El virus de la gripe de Shanghái se transmite con eficacia por el aire
Científicos chinos demuestran el poder de contagio del AH/1 en pruebas con hurones
El nuevo virus de la gripe aviar H7N9, que nunca había sido detectado hasta febrero de este año en Shanghái, solo ha causado 132 infecciones humanas con 37 muertes, pero los científicos están preocupados por la posibilidad de que adquiera la capacidad de transmitirse entre personas causando una pandemia. Los virólogos y epidemiólogos chinos han analizado 10.703 muestras recogidas de mercados de aves vivas, granjas de pollos, mataderos, hábitats naturales y víctimas humanas y no han encontrado “nada que pueda reducir la preocupación de que esos virus puedan transmitirse entre humanos”, según publican en Science.
Uno de los virus aislados de víctimas humanas, llamado AH/1, “se transmite eficazmente entre hurones por aerosoles respiratorios”. El dato puede parecer una anécdota para iniciados, pero en realidad es la pesadilla de un epidemiólogo. Los hurones son el modelo óptimo en la investigación de la gripe, ya que su respuesta a estos virus es muy similar a la humana. Y la transmisión por el aire (técnicamente, por aerosoles respiratorios, como cuando alguien estornuda) es justo lo que puede convertir un virus gripal en un agente pandémico.
Fue precisamente la transmisión por el aire entre hurones de otro virus aviar, el H5N1, lo que provocó el año pasado una crisis de política científica sin precedentes, con los asesores de seguridad biológica de la Casa Blanca exigiendo la censura de dos artículos en Nature y Science y la Organización Mundial de la Salud convocando a la crema de la virología para contrarrestarles en defensa de la transparencia. En aquella ocasión, el virus aviar H5N1 había sido manipulado en el laboratorio para aumentar su transmisión entre mamíferos. Ahora se trata de un virus H7N9 aislado de una víctima, sin modificaciones genéticas.
“Dado que el virus H7N9 no había sido detectado nunca, ni en humanos ni en otros animales, la situación plantea cuestiones urgentes y preocupaciones para la salud pública mundial”, escriben en Science Qianyi Zhangh y 31 colegas del Instituto de Investigación Veterinaria de Harbin y la Academia China de Ciencias. El esfuerzo de los investigadores chinos es parte de un programa de vigilancia activa para identificar qué aves son la fuente de las infecciones humanas, y para evaluar el potencial de transmisión de los virus H7N9, sobre los que nadie sabía nada hace solo unos meses.
Las 10.703 muestras que han recogido en nueve de las provincias chinas han producido un catálogo notable de agentes infecciosos, entre ellos 136 cepas del virus de Newcastle —otra plaga de las aves sin relación alguna con la gripe— y 238 virus de la gripe de toda clase y condición, de los que 52 han resultado del subtipo H7N9. La H y la N hacen referencia a las dos proteínas de la cubierta del virus, la hemaglutinina y la neuraminidasa.
Hay catalogados 17 tipos de H y 10 de N. Todos los virus de la gripe son de origen aviar, salvo uno: el H17N10, que proviene de los murciélagos. Volar parece ser una habilidad decisiva para convertirse en un buen vector viral, como por otra parte parece lógico. Los murciélagos, en efecto, son también reservorios de otros virus muy distintos, como el del SARS o el Ébola.
“La detección extendida de virus H7N9 en los mercados de aves vivas de Shanghái y otras ocho provincias chinas en un periodo relativamente corto —entre el 30 de marzo y el 2 de mayo— indica que estos agentes se transmiten eficazmente entre las aves de corral, y especialmente entre los pollos, y que ya se han extendido por una amplia área geográfica de China”, dicen Zhang y sus colegas.
Los mercados de animales vivos que son tan comunes en China —no hay mejor método para conservar un muslo de pollo que mantenerlo vivo hasta su introducción en la cazuela—, y que todavía pueden verse junto a los futuristas rascacielos de acero y vidrio de Pekín, Hong Kong o Shanghái, constituyen un laboratorio casi perfecto para que los virus propios de las distintas especies se intercambien materiales genéticos y, en ocasiones, se adapten a la biología del vendedor y del consumidor.
Uno de los virus aislados de víctimas humanas, llamado AH/1, “se transmite eficazmente entre hurones por aerosoles respiratorios”. El dato puede parecer una anécdota para iniciados, pero en realidad es la pesadilla de un epidemiólogo. Los hurones son el modelo óptimo en la investigación de la gripe, ya que su respuesta a estos virus es muy similar a la humana. Y la transmisión por el aire (técnicamente, por aerosoles respiratorios, como cuando alguien estornuda) es justo lo que puede convertir un virus gripal en un agente pandémico.
Fue precisamente la transmisión por el aire entre hurones de otro virus aviar, el H5N1, lo que provocó el año pasado una crisis de política científica sin precedentes, con los asesores de seguridad biológica de la Casa Blanca exigiendo la censura de dos artículos en Nature y Science y la Organización Mundial de la Salud convocando a la crema de la virología para contrarrestarles en defensa de la transparencia. En aquella ocasión, el virus aviar H5N1 había sido manipulado en el laboratorio para aumentar su transmisión entre mamíferos. Ahora se trata de un virus H7N9 aislado de una víctima, sin modificaciones genéticas.
“Dado que el virus H7N9 no había sido detectado nunca, ni en humanos ni en otros animales, la situación plantea cuestiones urgentes y preocupaciones para la salud pública mundial”, escriben en Science Qianyi Zhangh y 31 colegas del Instituto de Investigación Veterinaria de Harbin y la Academia China de Ciencias. El esfuerzo de los investigadores chinos es parte de un programa de vigilancia activa para identificar qué aves son la fuente de las infecciones humanas, y para evaluar el potencial de transmisión de los virus H7N9, sobre los que nadie sabía nada hace solo unos meses.
Las 10.703 muestras que han recogido en nueve de las provincias chinas han producido un catálogo notable de agentes infecciosos, entre ellos 136 cepas del virus de Newcastle —otra plaga de las aves sin relación alguna con la gripe— y 238 virus de la gripe de toda clase y condición, de los que 52 han resultado del subtipo H7N9. La H y la N hacen referencia a las dos proteínas de la cubierta del virus, la hemaglutinina y la neuraminidasa.
Hay catalogados 17 tipos de H y 10 de N. Todos los virus de la gripe son de origen aviar, salvo uno: el H17N10, que proviene de los murciélagos. Volar parece ser una habilidad decisiva para convertirse en un buen vector viral, como por otra parte parece lógico. Los murciélagos, en efecto, son también reservorios de otros virus muy distintos, como el del SARS o el Ébola.
“La detección extendida de virus H7N9 en los mercados de aves vivas de Shanghái y otras ocho provincias chinas en un periodo relativamente corto —entre el 30 de marzo y el 2 de mayo— indica que estos agentes se transmiten eficazmente entre las aves de corral, y especialmente entre los pollos, y que ya se han extendido por una amplia área geográfica de China”, dicen Zhang y sus colegas.
Los mercados de animales vivos que son tan comunes en China —no hay mejor método para conservar un muslo de pollo que mantenerlo vivo hasta su introducción en la cazuela—, y que todavía pueden verse junto a los futuristas rascacielos de acero y vidrio de Pekín, Hong Kong o Shanghái, constituyen un laboratorio casi perfecto para que los virus propios de las distintas especies se intercambien materiales genéticos y, en ocasiones, se adapten a la biología del vendedor y del consumidor.
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