Los shocks de los desfibriladores implantables provocan costos de salud
Incluso cuando el shock era inadecuado, muchas personas de cualquier forma recibieron luego procedimientos médicos invasivos, encuentra un estudioTraducido del inglés: jueves, 16 de febrero, 2017
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
MIÉRCOLES, 15 de febrero de 2017 (HealthDay News) -- Aunque los desfibriladores implantables pueden administrar un shock que potencialmente salva la vida a un corazón que late de forma errática, los pacientes con frecuencia terminan en la sala de emergencias o en el hospital, y necesitan procedimientos médicos posteriores, muestra un nuevo estudio.
Esto sucedió en un 38 por ciento de los casos, fuera el shock necesario o no, añadieron los investigadores.
"Veo dos implicaciones", dijo el coautor del estudio, el Dr. Matthew Reynolds. "En primer lugar, debemos hacer todo lo que podamos para minimizar esos shocks, que se sabe que afectan de forma negativa a la calidad de vida del paciente, son clínicamente indeseables y, en nuestro estudio, provocaron costosas intervenciones médicas".
Esos procedimientos incluyen medidas invasivas para evaluar la función cardiaca, según el estudio.
"En segundo lugar, no hay un método estándar para gestionar esos eventos... así que debemos desarrollar una mejor comprensión sobre qué intervenciones son útiles y cuáles no tras estos shocks", añadió Reynolds, director de investigación en economía y calidad de vida en el Instituto Baim de Investigación Clínica, en Boston.
Los desfibriladores cardioversores implantables (DCI) funcionan al administrar un shock para restaurar el ritmo normal cuando las cámaras inferiores del corazón (los ventrículos) laten de forma errática.
Los shocks inadecuados ocurren cuando el dispositivo identifica erróneamente un latido cardiaco irregular como una arritmia ventricular, una afección que puede hacer que el paciente muera de un paro cardiaco si no se corrige. El paro cardiaco sucede cuando el corazón de repente deja de latir.
"Encontramos que los shocks de los desfibriladores implantables con frecuencia provocan una cascada de problemas médicos, los costos de los cuales parecen similares independientemente de que los shocks fueran por motivos adecuados o inadecuados", comentó Reynolds.
"Mejorar la fiabilidad de los desfibriladores implantables y programarlos de una forma que minimice los shocks no solo es bueno para los pacientes, sino que puede también ayudar a ahorrar algo de dinero al sistema de atención de la salud", explicó.
El Dr. Byron Lee es presidente de investigación sobre las arritmias en la Universidad de California, en San Francisco. Al revisar el estudio, dijo que "no me sorprende que los pacientes que reciben shocks de su DCI busquen atención médica. Los shocks son dolorosos y terroríficos".
Pero Lee añadió que "lo que encuentro decepcionante en este estudio es que un 38 por ciento de los shocks sean inadecuados o innecesarios. Las compañías de DCI deben hacerlo mejor".
Además del dolor, la ansiedad y la incomodidad para el paciente, también hay un problema económico. El costo promedio de la atención de la salud tras un shock fue de casi 5,600 dólares cuando el shock era adecuado y de casi 4,500 dólares cuando el shock era inadecuado, encontraron los investigadores.
El Dr. Gregg C. Fonarow es profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles. Dijo que "este estudio resalta la utilización significativa de recursos de atención de la salud y hospitalizaciones que ocurren tras los shocks de los DCI".
Fue interesante que casi la mitad de los pacientes que recibieron un shock de un DCI recibieron alguna forma de atención de la salud relacionada con el shock, y que uno de cada siete fuera hospitalizado, señaló Fonarow, que no participó en el estudio.
También es notable que los costos fueran similares independientemente de si el shock del DCI era adecuado o inadecuado, añadió Fonarow.
"Estos hallazgos sugieren que se necesitan esfuerzos adicionales para garantizar la optimización de la programación de los DCI, junto con otras estrategias para reducir los shocks de los DCI", planteó. "Esos esfuerzos podrían resultar en una reducción sustancial en el uso de la atención de la salud y en ahorros en los costos".
En el estudio, los investigadores recolectaron datos de más de 10,000 pacientes con desfibriladores implantables en Estados Unidos entre 2008 y 2010. Usaron datos enviados por el dispositivo al fabricante, y los vincularon con los expedientes médicos de los pacientes.
En ese periodo, más de 900 pacientes con una edad promedio de 61 años experimentaron casi 2,000 shocks.
Los investigadores también encontraron que un 46 por ciento de los pacientes recibieron atención de la salud relacionada con el shock. Uno de cada tres fue atendido en la sala de emergencias o solo recibió atención ambulatoria.
Pero uno de cada siete fue admitido en el hospital.
Los hallazgos podrían ser limitados porque todos los pacientes recibieron DCI del mismo fabricante, Medtronic. Además, no estuvieron disponibles factores que podrían haber sesgado los resultados, como la conducta y el estado de salud de los pacientes, anotaron los autores del estudio.
Los investigadores tampoco pudieron determinar si el tratamiento que los pacientes recibieron fue adecuado, solo si el shock era o no adecuado.
El informe aparece en la edición en línea del 14 de febrero de la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Matthew Reynolds, M.D., director, economics and quality of life research, Baim Institute for Clinical Research, Boston; Gregg Fonarow, M.D., professor, cardiology, University of California, Los Angeles; Byron Lee, M.D., professor, medicine, and chair, arrhythmia research, University of California, San Francisco; Feb. 14, 2017, Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, online
HealthDay
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