ESTUDIO | Investigadores españoles
Una proteína que podría cambiar el curso del cáncer
IκBα es el nombre de una proteína que podría cambiar el curso del cáncer, concretamente del carcinoma escamoso, el segundo tipo de tumor cutáneo más común. Un grupo de investigadores españoles del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) ha descubierto una nueva función de la proteína implicada en el desarrollo de esta enfermedad de la piel.
Hasta el momento, explica uno de los coordinadores del estudio, Luis Espinosa, "no se sabía qué función tenía y cuál era su rol en los queratinocitos (las células típicas de la piel)". Pero después de analizar las muestras (procedentes de piel urogenital) de una cohorte de 112 pacientes con carcinoma escamoso, Espinosa y su equipo comprobaron que regulaba una serie de genes esenciales para la piel. Y aún más: cuando estas proteínas perdían dicha función, las células se volvían tumorales.
Lo importante de este descubrimiento, plasmado en la revista científica 'Cancer Cell', es que "abre una nueva línea de investigación para buscar fármacos capaces de intervenir y activar su función normal". Dado que "el carcinoma escamoso se diagnostica bien (examinando las lesiones cutáneas que aparecen sobre todo en las zonas más expuestas al sol) y el tratamiento funciona, en el 95% de los casos se cura simplemente extirpando el tumor, queremos constatar que este mismo mecanismo ocurre también en otros tipos de cáncer de peor pronóstico, como el de colon, por ejemplo".
Si así fuera, y "ya tenemos datos que apuntan en este sentido", podría cambiar el curso, no sólo del cáncer de piel sino del cáncer en general, lo que se podría traducir, en un futuro, en nuevas vías terapéuticas.
De momento, en el carcinoma escamoso, el cambio de función de esta proteína está asociado a un peor pronóstico, es decir, a este pequeño porcentaje de los casos más difíciles de tratar (por metástasis). Por eso, aunque este hallazgo todavía se tiene que validar con un número suficiente de pacientes, "podría servir para pronosticar el alcance de este tumor", señala uno de los firmantes del estudio, Agustí Toll, dermatólogo del Hospital del Mar (Barcelona) y uno de los firmantes del ensayo. "Una vez aparecen metástasis, el pronóstico de estos pacientes suele ser malo y los tratamientos actuales (cirugía, radioterapia, quimioterapa) se asocian a efectos secundarios importantes, especialmente en el grupo de población afectada de edad avanzada".
De esta forma, cuando se identifiquen fármacos que puedan revertir la función de la proteína IκBα, el grupo de pacientes con peor pronóstico tendrá una nueva alternativa terapéutica.
Hasta el momento, explica uno de los coordinadores del estudio, Luis Espinosa, "no se sabía qué función tenía y cuál era su rol en los queratinocitos (las células típicas de la piel)". Pero después de analizar las muestras (procedentes de piel urogenital) de una cohorte de 112 pacientes con carcinoma escamoso, Espinosa y su equipo comprobaron que regulaba una serie de genes esenciales para la piel. Y aún más: cuando estas proteínas perdían dicha función, las células se volvían tumorales.
Lo importante de este descubrimiento, plasmado en la revista científica 'Cancer Cell', es que "abre una nueva línea de investigación para buscar fármacos capaces de intervenir y activar su función normal". Dado que "el carcinoma escamoso se diagnostica bien (examinando las lesiones cutáneas que aparecen sobre todo en las zonas más expuestas al sol) y el tratamiento funciona, en el 95% de los casos se cura simplemente extirpando el tumor, queremos constatar que este mismo mecanismo ocurre también en otros tipos de cáncer de peor pronóstico, como el de colon, por ejemplo".
Si así fuera, y "ya tenemos datos que apuntan en este sentido", podría cambiar el curso, no sólo del cáncer de piel sino del cáncer en general, lo que se podría traducir, en un futuro, en nuevas vías terapéuticas.
De momento, en el carcinoma escamoso, el cambio de función de esta proteína está asociado a un peor pronóstico, es decir, a este pequeño porcentaje de los casos más difíciles de tratar (por metástasis). Por eso, aunque este hallazgo todavía se tiene que validar con un número suficiente de pacientes, "podría servir para pronosticar el alcance de este tumor", señala uno de los firmantes del estudio, Agustí Toll, dermatólogo del Hospital del Mar (Barcelona) y uno de los firmantes del ensayo. "Una vez aparecen metástasis, el pronóstico de estos pacientes suele ser malo y los tratamientos actuales (cirugía, radioterapia, quimioterapa) se asocian a efectos secundarios importantes, especialmente en el grupo de población afectada de edad avanzada".
De esta forma, cuando se identifiquen fármacos que puedan revertir la función de la proteína IκBα, el grupo de pacientes con peor pronóstico tendrá una nueva alternativa terapéutica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario