La nutrición en el tratamiento del cáncer (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Alimentación continua o por goteo cíclico
- En primer lugar, es necesario determinar los requisitos calóricos y nutricionales sin agua para planificar las recomendaciones de velocidad y tiempo.
- Las bombas de alimentación entérica ofrecen tasas de infusión confiables y constantes, y disminuyen el riesgo de retención gástrica.
- Si se presume que no hay factores adicionales, la alimentación en el estómago (25–30 cc/h) se puede comenzar a una tasa más alta que la alimentación en el yeyuno (10 cc/h); las tasas se aumentan de acuerdo con la tolerabilidad, cada 4 a 6 horas hasta que se alcanza la tasa necesaria para satisfacer las necesidades calóricas o nutricionales establecidas.
- El ciclo de alimentación continua se puede programar para que se administre durante la noche y permita mayor flexibilidad y comodidad. Si fuera físicamente posible, estas alimentaciones nocturnas permiten alimentaciones orales o por infusión rápida durante el día para satisfacer las metas nutricionales y suministrar un estilo de vida más normal.
Las fórmulas enterales varían en cuanto a la fuente y composición de nutrientes. La mayoría de las fórmulas comerciales son deslactosadas, kosher y halal. Las formulaciones estándar o poliméricas son apropiadas para la mayoría de pacientes. Se cuenta con fórmulas semielementales y elementales para los pacientes con malabsorción que no toleran las fórmulas estándar o se prevé que no las tolerarán. En algunos casos, quizá sea apropiado usar las fórmulas específicas para enfermedades (renal, pulmonar y para diabéticos), que están disponibles en el mercado pero, en general, no se necesitan a menos que las fórmulas estándar sean “insuficientes” para el paciente.
El empleo de fórmulas licuadas de alimentos integrales se ha vuelto más popular. Se dispone de algunos productos en el comercio y se han publicado recetas para la preparación casera de la fórmula. Es importante que un dietista revise meticulosamente el contenido de nutrientes de estas fórmulas licuadas caseras con el fin de que sean suficientes.[24]
Para los pacientes de un entorno perioperatorio, los datos probatorios apoyan el uso de las fórmulas IE. La fórmula más estudiada en esta categoría contiene una mezcla de arginina, ácidos grasos omega-3 y nucleótidos.[22,26] En los estudios se indica que el uso de estas fórmulas por un periodo muy corto puede reducir la incidencia de complicaciones quirúrgicas (infecciosas y de otro tipo) y disminuir la estancia hospitalaria.[19,22,32]
Vía y administración parenteral
Si se determina que la nutrición parenteral es beneficiosa y apropiada, se puede administrar por vía venosa central o periférica. Muchos pacientes de cáncer ya tienen catéteres IV centrales para incorporar múltiples terapias IV. Para los pacientes que todavía no tienen una vía de acceso central o que no la tendrán durante un periodo, es posible colocar un catéter periférico; no obstante, se debe tener precaución para evitar el uso excesivo de las vías IV periféricas dado que puede provocar esclerosis vascular. Para reducir al mínimo las complicaciones venosas, se limita el uso de la nutrición parenteral.[24]
La nutrición parenteral es una mezcla de dextrosa (carbohidratos), aminoácidos (proteínas) y emulsiones de lípidos (grasas) a la que se le agregan electrólitos, vitaminas y oligoelementos. Se recomienda que la regulación de la nutrición esté a cargo de profesionales de la salud especializados en el apoyo nutricional y que se conforme un equipo multidisciplinario que incluya un dietista certificado y un farmacéutico clínico.[33]
Por lo común la nutrición parenteral se inicia como una infusión de 24 horas. Después de que se establece la tolerabilidad y, por lo general, después de que se alcanzan las metas de macronutrientes, la nutrición parenteral se puede cambiar a administración cíclica (con frecuencia se cambia el tiempo de infusión a 10–14 horas). Se prefiere la infusión cíclica para los pacientes que recibirán nutrición parenteral en el hogar.[24] En general, se recomienda que la nutrición parenteral se inicie en el hospital y no en el hogar. Solo se debe considerar la nutrición parenteral en el hogar si los beneficios superan con creces los riesgos, y solo para los pacientes estables desde el punto de vista hemodinámico, con riesgo bajo de síndrome de realimentación y que no sean diabéticos.[34]
Farmacoterapia de la caquexia y la pérdida de peso relacionadas con el cáncer
Se han indicado muchas formas de tratar el síndrome de caquexia-anorexia (SCA), pero son muy pocos los tratamientos que produjeron mejoras uniformes; es probable que esto suceda debido a los mecanismos multifactoriales implicados.[35-37] Con el tratamiento se deben revertir las alteraciones metabólicas en carbohidratos, lípidos y proteínas y, a la vez, tratar la disminución del consumo calórico relacionado.[38] Aunque en la mayoría de los estudios se examinó el uso de un solo fármaco dirigido a tratar una parte de los múltiples aspectos relacionados con el SCA, muchos investigadores señalaron que un abordaje sería beneficioso un abordaje multifarmacológico.[38-40] En el Cuadro se ofrece un resumen de fármacos seleccionados.
Estimulantes del apetito
El primer aspecto cuyo tratamiento se estudió de forma extensa es la anorexia relacionada con el SCA. Para mejorar el apetito y el consumo calórico, se han llevado a cabo muchos estudios sobre el uso de distintas sustancias; entre otras: corticoesteroideos, análogos de la progesterona, andrógenos, canabinoides y ciproheptadina.
Corticoesteroides
Es probable que la dexametasona y la prednisolona hayan sido los primeros fármacos en estudio para tratar el cáncer. Estos esteroides, empleados en la oncoterapia por sus propiedades antiinflamatorias, antineoplásicas y antieméticas, han causado efectos secundarios como el aumento de apetito y peso, probablemente por su efecto en el hipotálamo.
En varios estudios numerosos controlados con placebo se observaron aumentos de apetito y peso relacionados con el uso de esteroides en este entorno.[41] No obstante, los efectos paliativos en el SCA suelen ser de corta duración y el uso prolongado se vincula con efectos secundarios importantes: avance de efectos catabólicos en los músculos, miopatía, enfermedad articular, hiperglucemia e hipertensión.[42,43]
Análogos de la progesterona
Al igual que los esteroides, los antagonistas de la progesterona son eficaces para mejorar el apetito y el peso en los pacientes con caquexia relacionada con el SIDA y el SCA.[44,45] También es posible que mejoren el catabolismo muscular. En un estudio de ratas que tenían tumores, el uso del acetato megestrol revirtió el desgaste muscular y mejoró el rendimiento físico.[46,47] No obstante, al igual que con los esteroides, en los ensayos clínicos se observó que hubo un aumento temporario de grasa y masa acuosa sin mejoras concomitantes en la masa corporal magra o la calidad de vida.[48,49]
En una revisión de Cochrane de 35 ensayos con 3963 pacientes se notificó sobre el uso de megestrol en dosis diarias de 160 a 800 mg para el tratamiento del SCA.[50] Los únicos beneficios uniformes que se observaron fueron el aumento de peso y la mejora del apetito. No se llegaron a conclusiones definitivas sobre otros resultados relacionados con la masa corporal magra, la calidad de vida o la fatiga. No hubo mejoras en la supervivencia.[50]
En un estudio de control de placebo se examinó el acetato de megestrol en dosis diarias de 7,5 mg/kg en 26 niños con pérdida de peso superior a 5 %. El grupo de megestrol tuvo un aumento promedio de peso de 19,7 %, en comparación con la pérdida de peso de 1,2 % (P = 0,003) del grupo de placebo.[51] También se estudió el megestrol en la profilaxis de la pérdida de peso, pero de nuevo, no se observaron mejoras en la calidad de vida, masa corporal magra ni la supervivencia.[46,52,53] Se han expresado preocupaciones por un posible aumento de los fenómenos tromboembólicos, la desregulación de hormonas sexuales y la inhibición del eje hipotalámico pituitario que produce una insuficiencia suprarrenal sintomática.[54]
Canabinoides
Hay un interés permanente por el uso de los canabinoides para el SCA debido a sus efectos en el apetito y el posible beneficio para la caquexia a causa de la infección por el VIH.[55] Sin embargo, en un estudio de 469 pacientes en el que comparó el dronabinol solo con el acetato de megestrol solo, el dronabinol resultó inferior al acetato de megestrol y hubo efecto aditivo cuando se combinaron.[56] En un ensayo europeo similar con 243 pacientes en el que se comparó el dronabinol con un placebo tampoco se encontró un beneficio.[57] Para obtener más información sobre el Cannabis y los canabinoides, consultar el sumario del PDQ Cannabis y canabinoides.
Ciproheptadina
La ciproheptadina es un antagonista de la serotonina y la histamina que se elabora como antihistamínico. Los efectos secundarios incluyen aumento de apetito y de peso.[58] El uso de la ciproheptadina se estudió sobre todo para una amplia gama de trastornos infantiles que se relacionan con la anorexia y la pérdida de peso; en varios estudios, se observaron mejoras significativas en el peso con su uso.[59-61] En un estudio del uso de la ciproheptadina en niños con SCA, un grupo de investigadores examinó a 66 niños con pérdida de peso superior a 5 %.[60] Se administró a los niños una dosis diaria de ciproheptadina de 0,25 mg/kg. Se clasificó a 76 % como pacientes con respuesta, ya sea porque aumentaron de peso o dejaron de bajar de peso. También se observó un aumento significativo en las concentraciones séricas de leptina.[60] La leptina es una hormona proteica elaborada por los adipocitos y se vincula con la masa corporal; en particular, la grasa corporal. Se ha demostrado una relación entre el aumento de la concentración sérica de leptina y el aumento del índice de masa corporal.[60]
