Reproducción asistida: presente y futuro
Cesar Lizán, director médico de Clínicas Eva, explica las técnicas actuales y futuras, sus beneficios y los dilemas éticos y morales que conllevan algunas de ellas.
Existe un antes y un después de la introducción de la vitrificación en la medicina reproductiva. Para César Lizán, director médico de Clínicas Eva, esta técnica ultrarrápida que permite congelar los gametos y los embriones sin que se produzca una modificación de los mismos, ofrece una fórmula nueva de planificación reproductiva. Su empleo hace factible que las mujeres congelen sus óvulos en el momento de mayor calidad biológica (entre los 20 y los 30 años) para usarlos cuando ellas lo consideren oportuno.
Pero, además, y a nivel de resultados, la vitrificación ha supuesto una mejora de las posibilidades reproductivas de muchas parejas por diversos motivos, explica el ginecólogo. En primer lugar, aporta mayor seguridad a los tratamientos y protege de la aparición de una de las complicaciones más temibles de la estimulación ovárica, como es el síndrome de hiperestimulación, el dolor e inflamación en los ovarios producidos por la medicación.
Asimismo, permite solucionar las alteraciones del endometrio causadas por la estimulación hormonal, que afectan a las posibilidades de que cada embrión se consiga implantar, y ha dado pie al desarrollo de nuevas estrategias de estimulación, cuyo inicio ya no debe ir necesariamente, aclara, ligado al inicio de la menstruación.
La edición genética, CRISP, de la que "sólo estamos empezando a vislumbrar el potencial", advierte Lizán, ha permitido, por otro lado, evitar la transmisión de enfermedades graves a la descendencia y ha facilitado la mejora en el proceso de selección de embriones. En sus propias palabras, "sabemos que un elevado porcentaje de los embriones que conseguimos con las técnicas de reproducción asistida son portadores de aneuploidías, es decir, alteraciones del número de cromosomas, que afectan al 40% - 100% de los mismos en función de la edad de la paciente. Aunque es todavía un tema controvertido, hacer un análisis de estos embriones permitiría emplear directamente aquellos que ofrecen mejores posibilidades reproductivas".
Por supuesto, el Big Data colabora en este sentido con la implementación de algoritmos cada vez más precisos para identificar los embriones con mayores posibilidades de evolución.
En el caso de aquellas mujeres cuyo problema de infertilidad se deba no sólo a sus órganos reproductivos sino a problemas en su sistema celular, el experto nos remite a la reprogramación celular. Ya hay grupos, cuenta, trabajando en trasplantes citoplasmáticos, esto es, coger el núcleo de la célula con toda la información genética de una persona e introducirlo en el citoplasma de una donante. Los resultados, declara Lizán, son "realmente prometedores".
También se están produciendo avances significativos en la creación de gametos a partir de células somáticas adultas. Incluso se está estudiando la creación artificial de gametos (gameto- génesis in vitro). Con este proceso se podría llegar a invertir el reloj biológico y permitir que mujeres menopáusicas crearan óvulos viables.
Incubación Artificial
Llegados a este punto, el director médico de EVA se proyecta hacia las posibilidades futuras y los dilemas éticos y morales que conllevan. La incubación artificial podría cambiar el futuro de la especie humana, advierte. Los avances antes comentados ya están alterando nuestras vidas, la sociedad en la que vivimos y la medicina tal como la conocemos ahora, señala.
Si avanzamos en un horizonte temporal, y teniendo en cuenta el actual papel de la biónica y las tecnologías disruptivas, el experto en reproducción asistida no descarta una evolución de las técnicas de incubación hasta conseguir gestaciones absolutamente artificiales. Estas solucionarían, por un lado, distintas situaciones clínicas complejas como las que afectan a mujeres sin útero, úteros dañados o incompetentes, así como a pacientes que precisan de medicación teratógena (que puede producir malformaciones).
El órgano externo que gestaría, la incubadora, quizás, se crearía, especula el doctor, a partir de células madre y estaría conectado a máquinas que le proporcionarían oxígeno, nutrientes u hormonas
Los límites de la ética
Para el ginecólogo, las ventajas de la incubadora artificial a nivel biológico son evidentes. Desde un punto de vista psicológico o social, los interrogantes son mucho mayores. Por supuesto, habría que modificar en marco legal y, en su opinión, establecer un control basado en autorizaciones expresas e individualizadas para cada caso, tal como sucede con los dictámenes de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida para determinados diagnósticos genéticos implantacionales.
El planteamiento, insiste César Lizán, de ser siempre su empleo con finalidades terapéuticas y el problema surgirá a la hora de evitar el llamado "diseño genético", es decir, que se encarguen niños a la carta, lo que "sería moralmente censurable y podría tener un acceso diferente en función del estatus social de cada familia".
El doctor recuerda las desastrosas consecuencias de la aparición de la eugenesia en nuestra Historia, la catástrofe humanitaria surgida de la decisión de unos pocos sobre cómo debe ser genéticamente la raza humana.
por IM Médico Publimas Digital s.l.
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