TNM y TNS, pueden llevarse a cabo durante la misma intervención quirúrgica. La motora conviene realizarla antes de que pasen seis meses, para evitar atrofia muscular, mientras que la sensitiva puede hacerse incluso años después, ya que la piel sigue manteniendo sus funciones. Y en los casos en que se utilice todavía la transferencia tendinosa, puede completarse con una TNS para recuperar la sensibilidad.
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