La terapia probiótica alivia comportamientos similares al autismo
12/12/2013 - E.P.
La investigación tradicional ha estudiado el autismo como un trastorno genético y del cerebro pero este trabajo muestra que la flora intestinal puede contribuir a los síntomas de trastornos del espectro autista de forma que antes no se conocía
El trastorno del espectro autista (TEA) se diagnostica cuando los individuos exhiben comportamientos característicos que incluyen acciones repetitivas, disminución de las interacciones sociales y deterioro de la comunicación. Curiosamente, muchas personas con TEA también sufren de problemas gastrointestinales (GI), como calambres abdominales y estreñimiento.
Para estudiar esta interacción entre la microbiota intestinal, la comunidad de bacterias que pueblan el tracto gastrointestinal humano, y el cerebro, los científicos usaron un modelo experimental de autismo desarrollado previamente en Caltech en el laboratorio de Paul H. Patterson, Anne P. y Benjamin F. Biaggini, profesores de Ciencias Biológicas.
En los seres humanos con una infección viral grave, aumenta el riesgo de que una mujer embarazada dé a luz a un niño con autismo, un efecto que reprodujeron estos expertos en el modelo estudiado usando un imitador viral que provoca una respuesta inmune similar a la infección en la madre y síntomas de comportamiento básicas asociadas con el autismo en los hijos.
En el nuevo estudio, Mazmanian, Patterson y su equipo hallaron que la descendencia "autista" de las hembras inmuno-activadas preñadas también mostraron alteraciones gastrointestinales. En particular, los tractos gastrointestinales de los sujetos autistas tenían "fugas", lo que significa que permitían al material pasar a través de la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, una característica conocida como permeabilidad intestinal que se ha visto en algunos individuos autistas .
"Hasta donde sabemos, este es el primer informe de un modelo animal de autismo con disfunción GI", dice Elaine Hsiao, investigadora de Caltech y primera autor del estudio. Para ver si estos síntomas GI realmente influyeron en los comportamientos parecidos al autismo, los investigadores trataron a los individuos con 'Bacteroides fragilis', una bacteria que se ha usado como una terapia probiótica experimental en modelos experimentales de enfermedades gastrointestinales y que corrigió la permeabilidad intestinal.
Además, las observaciones mostraron que el comportamiento de los sujetos tratados había cambiado, siendo más propensos a comunicarse, con una reducción de la ansiedad y con menos propensión a involucrarse en un comportamiento repetitivo.
"El tratamiento con 'B. Fragilis' alivia los problemas gastrointestinales y también mejora algunos de los principales síntomas de comportamiento", destaca Hsiao, para quien esto sugiere que los problemas gastrointestinales pueden contribuir a los síntomas específicos en trastornos del desarrollo neurológico.
Con la ayuda de colaboradores clínicos, los investigadores están planeando un ensayo para probar el tratamiento con probióticos en los síntomas conductuales del autismo humano. "Este tratamiento probiótico es posnatal, lo que significa que la madre ya ha experimentado el desafío inmunológico y, como resultado, los fetos en crecimiento ya han comenzado por un camino de desarrollo diferente", explica Patterson.
No obstante, los autores del estudio consideran que todavía queda mucho trabajo para desarrollar un tratamiento probiótico eficaz y fiable para el autismo en humanos porque hay contribuciones genéticas y ambientales a la enfermedad y porque la madre en el experimental estudiado reproduce sólo el componente medioambiental.
"El autismo es un trastorno heterogéneo en el que la relación entre las contribuciones genéticas y ambientales podría ser diferente en cada individuo, matiza Mazmanian. Incluso si 'B. Fragilis' soluciona algunos de los síntomas asociados con el autismo, me sorprendería que se tratara de una terapia universal, probablemente no funcione para todos los casos".
El equipo de Caltech propone que determinados insectos benéficos están íntimamente involucrados en la regulación de la liberación de productos metabólicos del intestino al torrente sanguíneo. De hecho, los investigadores encontraron que en la pared intestinal con fugas del modelo experimental tipo autista, ciertos metabolitos que fueron modulados por la flora podrían entrar fácilmente en la circulación y afectar a comportamientos particulares.
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