Fármacos antiinflamatorios
El SCA es un trastorno multifactorial que se presenta en más de 50 % de los pacientes de cáncer en estadio avanzado. Se ha determinado que el origen de los aumentos en las citocinas relacionadas con el cáncer son de gran importancia; por ejemplo, el factor α de necrosis tumoral (FNT α), la interleucina-6 (IL-6) y la interleucina-1 (IL-1).[62] Se han estudiado los fármacos que inhiben los aumentos de citocina en el cáncer para su aplicación en los pacientes con SCA.[63-65] Aunque se realizaron varios ensayos con ácido eicosapentanoico (EPA), un ácido graso omega-3 que se encuentra en el aceite de pescado,[66] en un metanálisis sobre su uso para el SCA no se logró demostrar una mejora uniforme del SCA.[17] Asimismo, en varias revisiones bibliográficas sistemáticas de estudios en los que se emplearon antiinflamatorios no esteroideos, no se obtuvieron datos probatorios concluyentes sobre la eficacia de estos fármacos.[67,68]
También se ha estudiado el uso de ciertos fármacos de terapia dirigida. Entre otros, se encuentran los fármacos dirigidos a FNT α como etanercept, infliximab y pentoxifilina, que en ensayos poco numerosos no tuvieron un efecto importante.[69]
Se realizaron algunos estudios sobre la talidomida, un antagonista inespecífico del FNT.[70-74] Hay interés en el uso de la talidomida para tratar el SCA debido a sus propiedades inmunomoduladoras.[71] En un ensayo monocéntrico con enmascaramiento doble, se asignó al azar a 50 pacientes de cáncer de páncreas con una pérdida de peso corporal superior a 10 % para que recibieran 200 mg talidomida o placebo durante 24 semanas. En comparación con el grupo de placebo, los pacientes que recibieron talidomida tuvieron una pérdida de peso con significación estadística.[73] Asimismo, en un ensayo de igual tamaño en el que se administraron 100 mg de talidomida no se demostró ningún efecto terapéutico.[71] Por otra parte, en una revisión sobre este tema llevada a cabo por Cochrane, se notificó que no había suficientes datos probatorios que respaldaran el uso de la talidomida para tratar a pacientes de cáncer en estadio avanzado.[75]
Otros fármacos de interés
Terapia combinada
En vista de las características etiológicas multifactoriales del SCA y los múltiples mecanismos implicados, la combinación de fármacos múltiples con distintos mecanismos de acción podría producir una mayor eficacia terapéutica.[80,81] En un estudio, se asignó al azar a 332 pacientes de SCA a 1 de 5 grupos de tratamiento: medroxiprogesterona sola, complementación oral con EPA, L-carnitina, talidomida o una combinación de los cuatro fármacos.[74] Los investigadores observaron la masa corporal magra, el gasto de energía en reposo y la fatiga. En este estudio, el grupo que recibió la combinación obtuvo resultados superiores. En otro ensayo se comparó el uso de megestrol solo con el megestrol combinado con L-carnitina, celecoxib y antioxidantes para tratar a 104 mujeres con neoplasias malignas ginecológicas.[80] De nuevo, el grupo que recibió la combinación obtuvo resultados superiores.
Los investigadores también estudiaron la combinación de formoterol (un agonista anabólico de los receptores adrenérgicos β2) con acetato de megestrol en 13 pacientes. Entre los pacientes evaluables, 6 de 7 lograron una respuesta importante, con aumentos de masa muscular.[44] Por el contrario, en otro estudio en el que se comparó el uso de megestrol con meloxicam, el uso de meloxicam y EPA, y el uso de megesterol con meloxicam y EPA, el régimen de los tres fármacos combinados no presentó ventajas.[82] Además, es posible que estas combinaciones aumenten los efectos tóxicos acumulados. En consecuencia, en la actualidad no se recomienda ninguna combinación en particular. Es más, es probable que sea más eficaz la combinación de farmacoterapia con apoyo nutricional y un aumento de la actividad física.
Resumen de estrategias farmacoterapéuticas
El SCA es una complicación multifactorial compleja del cáncer y su tratamiento, que resulta en pérdida de peso y disminución de la masa corporal magra. A medida que aumente la comprensión de los mecanismos del SCA y se disponga de nuevos fármacos que se dirijan selectivamente a las vías propuestas, se espera que mejore la eficacia de los tratamientos. En los ensayos con fármacos nuevos se deben poder comparar grupos de pacientes similares. Por otra parte, el tratamiento preventivo de pacientes con riesgo alto, en vez de pacientes que ya tienen el SCA, quizás se vincule con desenlaces más favorables. Es fundamental llevar a cabo más ensayos clínicos para identificar las mejores terapias posibles.
