Tratamiento de los tumores de hipófisis (PDQ®)–Versión para profesionales de salud
Información general sobre los tumores de hipófisis
Los tumores hipofisarios representan de 10 a 25 % de todos los neoplasmas intracraneales, según el estudio que se cite, y se pueden clasificar en tres grupos, de acuerdo a su comportamiento biológico: [1,2]
- Adenomas benignos.
- Adenomas invasivos.
- Carcinoma.
Los adenomas comprenden la mayor parte de los neoplasmas hipofisarios, y con una incidencia general estimada de aproximadamente 17 %, pero solo una minoría es sintomática.[3] Asimismo, los adenomas hipofisarios se dividen desde el punto de vista anatómico en: intrahipofisarios, intraselares, difusos e invasivos.[4] Los adenomas invasivos que constituyen aproximadamente 35 % de todos los neoplasmas hipofisarios, pueden invadir la duramadre, el hueso del cráneo o el seno esfenoide.[5] Los carcinomas constituyen 0,1 a 0,2 % de todos los tumores hipofisarios.[6,7]
Presentación clínica
La característica principal de los adenomas hipofisarios que se observa en la presentación clínica inicial, es la secreción inadecuada de la hormona hipofisaria y los déficits del campo visual.[8]
Entre los signos y síntomas poco comunes de la enfermedad hipofisaria se incluyen los siguientes:[8]
- Parálisis del nervio craneal.
- Epilepsia del lóbulo temporal.
- Hidrocefalia.
- Rinorrea del líquido cefalorraquídeo.
Los signos y síntomas generalmente relacionados con los tumores hipofisarios se derivan de cada tipo específico de célula (es decir, prolactinomas, adenomas corticotrópicos, adenomas somatotrópicos, adenomas tirótropos y adenomas disfuncionales).
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