PUBLICADO EN 'ENFERMERÍA INTENSIVA'
Un estudio de la UPV/EHU analiza el impacto emocional de la muerte del paciente en el personal de emergencias
JANO.es · 17 febrero 2017 00:33
En el País Vasco, el 80% de las 850 personas en parada cardiorrespitaroria que son atendidas cada año por personal sanitario fuera del hospital, fallece en el lugar de la asistencia pese a los esfuerzos de reanimación.
Un estudio de la Universidad del País Vasco (UV/EHU) analiza el impacto emocional de la muerte del paciente en el personal sanitario de emergencias. La investigación se centra en las emociones y las estrategias de afrontación de los profesionales del ámbito de las emergencias extrahospitalarias tras la realización de maniobras de resucitación con resultado de muerte.
El trabajo ha sido realizado por un equipo de investigación de la UPV/EHU, liderado por Irrintzi Fernández-Aedo, profesor de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU y Sendoa Ballesteros-Peña, profesor de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU y enfermero asistencial en el Hospital OSI Bilbao-Basurto de Osakidetza.
El artículo titulado 'Estudio cualitativo sobre las experiencias y emociones de los técnicos y enfermeras de emergencias extrahospitalarias tras la realización de maniobras de reanimación cardiopulmonar con resultado de muerte' ha sido publicado en la revista científica Enfermería Intensiva, editada por la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC).
En la investigación se recuerda que en el País Vasco cada año cerca de 850 personas en parada cardiorrespiratoria son atendidas por profesionales sanitarios fuera del espacio hospitalario, de las cuales un 80% fallece en el mismo lugar de la asistencia pese a los esfuerzos de reanimación del personal sanitario y se apunta que ese contacto con la muerte supone, en la mayoría de los casos, "una experiencia impactante para el personal que trabaja en el servicio de emergencias sanitarias".
"Las emociones y sensaciones que afloran son el resultado de una combinación de tristeza por no haber podido salvar la vida del paciente y la tranquilidad al tener la certeza de que se ha realizado todo el esfuerzo posible", afirma el profesor Sendoa Ballesteros-Peña.
Además, la investigación constata que el personal sanitario, ante las emociones negativas derivadas del fallecimiento del paciente u otra situación traumática, elige como modo de afrontamiento el pasear o meditar, el apoyo entre compañeros de trabajo en el que exista un estrecho vínculo de confianza, y, en menor medida, el entorno familiar.
A ello ha añadido que "todo el personal entrevistado admite que la sensación generalizada es que en la práctica la notificación no se realiza de forma adecuada, y que a menudo rehúyen de hacerlo, demorando la noticia hasta que un médico llega al lugar y asume esa responsabilidad".
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