viernes, 20 de diciembre de 2013

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Un gen de reacción al estrés se vincula con el riesgo de insuficiencia cardiaca

20/12/2013 - E.P.

Los datos obtenidos en este estudio podrían ayudar a identificar a pacientes candidatos a las estrategias de prevención y tratamientos más intensivos

Un rasgo genético conocido por hacer a algunas personas especialmente sensibles al estrés también parece ser responsable de un aumento del riesgo de sufrir un ataque al corazón o morir en el 38 por ciento de los pacientes con enfermedades del corazón, según informan científicos del Centro Médico de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos.
El hallazgo, que se publica en la edición de Plos One, esboza una nueva explicación biológica de por qué muchas personas están predispuestas a la enfermedad cardiovascular y muerte.
Lo mismo que sucede con la medicina personalizada en el cáncer, la enfermedad cardiovascular también es susceptible  en la búsqueda de las variantes genéticas que identifican a  pacientes de mayor riesgo", dijo el autor principal del estudio, Redford B. Williams Jr., director del Centro de Investigación de Medicina del Comportamiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.
Williams y sus equipo se centraron en el trabajo previo de Duke que identificó una variación de una secuencia de ADN, conocida como polimorfismos de un solo nucleótido (SNP), donde una letra en el código genético se intercambia por otra para cambiar la función del gen. El SNP en el que se centró el equipo de Duke ocurre en el gen que produce un receptor de la serotonina y causa una reacción hiperactiva al estrés.
En un estudio publicado recientemente, los científicos informaron de que los hombres con esta variante genética tenían el doble de cortisona en sangre cuando están expuestos al estrés, en comparación con aquellos sin la variante genética.
"Se sabe que el cortisol tiene efectos sobre el metabolismo, la inflamación y otras funciones biológicas que podrían jugar un papel en el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular", explica otro de los autores de este trabajo, Beverly H. Brummett, profesora asociada de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de Duke. "Se ha demostrado que los niveles elevados de cortisona son predictivos de un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares", agrega.
Utilizando una gran base de datos de pacientes con cateterismo cardiaco en Duke que fueron seguidos durante varios años, los científicos realizaron análisis genéticos a más de 6.100 participantes de raza blanca, dos tercios de los cuales eran hombres y un tercio mujeres. Alrededor del 13 por ciento de este grupo tuvo la variación genética de la respuesta hiperactiva al estrés.
Los individuos que portaban la variante genética tenían las mayores tasas de insuficiencia cardiaca y muerte en el promedio de tiempo de seguimiento de seis años. Incluso ajustando por edad, obesidad, antecedentes de tabaquismo, otras enfermedades y la gravedad de su patología cardiaca, la característica genética se vinculó con un mayor riesgo de infarto y muerte en el 38 por ciento.
"Este hallazgo requiere una replicación independiente y su evaluación en una población más diversa", matiza Peter Kaufmann, director adjunto de la rama de Aplicaciones Clínicas y la Subdivisión de Prevención del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI) de Estados Unidos. "", prevé este experto.
Williams y Brummett señalan que los investigadores cuentan así con una hipótesis acerca de por qué este rasgo genético conlleva problemas. Sus esfuerzos se centran ahora en un compuesto que se eleva cuando los niveles de cortisona aumentan. Se trata de una enzima conocida como MMP9 que trabaja para suavizar placas duras que se acumulan en las paredes de los vasos sanguíneos, haciéndolos más propensos a romperse y producir los coágulos que causan un infarto de miocardio.
Los autores tienen previsto llevar a cabo un estudio de mayor profundidad. Pero lo que este trabajo ya sugiere es que tenemos una variante genética que parece que se puede identificar fácilmente, por lo que se puede comenzar a desarrollar y probar intervenciones tempranas en los pacientes cardiacos con riesgo elevado de muerte o de sufrir un infarto".
"La parte más interesante es que esta característica genética se produce en una proporción significativa de las personas con enfermedades cardiovasculares", destaca Brummett. "Si somos capaces de reproducirla y construir sobre ella, podemos ser capaces de encontrar formas de reducir la reacción del cortisol al estrés, ya sea a través de la modificación de conducta o de tratamiento, y reducir las muertes por infarto de miocardio".

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