La hormona de crecimiento purificada no está vinculada a enfermedades cerebrales - DiarioMedico.com

RiesgO mayor en los tratados antes de 1977

La hormona de crecimiento purificada no está vinculada a enfermedades cerebrales


Los niños tratados con hormona del crecimiento humana después de 1977, cuando los científicos empezaron a purificarla, no son más propensos a padecer enfermedades cerebrales. Así lo afirma un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, en Estados Unidos, que se publica en The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.

Redacción
23/08/2011 11:56


Estudios previos informaron de un patrón preocupante en los pacientes afectados por la enfermedad Creutzfeldt-Jakob (ECJ) que habían sido tratados con hormonas en la década de los sesenta y principios de los setenta.

Aunque esta hormona se crea en el laboratorio, donde no hay riesgo de contaminación por ECJ, la enfermedad puede tardar muchos años en aparecer. De esta forma, los pacientes que recibieron inyecciones de hormona de crecimiento hasta 1985, cuando todavía estaba derivada de cadáveres humanos, aunque purificada, corrían el riesgo de padecer esta enfermedad. Desde que el tratamiento de hormona del crecimiento se realiza con hormonas sintéticas, no existe riesgo de trasmisión de la ECJ.

Los investigadores han realizado un seguimiento de 5.570 pacientes que recibieron tratamiento con hormona del crecimiento en Estados Unidos entre 1963 y 1985 para determinar cuándo lo tomaron (antes o después de que empezasen a purificarla) y si han sido diagnosticados con ECJ. De ellos, se diagnosticaron 22 casos de enfermedad cerebral, todos tratados antes de 1977.

Ya que aquellos que recibieron la hormona más tarde han tenido menos tiempo para ser diagnosticados, el estudio no prueba que los niños tratados entre 1977 y 1985 no vayan a padecer ECJ, pero demuestra que tienen muchas menos probabilidades de caer enfermos que los tratados antes de 1977. "Ahora podemos decir que el riego actual es mucho más bajo que antes", afirma Lawrence Schonberger, uno de los autores del estudio.

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