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Nutrición durante el cáncer en estadio avanzado o terminal
En los pacientes con enfermedad avanzada a menudo aparecen nuevos efectos secundarios nutricionales o que empeoran a medida que progresa la enfermedad o el tratamiento. En una gran revisión sistemática de la prevalencia de los síntomas en los pacientes de cáncer incurable, los síntomas con efecto nutricional más frecuentes fueron anorexia, xerostomía, estreñimiento y náuseas.[1] Estos síntomas se presentaron en un subgrupo grande de pacientes atendidos en diversos entornos y en un subgrupo reducido de pacientes en las últimas 2 semanas de vida. Otros síntomas de los pacientes de cáncer en estadio avanzado atendidos en unidades hospitalarias de cuidado paliativo,[2,3] clínicas especializadas en caquexia por cáncer,[4] programas de cuidados paliativos u otros centros, [3] son distensión, estreñimiento, disfagia, dificultades para masticar, saciedad precoz, mucositis, cambios en el gusto y vómitos.[1-4] Además, en los pacientes de cáncer en estadio avanzado que tienen dolor y estreñimiento relacionado inducido por opioides (OIC), se notificó tensión física y psicológica relacionada con el OIC.[5]
La caquexia resistente al tratamiento se produce como consecuencia de un cáncer en estadio muy avanzado o una enfermedad progresiva que no responde a la terapia antineoplásica. Se relaciona con un catabolismo activo y con pérdida de peso que no responde a la terapia nutricional. Al final de la vida, los pacientes a menudo tienen una ingestión muy restringida de alimentos y líquidos como parte del proceso normal del moribundo.[6,7]
La meta principal de la intervención nutricional para los pacientes de cáncer en estadio avanzado es conservar o restaurar la mejor calidad de vida posible, así como aliviar cualquier síntoma relacionado con la nutrición que cause tensión.[7] Sin embargo, los aspectos nutricionales y relacionados con la hidratación de los pacientes de cáncer en estadio avanzado quizá sean una fuente de conflictos entre los pacientes y sus familias, y entre los pacientes y el equipo de atención de la salud.[7] Los proveedores de atención deberían hablar sobre la historia natural de la caquexia en el cáncer terminal y ayudar a los pacientes a enfrentar las implicaciones emocionales de la caquexia y anorexia por cáncer.[8]
Metas de la terapia nutricional para el cáncer en estadio avanzado
Las metas nutricionales para el paciente de cáncer avanzado tal vez dependan del plan de atención general. Es posible que estos pacientes estén recibiendo terapia anticancerosa (con cuidados paliativos simultáneos o sin estos), cuidados paliativos solos o quizá participen en programas específicos de cuidados paliativos para pacientes terminales. Independientemente del entorno de atención, los pacientes se someten a detección para determinar la necesidad de intervención nutricional. La Patient-Generated Subjective Global Assessment (PG-SGA) se validó en pacientes de cáncer; con ella se evalúan los antecedentes de peso, ingestión de alimentos, síntomas y estado funcional.[9,10] Cuando se inician los cuidados paliativos de manera temprana en el proceso patológico, las metas nutricionales se enfocan en apoyar el tratamiento activo y se dirigen a mejorar los desenlaces del tratamiento, la composición corporal, el funcionamiento físico y la paliación de los síntomas.
A medida que el énfasis de atención cambia de la terapia modificadora del cáncer hacia una atención en programas de cuidados paliativos o para pacientes terminales, las metas nutricionales quizá se tornen menos intensivas y se pase a enfatizar la comodidad del paciente. Se necesita una evaluación y ajustes continuos de las metas e intervenciones nutricionales a lo largo de este proceso continuo con el fin de satisfacer las necesidades cambiantes del paciente que recibe atención paliativa o que participa en los programas de cuidados paliativos.[9]
Intervenciones nutricionales durante la atención avanzada
Es posible que surjan dilemas éticos cuando los pacientes, familiares o cuidadores solicitan el empleo de nutrición e hidratación artificial a pesar de que no haya expectativas de recuperación de la enfermedad subyacente o no se obtenga un beneficio apreciable de la intervención. Cuando hay incertidumbre acerca de si un paciente se beneficiará de la nutrición artificial, la hidratación o ambos, tal vez sea útil hacer una prueba temporal. Se establecen criterios de valoración claros y medibles al principio de la prueba temporal. El equipo de atención explicará que, así como con otras terapias médicas, la nutrición e hidratación artificiales se pueden interrumpir si no producen los efectos nutricionales deseados.[11]
Se carece de ensayos controlados aleatorizados de nutrición enteral y parenteral en los pacientes de cáncer que reciben atención paliativa formal.[12] A partir de los datos probatorios disponibles y del consenso de expertos, en las directrices clínicas se recomienda que se limite el uso de la terapia de apoyo nutricional en los pacientes de cáncer avanzado solo para pacientes en situaciones muy seleccionadas.[13,14] Los pacientes en quienes se ha demostrado una reacción favorable a la nutrición parenteral son aquellos con un estado funcional adecuado según un puntaje mayor de 50 % del Karnofsky Performance Status[15]; obstrucción intestinal inoperable; síntomas mínimos de una enfermedad que afecta órganos vitales; y enfermedad de escasa malignidad.[13,16] Para que los pacientes se beneficien de la nutrición parenteral, deben ser física y emocionalmente capaces de participar en su propia atención; tener una esperanza de vida mayor a 40–60 días; tener gran apoyo social y económico en su hogar, que incluya un cuidador no capacitado dedicado que viva con el paciente; y en quienes fallaron las pruebas con terapias menos invasivas como los estimulantes del apetito y la alimentación enteral. A los pacientes con una esperanza de vida menor de 40 días, se les puede ofrecer paliación con terapia de rehidratación intravenosa (IV) en el hogar; aunque esta práctica es objeto de controversia.[13]
Consideraciones nutricionales durante la etapa el final de la vida
Los pacientes y cuidadores a menudo consideran que proveer alimentos y líquidos es parte de la atención básica. Sin embargo, el uso de la nutrición e hidratación artificiales en la etapa final de la vida es una intervención compleja, que genera controversia y depende de factores clínicos, culturales, religiosos, éticos y legales. Los pacientes y familiares a menudo creen que el uso de estas intervenciones mejorará la calidad y la duración de la vida, pero se carece de datos probatorios que indiquen un beneficio claro.[12,17] También hay cargas posibles relacionadas con esta atención, como las siguientes:
- Sepsis (un riesgo de la nutrición parenteral).
- Aspiración y diarrea (un riesgo de la alimentación por sonda).
- Úlceras por presión y lesiones de la piel.
