miércoles, 27 de febrero de 2019

Complementos de vitamina D no reducen la incidencia de cáncer - National Cancer Institute

Complementos de vitamina D no reducen la incidencia de cáncer - National Cancer Institute

Instituto Nacional del Cáncer

Temas y relatos: Un blog del NCI de investigacion de cáncer

Estudio indica que complementos de vitamina D no reducen la incidencia de cáncer


17 de enero de 2019 por Equipo del NCI
Hombre con una pastilla en la mano
Los resultados de un estudio clínico grande muestran que tomar complementos de vitamina D no reduce el riesgo de cáncer.
Crédito: ¡Stock
En el más grande estudio clínico aleatorizado de evaluación de la vitamina D para prevención del cancer, el complemento no redujo el riesgo de padecimiento de cáncer.
Un conjunto grande de investigación epidemiológica ha sugerido que la gente con concentraciones sanguíneas más elevadas de vitamina D tiene un riesgo menor de cáncer, dijo el doctor Barry Kramer, director de la División de Prevención de Cáncer del NCI.
Sin embargo, tales estudios pueden solo destacar asociaciones, no probar causa y efecto, añadió él. “Es por eso que es importante cuestionar las intuiciones y los estudios epidemiológicos de observación, y financiar estudios a gran escala”, continuó el doctor Kramer; estos pueden mostrar conclusivamente si un tratamiento—en este caso, un complemento dietético—verdadeeramente puede ayudar a prevenir el cáncer.
Resultados del estudio, llamado Estudio de la Vitamina D y Omega-3 (VITAL), fueron publicados el 10 de noviembre en el New England Journal of Medicine (NEJM).

Aislamiento de los efectos de la vitamina D

El cuerpo produce vitamina D cuando se expone la piel a la luz solar. La vitamina se encuentra también naturalmente en algunos alimentos, como en el pescado graso y hongos, y se añade con frecuencia a otros como a la leche y a algunos cereales.
Para personas con deficiencias de vitamina D, se recomienda que tomen complementos para mantener la salud de los huesos y evitar fracturas. “El objetivo principal de VITAL era ver si hay un beneficio en ir más allá de la asignación dietética recomendada, más de lo que se considera necesario para la salud ósea”, explicó la doctora JoAnn Manson, del hospital Brigham y de Mujeres y de la Facultad de Medicina de Harvard, quien dirigió el estudio.
Los estudios de observación han sugerido que las personas que toman complementos de vitamina D pueden tener un riesgo menor de muchas enfermedades. Pero “la gente que toma vitaminas puede ser muy diferente en formas muy importantes de la gente que no toma vitaminas”, explicó el doctor Kramer. Con frecuencia tiene ingresos más altos y más probabilidad de no fumar, de no tener sobrepeso, y más probabilidad de tener seguro médico, añadió él—todo eso está ligado fuertemente a un riesgo menor de una variedad de padecimientos crónicos de salud, incluyendo enfermedades cardíacas y muchos cánceres.
Estudios clínicos grandes aleatorizados con miles de participantes pueden evitar estos sesgos al asignar aleatoriamente a los participantes del estudio para que reciban o no el tratamiento.
VITAL fue diseñado de tal manera que pudiera evaluar los efectos de complementos tanto de vitamina D como de omega-3. Los objetivos principales del estudio—los resultados claves que midió—fueron  el impacto de los complementos sobre el riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardíacas. Tenía también varios objetivos secundarios, incluso el riesgo de morir por cáncer. VITAL fue financiado principalmente por el NCI y por el Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre.
Casi 26 000 participantes sin antecedentes de cáncer invasor o de enfermedad cardiovascular se inscribieron en el estudio. Los hombres debían tener 50 años de edad o más, y las mujeres 55 años de edad o más, para inscribirse en el estudio. Cerca de la mitad de los participantes eran mujeres, y los participantes eran diversos racialmente, habiendo casi 20 % de afroamericanos.
“El número de participantes y la proporción substancial de participantes negros hicieron que esta cohorte fuera una muestra representativa de la nación” escribieron los doctores John Keaney y Clifford Rosen, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts y del Instituto de Investigación del Centro Médico de Maine, en un editorial adjunto.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de los cuatro grupos: de vitamina D más un placebo, de complementos de omega-3 más un placebo, de complementos de vitamina D y de omega‑3, o de dos placebos. Los investigadores siguieron a los participantes por una mediana de 5,3 años.
Cerca de 17 000 participantes proveyeron muestras de sangre al principio del estudio, 1600 proveyeron una segunda muestra al cumplirse un año del estudio, otros 5000 proveyeron muestras de sangre en otros momentos del estudio. Los investigadores usaron estas muestras para medir las concentraciones de vitamina D y de omega-3 en la sangre en los diferentes grupos.

