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Institutos Nacionales de la Salud
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El monitoreo hogareño de la presión mejora su control
Traducido del inglés: jueves, 4 de julio, 2013
Los Institutos Nacionales de Salud estiman que uno de cada tres adultos estadounidenses tiene presión alta. Sólo la mitad utilizó un fármaco y modificó el estilo de vida adecuadamente para controlar la presión y prevenir problemas cardíacos. Esos valores son menos de 140/90 o de 130/80 mmHg para los diabéticos o las personas con enfermedad renal.
De modo que los investigadores están buscando nuevas formas económicas de alentar a los hipertensos a adherir al tratamiento. El nuevo estudio "demuestra que no es necesario ir a un consultorio médico para mantener la presión controlada", dijo la doctora Katrin Uhlig, del Centro Médico de Tufts, Boston.
El equipo de la doctora Karen Margolis, del Instituto HealthPartners para la Educación y la Investigación, Minneapolis, puso a prueba una intervención con "reuniones" telefónicas regulares con una farmacéutico y controles de presión en el hogar que le transmitían los resultados al profesional.
Al azar, 228 personas con presión alta sin controlar participó del llamado programa de telemonitoreo durante un año y otras 222 continuaron con la atención primaria habitual (grupo control).
A los seis meses y al año, la intervención había reducido los valores de la presión sistólica y diastólica. Al final del programa, el 71 por ciento de los usuarios tenía esos valores dentro del rango recomendado, comparado con el 53 por ciento del otro grupo.
Eso se mantuvo luego de que finalizaran las llamadas del farmacéutico, según publica el equipo en Journal of the American Medical Association. A los seis meses, el 72 por ciento de los pacientes que habían sido telecontrolados mantenía la presión bajo control, versus el 57 por ciento del grupo control. A los usuarios del programa también se les recetaron más antihipertensivos durante el estudio.
Además, ese grupo dijo tener más confianza en su capacidad de autocuidado y de cambiar hábitos, como reducir el consumo de sal, que el grupo control.
"Es como crear un circuito de retroalimentación, en el que el paciente controla su presión sanguínea y envía esa información al equipo médico, que puede interpretarla e informar al paciente (...) sobre cómo controlar mejor su presión", resumió Margolis.
Para Uhlig, las preguntas pendientes son si la disminución de la presión podría mantenerse en el tiempo y si los usuarios de la intervención desarrollarán menos enfermedades cardiovasculares.
Margolis adelantó que el equipo continuará el seguimiento de los participantes y realizará un análisis más formal de costo efectividad dentro de unos años.
Por ahora, recomendó comprar un tensiómetro, que cuesta entre 30 y 40 dólares, y utilizar programas gratuitos de Internet, como el de la Asociación Estadounidense del Corazón, para registrar los resultados de los controles.
FUENTE: Journal of the American Medical Association, online 2 de julio del 2013.
Reuters Health
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