Estudio realizado en peces y ratones
Una sustancia química presente en jabones antibacterianos podría afectar a la función muscular
Un producto químico antibacteriano, el triclosán, podría reducir la fuerza muscular y dificultar las contracciones musculares a nivel celular, según un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Redacción | 14/08/2012 17:00
Los investigadores estadounidenses de la Universidad de California y la Universidad de Colorado evaluaron los efectos en ratones de la sustancia, que se encuentra comúnmente en jabones desodorantes, enjuagues bucales o pastas de diente. El producto fue probado en los canales moleculares de las células musculares que controlan el flujo de iones de calcio provocando contracciones musculares. La influencia del triclosán afectó a la comunicación normal de las proteínas que actúan en estos canales de calcio, causando insuficiencia en los músculos cardiacos y esqueléticos.
Además los científicos observaron que el triclosán alteraba la contractilidad de los músculos cardiacos y esqueléticos. Así, los ratones redujeron hasta en un 25 por ciento la función cardiaca tras 20 minutos de exposición al triclosán. Asimismo, los animales sufrieron una disminución del 18 por ciento en su fuerza de agarre tras estar sometidos durante una hora a la sustancia.
Finalmente, al comprobar los efectos del producto químico en la carpita cabezona. El pez, expuesto durante siete días al triclosán en agua redujo significativamente su capacidad de nadar.
"Nos sorprendimos por el alto grado en que se vio afectada la actividad muscular en organismos diferentes, tanto en el músculo cardiaco como al esquelético", explica Bruce Hammock, de la Universidad de California y autor del estudio. El triclosán puede ser utilizado en muchos casos. Sin embargo, su comercialización generalizada en la actualidad puede ser más dañina que útil".
Además los científicos observaron que el triclosán alteraba la contractilidad de los músculos cardiacos y esqueléticos. Así, los ratones redujeron hasta en un 25 por ciento la función cardiaca tras 20 minutos de exposición al triclosán. Asimismo, los animales sufrieron una disminución del 18 por ciento en su fuerza de agarre tras estar sometidos durante una hora a la sustancia.
Finalmente, al comprobar los efectos del producto químico en la carpita cabezona. El pez, expuesto durante siete días al triclosán en agua redujo significativamente su capacidad de nadar.
"Nos sorprendimos por el alto grado en que se vio afectada la actividad muscular en organismos diferentes, tanto en el músculo cardiaco como al esquelético", explica Bruce Hammock, de la Universidad de California y autor del estudio. El triclosán puede ser utilizado en muchos casos. Sin embargo, su comercialización generalizada en la actualidad puede ser más dañina que útil".
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