- Complicaciones causadas por sobrecarga hídrica.
Además, los pacientes con agitación o confusión que reciben nutrición e hidratación artificiales quizá necesiten de restricción física con el fin de evitar que se retiren la sonda de gastrostomía, la sonda nasogástrica o el catéter IV central.[18]
Los pacientes terminales con disfagia progresiva tienen menos riesgo de aspiración con líquidos espesos que con líquidos de baja densidad.[7] A menudo se logra aliviar la sed con sorbos de agua, pedazos de hielo y buena higiene oral. En los últimos días de vida, la incidencia de problemas deglutorios llega a ser tan alta como de 79 % e incluye tos frecuente, anorexia y problemas con las secreciones orales.[19] La comunicación dentro del equipo de atención de la salud y el apoyo a la familia y cuidadores es importante con el fin de aliviar la tensión concerniente a la disminución de la ingestión de alimentos y líquidos y eliminar expectativas poco realistas.[7]
Para los pacientes en la etapa final de la vida, las metas de la terapia nutricional se dirigen a aliviar los síntomas más que revertir los déficits nutricionales. El placer de degustar los alimentos y los beneficios sociales de participar en las comidas con familia y amigos se debe priorizar sobre el aumento de la ingesta calórica.[6] En una revisión sistemática de las prácticas y efectos en los pacientes de cáncer en la última semana de vida, no se encontró ningún estudio que apoyara el uso de la nutrición artificial; además, los estudios de hidratación artificial muestran resultados contradictorios.[20] En los estudios que describen efectos positivos de la hidratación se notifican menos náuseas crónicas y signos físicos de deshidratación, mientras que en los estudios que describen resultados negativos se notifican más ascitis y secreciones intestinales. En otros estudios, no se identificaron efectos en el delirium terminal, la sensación de sed, las náuseas crónicas o la sobrecarga hídrica.[20]
En un ensayo clínico aleatorizado bien diseñado, se notificó que la hidratación con 1 litro por día durante una semana no mejoró los síntomas de deshidratación (fatiga, mioclonos, sedación, alucinaciones) ni produjo beneficio para la calidad de vida o la supervivencia.[21] En una evaluación prospectiva de las directrices nacionales del Japón sobre nutrición parenteral en la etapa final de la vida, se indicó que hay poco perjuicio o beneficio; sin embargo, los pacientes expresaron un alto grado de satisfacción y sintieron que obtuvieron beneficios.[22] En un estudio posterior en el que se usaron las directrices japonesas, se indicó que los síntomas relacionados con la hidratación (náuseas, edema, disnea, dolor o distensión abdominal) mejoraron de forma significativa, y que también mejoró la calidad de vida, la satisfacción global y la sensación de beneficio.[23]
La American Academy of Hospice and Palliative Medicine sugiere que los proveedores de atención sanitaria promuevan entre médicos, otros profesionales de atención de la salud, pacientes y familiares conversaciones respetuosas e informadas acerca de los efectos de la nutrición e hidratación artificiales cerca del final de la vida.[11] Es responsabilidad de los médicos y de otros profesionales de atención de la salud describir las opciones disponibles cuando se está considerando la iniciación, continuación o interrupción de la nutrición artificial, y establecer los objetivos de atención con el paciente o su representante legal. Es ideal que los pacientes tomen sus propias decisiones a partir de una evaluación cuidadosa de los beneficios y cargas potenciales, de manera congruente con las normas legales y éticas que permiten que el paciente acepte o renuncie a intervenciones médicas específicas.[11]
Aspectos éticos, culturales y religiosos de la nutrición e hidratación médicas asistidas durante el cáncer en estadio avanzado
Las decisiones acerca de proveer nutrición e hidratación artificiales a los pacientes en las etapas finales de la vida son complejas y están condicionadas por aspectos éticos, legales, culturales y consideraciones clínicas, así como las preferencias del paciente y sus familiares. En el caso de la muerte en sí, la manera en que ocurre y la calidad de vida son asuntos de importancia que tienen consecuencias espirituales y psicológicas para todas las personas involucradas.[24]
Varias organizaciones publicaron directrices sobre las consideraciones éticas para renunciar o suspender el apoyo de hidratación y nutrición; entre ellas, la American Medical Association,[25] la American Academy of Hospice and Palliative Medicine,[11] la Hospice and Palliative Nurses Association,[18] la American Society for Parenteral and Enteral Nutrition,[26,27] y la Academy of Nutrition and Dietetics.[28] En estas directrices se reflejan las decisiones judiciales que respaldan la autoridad y libertad de las personas competentes para rechazar la hidratación y nutrición que prolonga la vida, la función del conocimiento médico, y el respecto por la dignidad y los valores del paciente y su familia. (Para obtener más información, consultar las secciones sobre Hidratación artificial y Nutrición artificial en el sumario del PDQ Etapa final de la vida).
La religión y las tradiciones religiosas brindan un conjunto de creencias fundamentales sobre los eventos vitales y una base ética para tomar decisiones clínicas.[24] Aunque los principios fundamentales de las religiones principales brindan perspectivas sobre la muerte y la agonía del moribundo, las decisiones relacionadas con la nutrición e hidratación artificiales siguen siendo complicadas e incluso varían en la misma religión o tradición de fe.