Concentraciones más elevadas de vitamina D no produjeron un beneficio mayor

Durante el estudio, los participantes que tomaron vitamina D vieron sus concentraciones de vitamina elevarse 40 % en promedio. No obstante, a pesar de ese aumento, la incidencia de cáncer invasor fue aproximadamente la misma entre los grupos: 793 participantes del grupo de vitamina D (6,1 %) recibieron un diagnóstico de cáncer durante el estudio, en comparación con 824 del grupo de placebo (6,3 %). La incidencia de sucesos cardiovasculares (como ataques al corazón) fue similar también entre los grupos de vitamina D y del placebo.
Durante el período de seguimiento, hubo 341 muertes por cáncer: 154 entre los participantes que tomaron la vitamina D (1,1 %) y 187 entre quienes tomaron el placebo (1,4 %). Aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa, la diferencia en la mortalidad por cáncer entre los grupos comenzó a ampliarse con el tiempo, reportaron los investigadores.
Los investigadores planean seguir a los participantes durante otros 2 o 5 años, para ver si se presenta una diferencia estadísticamente significativa en la mortalidad por cáncer. Estudios de laboratorio han sugerido que concentraciones elevadas de vitamina D pueden hacer que disminuya la agresividad de las células cancerosas y la probabilidad de metástasis, explicó la doctora Manson. Si es así, será necesario un seguimiento más largo para evaluar sus efectos en el riesgo de muerte por cáncer, añadió ella. Otros estudios han sugerido que el uso regular de complementos de vitamina D puede reducir el riesgo de morir por cáncer, indicó ella.
El uso de complementos de ácidos grasos de omega-3 tampoco redujeron en forma significativa el riesgo de incidencia de cáncer o de muerte por cáncer. Esos resultados se presentaron en un trabajo separado, publicado también en el NEJM.
No se encontró riesgo de efectos secundarios—incluso de concentraciones elevadas de calcio en la sangre por la vitamina D, hemorragias por omega-3, o malestares gastrointestinales por cualquiera de los dos complementos—en personas que tomaron los complementos en esas dosis, en comparación con los índices en los grupos de placebo.

Caminos futuros para la investigación de la vitamina D

El estudio VITAL “se diseñó bien”, dijo el doctor Kramer. “Y, cuando es importante para obtener una respuesta correcta—es decir, cuando se están haciendo posiblemente recomendaciones a miles, o aun millones, se quiere asegurar que las recomendaciones están basadas en una evidencia sólida”, añadió él.
Otra investigación sobre la vitamina D y la prevención del cáncer está en curso, como el estudio de si algunos tipos de cáncer pueden ser más sensibles que otros a los efectos de la complementación.
Por ejemplo, un estudio clínico patrocinado por el NCI está analizando actualmente si la complementación con vitamina D, calcio o ambos puede prevenir la formación de nuevos adenomas colorrectales en personas a las que ya se han extirpado uno o más de dichos tumores precancerosos.  VITAL examinará también los efectos de complementos en el riesgo de nuevos adenomas colorrectales.
La doctora Manson y sus colegas planean seguir a los participantes durante al menos 2 años más y esperan asegurar financiamiento de subvención para seguirlos por un período más largo, dijo ella. Les gustaría también estudiar la posible influencia de la genética en los efectos de la complementación de la vitamina D.
“Esto es algo que realmente queremos examinar—si hay variantes génicas relacionadas con el metabolismo de la vitamina D, el receptor de la vitamina D, las proteínas que se unen, o aun mecanismos completamente separados, que podrían haber influenciado en los efectos de la complementación y pueden ayudar a identificar a quienes pueden beneficiarse con más probabilidad”, dijo la doctora Manson.
Los resultados de VITAL no dan una razón para que la gente que toma la vitamina D, según recomendación de sus doctores, dejen de tomarla, continuó ella. 
“Si se tiene una indicación clínica de tomar vitamina D, como un problema óseo de salud o un padecimiento de malabsorción, o se usan otros medicamentos que interfieren con la biodisponibilidad de la vitamina D—entonces, por supuesto, se deberá seguir tomándola”, concluyó ella.

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