TERAPIA PROMISORIA CONTRA EL ÉBOLA
Aunque aún no hay cura ni un tratamiento específico para el ébola, que hubiera podido ayudar a las 887 personas que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), han muerto en África Occidental desde el inicio de la actual epidemia hasta el 1 de agosto, las empresas farmacéuticas en Estados Unidos, Canadá y otros países han aumentado sus recursos ante la crisis, y hay indicaciones de que pueden estar en el camino correcto.
Ayer se dio a conocer que dos trabajadores sanitarios estadunidenses que se infectaron con ébola fueron tratados con un fármaco experimental desarrollado por la compañía biotecnológica Mapp Bio, teniendo aparentemente una reacción favorable que los ha salvado de esta fiebre hemorrágica.
El tratamiento, que no había sido probado con anterioridad en humanos, fue administrado al doctor Kent Brantly a los nueve días de caer enfermo y ahora se encuentra en una sala de alta seguridad biológica en un hospital universitario de Atlanta, Georgia, donde uno de los doctores a cargo comentó que “el efecto en el paciente ha sido milagroso”. La otra paciente a quien se le administró el fármaco es Nancy Writebol y arribará hoy a Estados Unidos.
Tras dicho anuncio, los números de Mapp Bio han subido considerablemente y, a su vez, provocó que las acciones de Tekmira Pharmaceuticals (TKMR) con sede en Vancouver y que tiene un contrato de 140 millones de dólares para desarrollar el TKM/Ebola con el Departamento de Medicina de Defensa Terapéutica de Estados Unidos, bajó sus números desde casi 40 por ciento la semana pasada a 7 por ciento. Sin embargo, los inversionistas tienen la esperanza de que las agencias de salud en EU podrían aprobar su medicamento TKM-Ebola y aumentar sus ganancias nuevamente.
Otra empresa que ha visto el aumento en sus ganancias en más de cinco por ciento es BioCryst Pharmaceuticals. La idea de estas farmacéuticas y otras similares es el desarrollo para la obtención de anticuerpos eficaces en animales o plantas que al ser administrados al paciente puedan bloquear la infección, pero de momento no son una alternativa terapéutica potencial. Desde su aparición en 1976, este virus mató a las dos terceras partes de los infectados.
Parece funcionar,
pero no para todos
La medicación de Mapp Bio, que lleva años desarrollando la terapia conocida como ZMapp en colaboración con el Instituto de Enfermedades Infecciosas del Departamento Médico de la Armada estadunidense, consiste en un cóctel de anticuerpos monoclonales que se había mostrado efectivo en monos infectados con anterioridad. Si a los animales se les suministraba una hora después de la infección, todos sobrevivían. Administrada 48 horas más tarde, dos tercios de los animales vencían al virus.
Sin embargo, el ébola es una enfermedad vírica aguda que se caracteriza por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática además de hemorragias internas y externas que una vez contraída tienen una tasa de letalidad que puede llegar a 90 por ciento.
El cuerpo humano es capaz de producir anticuerpos contra el ébola de manera natural, pero dada la rapidez y agresividad de la infección la mayoría de pacientes muere antes de que sus defensas puedan eliminar al virus.
Por ello, la efectividad del fármaco de Mapp Bio dependerá de que los rasgos característicos del virus que el cóctel ataca no cambien, algo que en opinión del doctor Adolfo García Sastre, codirector del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la escuela de medicina Monte Sinaí de Nueva York, es poco probable porque “la cantidad de anticuerpos que existen para poder tratar a la gente no es suficiente”.
La OMS ha dicho que mil 603 personas han contraído la enfermedad en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria. El país más afectado sigue siendo Guinea, con 385 fallecidos, mientras que en Sierra Leona y Liberia han muerto 273 y 255 personas, respectivamente.
Lo paradójico es que la enfermedad es relativamente difícil de contraer y el virus no es muy resistente, ya que puede combatirse con jabón y agua caliente. Para transmitirse, el virus necesita el contacto con fluidos corporales: sangre, vómitos, saliva, sudor o excrementos. Sin embargo, esta información y las sencillas medidas precautorias son muy difíciles de comunicar a la población en la zona atacada por la epidemia.
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