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Institutos Nacionales de la Salud
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El riesgo de accidente cerebrovascular podría reducirse si se hace ejercicio vigoroso de manera regular
No se vio un efecto directo en un estudio, pero los expertos afirman que el impacto de la actividad física es claro
Traducido del inglés: viernes, 19 de julio, 2013
Aun así, los resultados del estudio indican que "es posible controlar el destino con respecto a los ACV", afirmó la autora principal del estudio, Michelle McDonnell. "Una dieta sana, un peso corporal saludable, hacer ejercicio de manera regular, junto con un consumo moderado de alcohol y no fumar pueden, de manera combinada, reducir un 80 por ciento el riesgo de ACV. Aquí mostramos que la actividad física de forma regular es un aspecto importante de ello y que debería fomentarse".
Según McDonnell, los investigadores ya saben que el ejercicio reduce directamente el riesgo de ACV al mejorar la salud de los vasos sanguíneos e indirectamente al producir mejoras en rasgos que implican riesgos, como la hipertensión y la obesidad.
El nuevo estudio no es habitual porque intenta identificar el efecto del ejercicio sobre el riesgo de ACV y porque realiza un seguimiento de las personas a lo largo del tiempo, en lugar de confiar en lo que recuerden, aseguró McDonnell, profesora en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad del Sur de Australia.
Los investigadores siguieron a más de 27,000 estadounidenses, empezando entre 2003 y 2007 y durante un promedio de casi seis años. Muchos eran negros procedentes del "cinturón del ACV", una zona del sureste de Estados Unidos donde hay una tasa muy alta de ACV. Todos tenían 45 años de edad o más al principio del estudio y ninguno había sufrido un ACV anteriormente.
Un total del 3.1 por ciento de los que afirmaron que hacían ejercicio de gran intensidad cuatro o más veces a la semana al principio del estudio sufrieron algún ACV. Los porcentajes eran un 3.3 por ciento para aquellos que hacían ejercicio de una a tres veces a la semana y un 3.6 por ciento para los que no, según los autores del estudio.
Tras ajustar las estadísticas para que no se vieran afectadas por algunos factores (como el hecho de que hubiera muchas o muy pocas personas de ciertas edades), los investigadores determinaron que los que más ejercicio realizaban tenían un 20 por ciento menos de probabilidades de sufrir ACV que los que no hacían ejercicio.
Pero esa cifra se redujo hasta el 14 por ciento (lo que se considera insignificante estadísticamente) cuando los investigadores hicieron más ajustes. En otras palabras, el ejercicio adicional pareció no tener ningún efecto tras tomar en cuenta los factores de riesgo tradicionales de ACV, como la diabetes, la hipertensión, el sobrepeso, el consumo de alcohol y fumar.
Sin embargo, esto podría deberse a que los ajustes posteriores eliminaron la influencia indirecta del ejercicio sobre el ACV: su efecto sobre factores de riesgo como la hipertensión, por ejemplo.
La investigación también sugirió que los hombres obtenían un mayor beneficio del ejercicio que las mujeres con relación al ACV. "Se han realizado algunas investigaciones que sugieren que las mujeres quizá se beneficien de un ejercicio menos intenso, como andar, pero ya que no hicimos esta pregunta en nuestro estudio no podemos especular más allá de eso", indicó McDonnell.
Steven Blair, un profesor que estudia el ejercicio en la Universidad de Carolina del Sur, elogió el estudio y afirmó que una reducción del 20 por ciento es "algo razonablemente importante", sobre todo en comparación con los tratamientos médicos de algunas afecciones que podrían tener el mismo efecto.
El mensaje "es sencillamente que todo el mundo debería esforzarse por cumplir con las directrices de actividad física del Departamento de Servicios de Salud y Humanos: todos los adultos deberían realizar 150 minutos de actividad física de intensidad moderada a la semana, 75 minutos de actividad de gran intensidad o una mezcla de ambas y considerar un minuto de gran intensidad como igual a dos minutos de moderada", afirmó Blair. "Las sesiones de ejercicio deberían durar al menos 10 minutos. De esta manera, si todo el mundo diera tres paseos de 10 minutos al día al menos cinco días a la semana, resultaría en un efecto dramático en las tasas de enfermedades de la población estadounidense".
El estudio aparece en línea el 18 de julio en la revista Stroke.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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