sábado, 6 de julio de 2013

¿Pueden llegar a rehabilitarse los agresores sexuales? | elmundo.es

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PSICOLOGÍA | Terapia en las cárceles

¿Pueden llegar a rehabilitarse los agresores sexuales?

Martínez Singul se cubre el rostro con las dos manosMartínez Singul en una imagen de 2009.| Alberto Estévez | Efe
  • Según distintos estudios, la terapia reduce la reincidencia un 50%
  • En España, las terapias que existen en las cárceles son grupales
  • Es conveniente sumar a la terapia grupal, una individual
Beatriz G.Portalatín | Madrid
Actualizado sábado 06/07/2013 04:47 horas

Las salida de prisión de Alejandro Martínez Singul, más conocido como 'el segundo violador del Eixample', ha hecho saltar todas las alarmas en la ciudadanía y mucha gente se pregunta si un agresor sexual puede llegar a rehabilitarse alguna vez. Los expertos lo tienen claro: con una buena terapia, la reincidencia disminuye notablemente; lo que ocurra con Martínez, sólo el tiempo lo dirá.

La literatura científica muestra que las terapias logran de media una reducción de la reincidencia del 50%, tal y como asegura a ELMUNDO.es Jorge Sobral, catedrático de Psicología Criminal en la Universidad de Santiago de Compostela. "Sin terapia, la reincidencia en EEUU, que es donde más investigaciones se han hecho y publicado, es de un 20%, mientras que después de la terapia esta disminuye hasta un 10%", expone.

En España, hay un estudio realizado en prisiones de Cataluña que refleja que "la reincidencia del grupo no tratado al cabo de cinco años fue de un 18%; sin embargo la del grupo tratado fue de un 4%. La diferencia, por tanto, es notable", mantiene.

¿Quién es un agresor?

No hay un perfil típico. "Un agresor sexual puede ser, eventualmente, una persona estable o inestable, introvertida o extrovertida, homosexual o heterosexual, joven o mayor, dependiente o independiente", señala el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y catedrático de esta disciplina en la Universidad del País Vasco, Manuel González.

Según este especialista, hay muchas teorías que pueden explicar en cada caso qué lleva a un agresor a cometer su delito, pero no hay ninguna que pueda explicarlos todos.

"Sabemos que entre los agresores sexuales se encuentran muchos psicópatas o bien, a veces, personas aparentemente normales con culturas machistas que consideran inferior a la mujer. En estos casos se trata, habitualmente, de conocidos que cuando la mujer se niega a mantener relaciones con ellos las agreden sexualmente", explica González.

En otras ocasiones, continúa, "encontramos personalidades neuróticas con grandes dificultades para establecer relaciones interpersonales y sexuales normales. Tampoco faltan los individuos antisociales que agreden en el marco de una conducta 'delincuencial', por ejemplo un robo a domicilio, y que muchas veces actúan en grupo".

Terapias de rehabilitación

Los agresores sexuales tienen carencias en su comportamiento y preferencias sexuales, en su conducta social y en su forma de pensar. Todas estas facetas deberían considerarse a la hora de aplicar un tratamiento. En España la realización de programas con estas personas se inició en Cataluña en 1996. Jorge Sobral expone cómo es actualmente el modelo de estos programas, que contiene tres elementos clave y cuya eficacia ha sido evaluada en diferentes estudios. Las instituciones españolas ya lo tienen incorporado en su funcionamiento habitual.

La primera herramienta es una técnica de condicionamiento para conseguir que los individuos tengan mayores habilidades sociales. El segundo elemento es una reestructuración cognitiva, que consiste en cambiar creencias, formas de pensar, etc. Por ejemplo, cambiar sus valores sobre la sexualidad y la mujer.

Pues "estas personas tienen un componente cultural muy fuerte", matiza. Por último, un proceso de regulación emocional que consiste en mejorar los niveles de autocontrol, es decir, identificar el impulso y que sepan aislarlo y combatirlo, ayudándoles a pensar en otras cosas.

Por otra parte, Rosa Gómez, psicóloga forense, advierte que el profesional que imparta la terapia tiene que ser un psicólogo con experiencia en el ámbito de la sexualidad ya que va a tratar con pulsiones y deseos sexuales. Tiene que conocer el mecanismo a la perfección, así como que haya tratado con sujetos con características agresivas e impulsivas.

"Los programas de rehabilitación que existen actualmente en las cárceles españolas se centran, sobre todo, en la terapia grupal. Ésta da resultados pero se necesita también de una terapia individual. No sólo hay que tratar la esfera sexual, sino también aspectos más individualizados del ser humano que tienen que ver con la autoestima y la desvalorización que sienten como individuos. Hay que proporcionarles una estructura personal fuerte", explica.
A día de hoy, en casi todos los casos, las terapias en las prisiones españolas son grupales; tan sólo en algunos casos se realiza también una terapia individual que se debería hacer siempre, según esta experta.
Pero, a pesar de la falta de profesionales que actualmente existe y que lamenta esta especialista ("se necesitarían muchos más"), España estaría colocada con respecto a Europa en una posición media-alta en la rehabilitación de estas personas. "Se están haciendo las cosas bien", mantiene.

¿Es eficaz la castración química?

Otra opción que se contempla, con el consentimiento del violador tras cumplir su condena y si presenta un riesgo elevado de reincidencia, es la administración de fármacos inhibidores del deseo sexual, también conocida como castración química. Se trata de fármacos que, administrados de forma continuada y controlada, disminuyen los niveles de testosterona, la hormona masculina por excelencia.

En EEUU, la castración química se lleva aplicando desde hace dos décadas aproximadamente. Nuestro país no cuenta con esa experiencia. En 2009, Cataluña aprobó estos programas que no tuvieron la acogida esperada pues casi ningún preso quiso tomar este tratamiento. Sí que lo hizo Singul, el 'segundo violador del Eixample', que desde 2010 lleva sometiéndose a esta terapia y que salió este jueves de prisión.

Son varios los problemas que conlleva este método 'rehabilitador', según explica Sobral. Uno es que no es irreversible. "Se necesita una dosis del producto dosificada cada cierto tiempo y tienes que contar, sí o sí, con la voluntad del paciente. De hecho, hay experiencias en EEUU, sobre todo en California, donde los individuos son capaces de comprar, por métodos ilegales o en internet, productos para aumentar su testosterona, con lo cual volvemos al principio del problema", sostiene este experto. Un segundo problema es que al tratarse de un medicamento conlleva numerosos efectos secundarios como depresiones, irritabilidad o aumento de las mamas, entre otros.

Por último, se puede eliminar durante un tiempo la erección, pero no se puede evitar que tenga la fantasía violenta. Muchas veces los agresores sexuales no persiguen tanto la satisfacción sexual sino ejercer un dominio sobre la víctima, tener control y poder sobre ella para así agrandar su autoestima. Por tanto, este psicólogo concluye que "varios estudios en EEUU señalan que sólo la castración química puede ayudar si se usa temporalmente, pero siempre debe ir acompañada de terapia psicológica, porque de lo que se trata es de cambiar la voluntad y el impulso sexual".

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