Con el fin de ofrecer un entorno óptimo, inclusivo y de sanación, todos los miembros de los equipos de atención paliativa deben ser conscientes de su propia espiritualidad y de las maneras como difiere de la espiritualidad de los otros miembros del equipo, así como de los pacientes que atiende y sus familias.[29,30] Las directrices de práctica clínica publicadas por el National Consensus Project for Quality Palliative Care incluyen los aspectos espirituales, religiosos y existenciales de la atención.[30] Un grupo de investigadores [24] brindó una visión de los principios y perspectivas que mantienen las tradiciones de fe católica romana, judía, budista e islámica; otro grupo [31] produjo un análisis exhaustivo de la manera en que las religiones universales formulan decisiones éticas relacionadas con la interrupción del tratamiento y el momento de la muerte.
A menudo las creencias religiosas están muy relacionadas con las perspectivas culturales. Las personas que viven en medio de una tradición particular continúan recibiendo su influencia aun cuando dejen de creer o practicar dicha tradición.[31] En algunas culturas, la autonomía individual no es el principio prevalente o predominante; algunas culturas asiáticas, nativas de América e hispanas favorecen la autonomía familiar o comunitaria.[26] Es importante diferenciar entre las culturas mayoritarias y minoritarias. Es posible que los pacientes confíen en su religión y espiritualidad como medios importantes para interpretar y enfrentan las enfermedades.[32]
Las preferencias religiosas y culturales sobre la nutrición e hidratación artificiales son expresiones de la autonomía del paciente y, en muchos casos, sobrepasan las consideraciones clínicas. Cuanto estos valores entran en conflicto con el juicio clínico, los profesionales de la salud pueden trabajar con el paciente o el representante legal para consultar a líderes religiosos y a la comunidad ética a la que el paciente pertenece, así como al comité de ética institucional, con el fin de facilitar la resolución del conflicto.[26,27]
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Reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos a los pacientes de cáncer
La gran variedad de prácticas relacionadas con las dietas neutropénicas es un reflejo de la falta de datos probatorios sobre la eficacia de las restricciones alimentarias para la prevención de las complicaciones infecciosas en los pacientes de cáncer. En los estudios se han evaluado varios abordajes de restricciones alimentarias que no hay demostrado un beneficio claro.
En un metanálisis y revisión sistemática de artículos en los que se evaluó el efecto de la dieta neutropénica en las infecciones y tasas de mortalidad de pacientes de cáncer, no se encontró superioridad o ventaja de usar una dieta neutropénica en lugar de una alimentación regular en pacientes de cáncer con neutropenia.[1,2] Se identificaron cuatro estudios en el metanálisis: un estudio de observación y 3 ensayos controlados aleatorizados en los que participaron 918 pacientes de cáncer o trasplante de células madre. Aun después de que se excluyó del análisis el estudio de observación, los resultados fueron los mismos.[1] En la revisión sistemática se identificaron solo 3 ensayos aleatorizados,[3-5] en los que se compararon diferentes regímenes de alimentación en 192 niños y adultos. En la revisión se concluyó que estos estudios individuales no brindan datos probatorios que demuestren que el uso de una alimentación baja en bacterias prevenga infecciones.[2]
En otros estudios se demostraron posibles efectos adversos de la dieta neutropénica. Un grupo de investigadores [6] llevó a cabo una revisión retrospectiva de 726 pacientes sometidos a trasplante de células hematopoyéticas (TCH). Los 363 pacientes que recibieron la dieta neutropénica presentaron mayor número de infecciones documentadas que los 363 pacientes que recibieron la dieta general del hospital que permitía el consumo de pimientos negros, así como frutas y verduras lavadas, y excluía tomates, semillas y nueces crudas. Las diferencias en las tasas de infección fueron especialmente notables después de la resolución de la neutropenia (P < 0,008). El grupo de dieta neutropénica presentó una tasa significativamente mayor de infecciones que se podía atribuir a una fuente gastrointestinal, así como una tendencia hacia una tasa más alta de infecciones por enterococos resistentes a la vancomicina.[6]
Debido a que no hay datos probatorios clínicos que definan las restricciones alimentarias que se necesitan para prevenir las infecciones transmitidas por alimentos en los pacientes de cáncer con inmunodepresión, las recomendaciones sobre seguridad alimentaria parten de las directrices generales de seguridad alimentaria y del principio de evitar los alimentos que con mayor frecuencia contienen organismos patógenos. La eficacia de estas directrices depende del conocimiento del tema que tengan el paciente y su cuidador, así como del cumplimiento con las prácticas de manejo seguro de los alimentos y la evitación de los alimentos que confieren un riesgo alto. Los centros oncológicos pioneros tienen directrices para los pacientes sometidos a TCH y cuentan con información sobre las prácticas de seguridad alimentaria relacionadas con la compra, almacenaje y preparación de los alimentos (por ejemplo, la Stem Cell Transplant Diet del University of Pittsburgh Medical Center y la Dieta de baja carga microbiana del Memorial Sloan Kettering Cancer Center). El Servicio de Inocuidad e Inspección de los Alimentos del Departamento de Agricultura y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos diseñaron información orientada a las personas con cáncer y receptores de trasplante que también está disponible en Internet.[7,8] Se puede indicar a los pacientes que visiten de manera regular espanol.foodsafety.gov para obtener información actualizada acerca de las retiradas del mercado de alimentos y alertas sobre alimentos.
