En esta nueva normalidad es necesario analizar cómo la pandemia ha afectado a todo el Sistema Sanitario, también a los pacientes no COVID-19. Ese es el objetivo del “Estudio del impacto de la COVID-19 en las personas con enfermedad crónica”. Realizado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), su objetivo es conocer sido el impacto producido en las personas con una enfermedad previa, debido al estado de alarma. Por ejemplo a la cancelación de consultas o aplazamiento de la mismas.
Así se concluye que el 69 por ciento de los pacientes crónicos sufrió la cancelación de las consultas que tenía programadas antes de la crisis de la COVID-19. Del 31 por ciento que no sufrió esta cancelación, el 66,5 por ciento las vio aplazadas.
Además de la cancelación de consultas, pruebas e intervenciones, el 41,4 por ciento de las personas encuestadas sufrió la suspensión o aplazamiento de su rehabilitación.
También se indica que el 80 por ciento de las personas que participaron en el estudio,  encontró con dificultades para poder conseguir la medicación durante el estado de alarma. Sólo uno de cada tres participantes pudo comunicarse con el profesional sanitario de manera telemática.

Consecuencias de la cancelación de las consultas

Respecto a las consecuencias de la cancelación de las consultas, en informe analiza el impacto de salud, además con perspectiva de género. Así, tres de cada cuatro mujeres indican que su salud ha empeorado debido a la situación vivida, frente a uno de cada cinco hombres.
Otro dato relevante fue que el 36,4 por ciento de los crónicos se vio obligado a seguir acudiendo a su puesto de trabajo pese a ser población de riesgo.
Por último, el 40,6 por ciento de los pacientes consultados sintió la necesidad de tener acompañamiento psicológico durante el estado de alarma. Solo el 3,4 por ciento indicó que recibió este servicio de acompañamiento.