Qué es la ‘resaca emocional’ y cómo afecta a nuestros recuerdos
Las experiencias emocionales pueden inducir cambios fisiológicos y cerebrales en nuestro organismo que, además, persisten en el tiempo, incluso cuando las emociones ya han pasado. Además, condiciona también la forma en la que recibimos y recordamos experiencias futuras.
Se sabe desde hace tiempo que las experiencias con algún tipo de carga emocional se recuerdan mejor que aquellas que no la tienen. Ahora, el trabajo de Nature Neuroscience demuestra que las experiencias ‘no emocionales’ que siguen a las ‘emocionales’ también se recuerdan mejor.
“La forma en la que recordamos algo no es una mera consecuencia de los acontecimientos externos, sino que está muy fuertemente condicionada por nuestro estado interno en ese momento. Y, a su vez, nuestro estado interno puede persistir e influir en experiencias posteriores”, explica Lila Davachi, una de las coautoras del estudio.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos reclutaron a un grupo de voluntarios que fueron divididos en dos grupos. En uno de ellos, los participantes vieron una serie de imágenes con carga emocional y, unos 10-30 minutos más tarde, se les mostraron otras escenas de contenido neutro. El otro equipo de participantes observó esas mismas escenas, pero en orden inverso: primero las no emocionales y después las emocionales. Durante la prueba, los investigadores midieron la excitación fisiológica – mediante las variaciones de conductancia en la piel-, y la actividad cerebral de los sujetos de estudio. Seis horas después, les sometieron a una prueba de memoria.
Los resultados revelaron que las personas del primer grupo – las que vieron primero las escenas emocionales- recordaron mejor a largo plazo las imágenes neutras con respecto a aquellos que las vieron en orden inverso.
¿Cómo se explica esto? La respuesta se encuentra en los datos de actividad cerebral: los estados asociados a las experiencias emocionales se prolongaron durante 20-30 minutos, e influyeron en la forma en la que los sujetos procesaron y recordaron las experiencias posteriores.
“La emoción es un estado de ánimo”, afirma Davachi. “Estos hallazgos ponen de manifiesto que nuestros procesos cognitivos están muy influenciados por las experiencias vividas y, específicamente, que los estados cerebrales asociados con las emociones son capaces de persistir durante largos periodos de tiempo”, concluye.
Fuente: tecnoxplora.com
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