En las recomendaciones se apoya el uso de procedimientos de manejo seguro de los alimentos y evitar el consumo de alimentos que acarrean un riesgo alto de infección, como se describe en el Cuadro 7.
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Tendencias nutricionales en cáncer
Regímenes de alimentación o dietas especiales
Es imprescindible mantener una nutrición adecuada durante el tratamiento del cáncer porque puede reducir los efectos secundarios del tratamiento, prevenir los retrasos del tratamiento y ayudar a mantener la calidad de vida.[1] No obstante, muchos pacientes consideran que el régimen de alimentación es una manera de potenciar la eficacia del tratamiento, disminuir al mínimo los efectos tóxicos relacionados con el tratamiento, o apuntar al cáncer en sí, a menudo al cumplir una dieta específica que tiene beneficios supuestos contra el cáncer o al consumir suplementos nutricionales. Es muy posible que los pacientes busquen información en páginas de Internet y otras fuentes no especializadas sobre métodos de alimentación para controlar el riesgo de cáncer y mejorar el pronóstico. Lamentablemente, la mayor parte de esta información no se sustenta en suficientes datos probatorios.
En la sección que sigue se resume el estado de los conocimientos científicos sobre algunos de las dietas y suplementos alimentarios más populares.
Dieta vegetariana o vegana
La dieta vegetariana es popular, fácil de poner en práctica y, si se sigue de manera diligente, no produce deficiencias nutricionales. Hay datos probatorios sólidos de que la dieta vegetariana disminuye la incidencia de muchos tipos de cáncer, en especial de los cánceres del tubo digestivo.[2] Sin embargo, no se sabe cómo la dieta vegetariana o vegetariana estricta (vegana) afecta los síntomas del tratamiento, los tratamientos del cáncer o los desenlaces de las personas sometidas a estos. No se han publicado ensayos clínicos, estudios piloto o informes de casos sobre la eficacia de una dieta vegetariana para controlar los efectos del tratamiento contra el cáncer y sus síntomas. No hay datos probatorios que indiquen un beneficio de adoptar una dieta vegetariana o vegana en el momento del diagnóstico o durante el tratamiento del cáncer. Por otra parte, no se ha comprobado que una persona que sigue una dieta vegetariana o vegana antes de someterse a una terapia contra el cáncer deba abandonarla en el momento de empezar el tratamiento.
En un estudio piloto, se indicó que cumplir con una alimentación a base de plantas previene la progresión del tumor en hombres con cáncer de próstata localizado.[3] Está en curso un ensayo clínico aleatorizado a partir de este estudio piloto con el fin de determinar la eficacia.[4] En el momento no hay otros ensayos clínicos aleatorizados en los que se estudie la función de la dieta vegetariana o vegana estricta en el tratamiento contra el cáncer.
Dieta macrobiótica
La dieta macrobiótica varía según el sexo de la persona, el grado de actividad y el clima (y estación) en la que vive, entre otras variables. Es una alimentación rica en carbohidratos, baja en grasas, a base de plantas y derivada de principios filosóficos que promueven una manera saludable de vivir. La dieta consta de 35 a 50 % (por peso) de granos enteros, 25 a 35 % de verduras, 5 a 10 % de sopas, 5 a 10 % de verduras y vegetales marinos cocidos, y 5 a 10 % de pescado.
Aunque hay informes anecdóticos sobre la eficacia de una dieta macrobiótica como terapia alternativa contra el cáncer, ninguno se publicó en revistas científicas con revisión externa. No hay ensayos clínicos, estudio de observación o estudios piloto en los que se examine esta dieta como una terapia complementaria o alternativa para el cáncer. De hecho, en dos revisiones sobre las dietas y los datos probatorios de su eficacia en el tratamiento del cáncer, se concluyó que no hay pruebas científicas para promover el consumo de una dieta macrobiótica para el tratamiento del cáncer.[5,6] Debido a que la investigación actual es muy escasa, no se pueden emitir recomendaciones a favor o en contra de una dieta en combinación con el tratamiento estándar. No hay ensayos clínicos en curso en los que se esté estudiando la función de la dieta macrobiótica en el tratamiento del cáncer.
Dieta cetogénica
La dieta cetogénica se consolidó como un tratamiento alternativo eficaz para algunos casos de epilepsia y se ha vuelto más popular para su empleo en combinación con los tratamientos estándar del glioblastoma. La teoría que respalda esta dieta como tratamiento del cáncer es que la reducción de la disponibilidad de glucosa que llega al tumor disminuye la actividad tumoral; la glucosa se restringe cuando se entra en un estado de cetosis mediante restricción alimentaria de carbohidratos y aumento del consumo de grasas.
La dieta cetogénica es difícil de seguir y depende más de las proporciones exactas de macronutrientes (por lo general, en una proporción de 4 a 1 de grasas frente a carbohidratos y proteínas) en comparación con otras dietas de la medicina complementaria y alternativa (MCA). Por lo tanto, en la mayoría de los estudios el enfoque se hace en la factibilidad de la dieta, la tolerabilidad y la inocuidad, asuntos ya demostrados para los pacientes de glioblastoma en varios estadios de la enfermedad.[7-9]
Dado que se comprobó la inocuidad y factibilidad, en varios ensayos se están inscribiendo a pacientes para estudiar la eficacia de la dieta cetogénica en el glioblastoma. Por lo tanto si un paciente al que se le diagnostica glioblastoma desea comenzar una dieta cetogénica, lo más inocuo es que se implemente de manera adecuada y bajo la guía de un dietista certificado;[10] sin embargo, se desconoce su eficacia para tratar la enfermedad y aliviar los síntomas.
