CAMBIOS EN MATERNIDAD
La gestación también variaría la función y conectividad cerebrales
Además de provocar cambios estructurales, el embarazo extiende su frenética actividad a áreas cerebrales implicadas en funcionalidad y conectividad, verificables con técnicas de imágenes.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@unidadeditorial.es | 16/01/2017 00:00
Susana Carmona, doctora en Neurociencias y jefe de la Sección de Neuroimagen del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. (Luis Camacho)
El hallazgo de que la primera gestación produce cambios estructurales duraderos en el cerebro de la madre, descubrimiento español publicado en Nature Neuroscience (ver DM del 19-XII-2016), muy posiblemente para potenciar la capacidad de protección y relación de la madre con su bebé, ha abierto las puertas a nuevas líneas de investigación que podrían, lógicamente, derivar en más innovadores hallazgos e implicaciones.
La doctora en Neurociencias Susana Carmona, codirectora, junto con Óscar Vilaroya, director de la Unidad de Investigación de Neurociencia Cognitiva de la Universidad Autónoma de Barcelona, del trabajo publicado en Nature Neuroscience, ha explicado a DM que, además de los ya observados cambios estructurales en el cerebro, con los estudios de resonancia magnética (RM) también se puede comprobar si hay variaciones en la funcionalidad del cerebro y en la conectividad neuronal.
Regiones de actividad
"Con los estudios de imagen se visualizan aspectos funcionales como qué regiones del cerebro se activan más o menos cuando la madre contempla a su hijo o si se activan más cuando la madre alerta un peligro. En lo que se refiere a la conectividad, mediante técnicas de difusión es posible medir la integración e integridad de los axones para cuantificar el bienestar de la sustancia blanca", ha señalado Carmona, coordinadora de la Sección de Neuroimagen del Laboratorio de Imagen Médica del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.
"Con los estudios de imagen se visualizan aspectos funcionales como qué regiones del cerebro se activan más o menos cuando la madre contempla a su hijo o si se activan más cuando la madre alerta un peligro. En lo que se refiere a la conectividad, mediante técnicas de difusión es posible medir la integración e integridad de los axones para cuantificar el bienestar de la sustancia blanca", ha señalado Carmona, coordinadora de la Sección de Neuroimagen del Laboratorio de Imagen Médica del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid.
Los equipos de Carmona y Vilaroya comenzarán a trabajar en esta fase repitiendo el diseño longitudinal del primer trabajo: evaluación pregestación -antes de que se produzca el boom hormonal-, y comparación del cerebro en ese momento con el cerebro posgestación. Los análisis se realizarán también a los dos años. "Una vez caracterizados los cambios estructurales, las nuevas mediciones aportarán datos sobre qué se produce en la funcionalidad y en la conectividad ante diferentes estímulos".
El segundo punto, según Carmona, es medir la asociación entre las hormonas y los cambios estructurales en el cerebro. La hipótesis más plausible se centra en la acción de las hormonas."El cambio hormonal tan brusco que se produce durante los nueve meses de embarazo -superior en algunos casos a los que una mujer alcanza durante toda su vida fértil- podría ser el responsable de las variaciones estructurales". Numerosos estudios han constatado que la acción hormonal es capaz de modificar el cerebro, potenciar la sinapsis y cambiar la estructura del cuerpo de la neurona, entre otros aspectos. El objetivo es visualizar cambios y su correlación con aumentos hormonales, fundamentalmente de estrógenos y progesterona, pero sin desdeñar el papel de neuropéptidos como la oxitocina, la vasopresina, la prolactina y el cortisol. Sin embargo, "más que centrarnos en una hormona concreta, lo ideal sería establecer el balance entre ellas, además de determinar, con información de diferentes técnicas de imagen, qué niveles de hormonas se corresponden con mayores cambios".
Cambios no reversibles
En el primer trabajo, el seguimiento realizado durante dos años observó que los cambios cerebrales que se experimentan en la gestación se mantienen. Sin embargo, se desconoce qué ocurre a los cinco años. "Puede que, a medida que el niño va siendo más autónomo, los cambios reviertan. Pero la literatura científica de datos con animales señala lo contrario: parece que las variaciones son casi de por vida".
En el primer trabajo, el seguimiento realizado durante dos años observó que los cambios cerebrales que se experimentan en la gestación se mantienen. Sin embargo, se desconoce qué ocurre a los cinco años. "Puede que, a medida que el niño va siendo más autónomo, los cambios reviertan. Pero la literatura científica de datos con animales señala lo contrario: parece que las variaciones son casi de por vida".
¿Qué pasa en el segundo embarazo?
Las modificaciones cerebrales observadas en el estudio publicado en Nature Neuroscience generan preguntas colaterales: ¿se repiten los mismos cambios en el segundo embarazo? Estudios en animales dicen que no y que es el primero el que origina la impronta. Sucesivos embarazos originan muy pequeñas modificaciones, pero "realmente se desconoce lo que ocurre en humanos en una segunda gestación".
Otra incógnita es qué ocurre en padres, lo que se pretende desvelar analizando el cerebro de las parejas antes de la gestación y después del parto. "La exposición y la interactuación con el bebé podría acabar modulando el cerebro, tal y como ocurre en animales".
No hay comentarios:
Publicar un comentario