sábado, 17 de abril de 2010

Primeras páginas del 'diccionario' del cáncer



15 ABR 10 | El genoma del cáncer
Primeras páginas del 'diccionario' del cáncer
El Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer presenta sus primeros resultados. El grupo español que participa en este proyecto descifra cinco genomas de la leucemia. Se está estudiando las alteraciones en 50 tumores como el de mama o el de hígado.

El Mundo, España

ÁNGELES LÓPEZ


MADRID.- La secuenciación del genoma humano, en el año 2001, generó un gran número de promesas relacionadas con la posibilidad de encontrar tratamientos a múltiples enfermedades. Pero tras la publicación del primer borrador, se empezó a comprobar que todavía quedaba mucho trabajo por delante para desentrañar todo lo que esconde nuestro ADN y poder aplicarlo a la cura de ciertas patologías. No obstante, gracias a los avances en tecnología producidos en esta última década y la voluntad de más de 200 científicos, entre ellos una veintena de españoles, se puso en marcha un proyecto global contra el cáncer del que ya se empiezan a obtener resultados y, sobre todo, un horizonte esperanzador para millones de pacientes.

En octubre de 2007 científicos de 22 países llegaron a la conclusión de que las diferentes tecnologías desarrolladas en los últimos años permitían acelerar los estudios sobre el cáncer. Un año después nacía el Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer (ICGC, sus siglas en inglés) con un claro objetivo: conocer las alteraciones del ADN de 50 tipos diferentes de tumores de alto impacto social y clínico. Para ello, establecieron que debían secuenciar y analizar el genoma de 500 pacientes por cada enfermedad, es decir, 25.000 en total.

La revista 'Nature' recoge en su último número un artículo en el que se explica la labor realizada en este año y medio por este consorcio y los primeros resultados de los grupos de diferentes países. "Se trata de la iniciativa más ambiciosa en investigación biomédica para abordar el conocimiento del genoma del cáncer. Que los científicos españoles podamos estar ahí nos sitúa en un gran lugar del que debemos estar muy orgullosos", señala a ELMUNDO.es el doctor Elías Campo, del Hospital Clínic de Barcelona y coordinador del grupo de investigación español.

Precisamente, uno de los resultados obtenidos en este año y medio lo conforma el trabajo liderado por Campo y por Carlos López-Otín, de la Universidad de Oviedo. El grupo español se ha encargado de la secuenciación del genoma de 500 pacientes con leucemia linfática crónica, la más frecuente en nuestro país y en el resto de poblaciones occidentales. "Llevábamos años trabajando en este cáncer y teníamos centenares de muestras de tumores congeladas. Aunque finalmente, las que estamos analizando para este trabajo son nuevas y corresponden a pacientes vivos con diferentes estadios de evolución".

"Durante 2009 hemos podido completar la secuenciación del genoma de cinco pacientes. En realidad, lo que hacemos es extraer el ADN de las células tumorales de cada enfermo y compararlo con el de sus células sanas, por lo que finalmente, cuando terminemos el trabajo habremos analizado en realidad 1.000 genomas", explica López-Otín.

Trabajo en equipo

Tal y como señala este investigador, premio Nacional de Investigación 'Santiago Ramón y Cajal' en 2009, lo más difícil ha sido el comienzo, sentar las bases de la colaboración entre los diferentes grupos y la puesta en marcha del nuevo Centro Nacional de Análisis Genómico en Barcelona. De ahí que a lo largo de 2010 esperen secuenciar los genomas completos de 20 pacientes para, en los próximos cuatro años, completar el número previsto: 500.

"De momento, podemos desvelar pocos datos, y pocas conclusiones, pero una de ellas es que los tumores líquidos tienen menos alteraciones genéticas que los sólidos. Esto implicaría que es posible que sea más fácil encontrar nuevas estrategias terapéuticas", aclara López-Otín a ELMUNDO.es.

Sin embargo, el trabajo de los investigadores españoles, al igual que el de los británicos que tratan de averiguar los secretos del cáncer de mama, los australianos centrados en el tumor pancreático, etc. no termina ahí. Una vez secuenciado el genoma de cada paciente, se trata de averiguar qué mutaciones son las principales responsables del desarrollo del tumor y cuáles, a pesar de estar presentes, no influyen en la formación del cáncer. Una vez localizadas aquellas variaciones del ADN más importantes, los científicos comprueban si esos cambios se dan en otras 200 personas en determinados genes. Sólo de esta manera se puede saber la frecuencia con la que aparecen estas mutaciones en la población general.

A pesar de que todo este proceso se ha acelerado mucho en los últimos años (se tardó 10 años en secuenciar el genoma humano por primera vez y ahora esta tarea lleva unos tres días), el conocimiento empleado en este proyecto permitirá, una vez finalizado, "analizar el genoma del tumor de cada paciente. Dentro de cinco años, el coste se habrá abaratado tanto que el precio de la secuenciación de un genoma será similar al de cualquier otra prueba hospitalaria", sentencia Carlos López-Otín. En términos globales, será como el gran diccionario del cáncer, "muy amplio y muy diverso. Pero [cuando se secuencie cada tumor] cada paciente tendrá su propio manual, lo mismo que ahora se tiene una página web o un perfil en Facebook".