Suplementos alimentarios
Vitamina C
Para obtener más información sobre el uso de las dosis altas de vitamina C como tratamiento para personas con cáncer, consultar el sumario del PDQ Dosis altas de vitamina C.
Probióticos
El consumo de probióticos se ha vuelto más común dentro y fuera del campo del tratamiento del cáncer. En investigación sólida se demostró que los pacientes toleran bien la administración de suplementos de probióticos durante la radioterapia o la quimioterapia, y que se logra prevenir la diarrea causada por la radiación y la quimioterapia, en especial en quienes reciben radiación dirigida al abdomen.[11-13] Por lo tanto, si un paciente recibe radiación en el abdomen o un quimioterapéutico que causa diarrea como efecto secundario común, quizá sea beneficioso comenzar con un suplemento de probiótico en el momento de iniciar la terapia.
Melatonina
La melatonina es una hormona endógena que se ha empleado como suplemento de MCA (junto con la quimioterapia y la radioterapia) para actuar sobre la actividad del tumor y reducir los síntomas relacionados con el tratamiento; en particular, para tumores sólidos.
En varios estudios se demostró respuesta tumoral o estabilización de la enfermedad al administrar una combinación de quimioterapia y melatonina oral, en contraposición a quimioterapia sola; en un estudio se observó respuesta tumoral a la combinación de melatonina y radioterapia.[14-19] De hecho, es posible que la combinación de melatonina y quimioterapia aumente la supervivencia hasta por 5 años en comparación con la quimioterapia sola. No obstante, en otro estudio no se demostró aumento de la supervivencia con el empleo de melatonina, pero si se demostró mejora de la calidad de vida.[20]
El consumo de melatonina combinada con quimioterapia tal vez disminuya o prevenga algunos efectos secundarios y efectos tóxicos relacionados con el tratamiento que pueden demorar el tratamiento, hacer que se reduzcan las dosis y afectar de manera negativa la calidad de vida. El consumo de suplementos de melatonina se relacionó con disminuciones significativas de neuropatía y neurotoxicidad, mielodepresión, trombocitopenia, cardiotoxicidad, estomatitis, astenia y malestar.[15,16,18,21] No obstante, en un estudio no se halló beneficio de consumir melatonina suplementaria para disminuir los efectos tóxicos o mejorar la calidad de vida.[22]
En general, en varios estudios poco numerosos se encontraron algunos datos probatorios que respaldan la administración de suplementos de melatonina durante la quimioterapia o radioterapia, usadas para tratar tumores sólidos, con el fin de fomentar la respuesta tumoral y disminuir los efectos tóxicos; no se encontraron efectos secundarios adversos de la administración de suplementos de melatonina. Por lo tanto, quizá sea apropiado ofrecer melatonina oral combinada con quimioterapia o radioterapia para los pacientes con tumores sólidos en estadio avanzado.
Glutamina oral
La glutamina es un aminoácido especialmente importante para las células de la mucosa digestiva y su reproducción. A menudo, estas células se lesionan durante la quimioterapia y radioterapia, lo que provoca mucositis y diarrea, que puede provocar demoras del tratamiento, disminuciones de la dosis y compromiso grave de la calidad de vida. Algunos datos probatorios permiten indicar que la glutamina oral reduce ambos efectos tóxicos al fomentar la cicatrización más rápida de las células de la mucosa de todo el tubo digestivo.
Para los pacientes que reciben quimioterapia y tienen riesgo alto de padecer de mucositis, ya sea porque tuvieron antes mucositis o porque reciben quimioterapia que se sabe produce mucositis, la glutamina oral quizá reduzca la gravedad y la incidencia de esta complicación.[23-25]
Para los pacientes sometidos a radioterapia dirigida al abdomen, la glutamina oral a veces reduce la gravedad de la diarrea y produce menos demoras del tratamiento.[26,27] No obstante, en un estudio no se encontró beneficio de la glutamina oral para la prevención de la diarrea causada por la quimioterapia.[28]
Además de disminuir los efectos tóxicos digestivos, la glutamina oral también puede disminuir la neuropatía periférica de los pacientes que reciben quimioterapia con paclitaxel.[29] Se necesita llevar a cabo ensayos clínicos aleatorizados más numerosos para determinar la eficacia de la glutamina oral para el tratamiento de la neuropatía periférica.
La glutamina oral es un suplemento inocuo, sencillo y de relativo bajo costo que quizá disminuya los efectos tóxicos graves producidos por la quimioterapia y la radiación.
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Modificaciones a este sumario (09/24/2019)
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PDQ® sobre los cuidados médicos de apoyo y los cuidados paliativos. PDQ La nutrición en el tratamiento del cáncer. Bethesda, MD: National Cancer Institute. Actualización: <MM/DD/YYYY>. Disponible en: https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/efectos-secundarios/perdida-apetito/nutricion-pro-pdq. Fecha de acceso: <MM/DD/YYYY>.
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