"Cuando finalicemos este trabajo, habremos aprendido a leer los genomas con mucha más eficacia. No digo con esto que los resultados se puedan trasladar fácilmente a la clínica, porque luego habrá que realizar otro gran trabajo de investigación básica para llevar a cabo análisis funcionales con el objetivo de conocer por qué determinadas mutaciones transforman los linfocitos en células cancerosas y qué estrategias se pueden emplear para evitar esto", concluye López-Otín.


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CÁNCER DE MAMA
Cuatro genomas para entender las metástasis


Un estudio identifica los genes relacionados con el proceso de metastatización. Las mutaciones implicadas en el proceso ya están presentes en el tumor primario. Los hallazgos han sido posibles gracias a una paciente que murió al año de su diagnóstico.

CRISTINA DE MARTOS

MADRID.- Es un paso más en el camino hacia el descubrimiento de las bases genéticas del cáncer. Un nuevo enfoque para tratar de avanzar en su cura. La secuenciación del genoma de una paciente, su tumor de mama, una metástasis formada en el cerebro y su tumor implantado en un roedor esbozan un primer escenario de cómo esta enfermedad progresa y se extiende por el organismo.

No es la primera vez que los autores, procedentes de la Universidad de Washington (Estados Unidos), descifran el ADN completo de una persona con cáncer. La novedad está en que la comparación de estos genomas ha permitido identificar las mutaciones presentes en las células malignas y el papel de algunas de ellas en la formación de metástasis.

"Una cuestión clave es si el proceso metastático está dirigido por mutaciones que ocurren después de que las células tumorales lleguen a otras partes del cuerpo o si el tumor primario genera células con un repertorio completo de mutaciones somáticas necesarias para el crecimiento de las metástasis", señalan los autores en las páginas de 'Nature'.

Comparación de los genomas

La elegida para tratar de esclarecer este punto fue una paciente afroamericana de 44 años diagnosticada de un cáncer de mama 'triple negativo' (con receptores hormonales y HER2 negativos), uno de los más agresivos. Dada la agresividad de este tipo de tumor, tras un primer tratamiento con quimioterapia, los médicos comprobaron que mostraba resistencia y le administraron radioterapia. A pesar de los esfuerzos, ocho meses después se le detectó una metástasis en el cerebro y antes de cumplirse el año del diagnóstico, murió.

Con el consentimiento previo, los expertos extrajeron muestras de la mujer, el cáncer y su metástasis con la intención de secuenciar su genoma. Además, antes de iniciar el tratamiento, trasplantaron una pequeña muestra del tumor primario a un roedor, que desarrolló asimismo un tumor cuyo genoma también se analizó. Los cambios genéticos identificados, un total de 48, eran comunes a todas ellas. Sin embargo, al analizar la frecuencia con la que aparecían en cada tejido, descubrieron diferencias llamativas.

De ellas, 20 mutaciones tenían una prevalencia similar en todas las muestras, pero 26 eran mucho más frecuentes tanto en la metástasis como en el tumor del roedor y dos tenían mayor presencia en el tumor primario. Estos hallazgos indican, en primer lugar, que la población celular del cáncer original es "genéticamente heterogénea", explican los investigadores.

El tumor contiene la información para la metástasis

Pero también que las alteraciones genéticas necesarias para la aparición de metástasis ya están presentes en el tumor primario. "Esto quiere decir que un pequeño grupo de células portadoras de un repertorio letal de mutaciones se desprende del tumor, circula por el cuerpo, establece su residencia en otros órganos y crece de forma agresiva", señala Matthew Ellis, profesor de Oncología Médica y coautor del estudio.

Además, el hecho de que la metástasis y el tumor 'trasplantado' al roedor tengan un perfil común de alteraciones genéticas sugiere, por un lado, que ambos procesos son similares, y por otro, que los cambios no tienen nada que ver con el tratamiento (la muestra implantada se extrajo antes de iniciarlo). Además, según los autores, las similitudes observadas indican que estos modelos animales podrían servir para el estudio funcional y terapéutico del cáncer.

Éste es el último de los más de 150 genomas de pacientes oncológicos analizados por este grupo de investigadores. Los resultados ofrecidos insinúan que estos estudios genómicos "deben ser más profundos que los realizados en la actualidad para poder obtener datos significativos acerca de la prevalencia de las mutaciones", señala Joe Gray, del Lawrence Berkeley National Laboratory (EEUU), en un artículo que acompaña al estudio.

"Hemos aprendido algunas lecciones importantes sobre el cáncer a partir de la secuenciación del genoma de los pacientes y sus tumores pero se trata claramente de la punta del iceberg", subraya otro de los autores, Richard Wilson, director de El Centro del Genoma de la citada universidad. "Al progresar, estaremos comparando los genomas de tumores de varias personas con el mismo tipo de cáncer para dar con las alteraciones genéticas comunes. Esta interpretación ayudará al desarrollo de nuevas formas de diagnóstico y tratamiento", concluye.
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=65125

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