NUEVOS RETOS EN EL MANEJO PATOLÓGICO
La alergia a implantes y a biológicos, en alza
Los nuevos procedimientos médicos y manejos farmacológicos están variando los objetivos y retos de los alergólogos. Cada vez se observan más reacciones no típicas que aumentarán con el paso de los años.
Raquel Serrano | 25/01/2012 00:00
Joaquín Sastre, Montserrat Fernández-Rivas, y Luis Prieto, coordinadores de la Reunión CYNA. (Mauricio Skrycky)
"El hecho es que tales procedimientos son cada vez más frecuentes, por lo que este tipo de reacciones pueden incrementarse, aunque se desconoce la causa concreta de por qué afectan a unas personas y a otras no. La tarea pendiente sería realizar el diagnóstico adecuado, lo que no es fácil, porque las consecuencias son graves: recubrir los implantes con ciertas sustancias o incluso retirarlos en algunas ocasiones", ha señalado a DM Joaquín Sastre, jefe del Servicio de Alergia de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, que, junto a Montserrat Fernández Rivas, alergóloga del Hospital Clínico de Madrid, y Luis Prieto, de la Universidad de Valencia, han coordinado la VIII Reunión Internacional sobre Controversias y Novedades en Alergia (CYNA) que se ha celebrado en Madrid. También se están registrando reacciones a sustancias que se inyectan en determinados procedimientos estéticos.
Según Sastre, lo que todavía no se tiene muy claro es si sería necesario realizar estudios previos antes de efectuar implantes de prótesis metálicas, sobre todo en personas que han mostrado alteraciones predisponentes, como podrían ser reacciones a metales como el níquel, que en el caso de las mujeres asciende hasta un 10 por ciento, aunque también está aumentando en hombres.
Otro de los aspectos a los que han empezado a hacer frente los profesionales es el derivado de la alergia a medicamentos, pero no inmediata ni mediada por IgE. Se encuadra aquí todo el arsenal de agentes biológicos empleados cada vez más en reumatología, oncología e incluso en neumología para terapia contra el asma. "El uso de estos tratamientos biológicos está creciendo de manera espectacular, pues representan el 75 por ciento del gasto farmacéutico en hospitales terciarios. Ahora empiezan a observarse reacciones", según ha dicho Fernández Rivas. Algunas de ellas son inmediatas, pero no muy comunes, y también las hay a largo plazo.
Reto próximo
"La mayoría de estos fármacos son inmunomoduladores, por lo que su diagnóstico es más complejo. No es tan fácil como puede ocurrir en el caso de una reacción inmediata a un antiinflamatorio o a un antibiótico, por ejemplo". A su juicio, se trata de un fenómeno al que en los próximos años deberán enfrentarse con mayor frecuencia. "Se produce además en un tipo de paciente especial: los que tienen enfermedades inmunológicas u oncológicas de base. Su evaluación adecuada va a ser un reto".
Otras reacciones alérgicas no mediadas por IgE son las cutáneas graves inducidas por fármacos. Se trata de enfermedades raras, casi excepcionales, pues afectan a una persona por millón de ciudadanos, pero de extrema gravedad, ya que el 25 por ciento de los afectados mueren por su causa. Los profesionales internacionales que han participado en la reunión, que ha contado con la colaboración de GlaxoSmithKline (GSK), han expuesto la situación de este cuadro en Europa, y Fernández Rivas también ha indicado que, en España, la Comunidad de Madrid cuenta con una iniciativa conjunta de alergólogos y dermatólogos.
Prieto se ha referido también a la importancia de la detección de fenotipos en asma, motivo de la conferencia de su descubridor, Ian Pavord, del Hospital Glenfield, de Leicester, en Gran Bretaña. El manejo de fenotipos presupone que el asma no es una única enfermedad y que, por tanto, su tratamiento no debería ser igual en todos los pacientes "si fuésemos capaces de identificar los fenotipos de la enfermedad y aplicar en cada situación la terapia más conveniente, eficaz o indicada".
Detrás del asma, la EPOC también se presenta como diferente en cada paciente. "Muchas veces, asma y EPOC están superpuestas, por lo que es totalmente necesario contemplar los endotipos de ambas patologías y, si fuera de forma conjunta, mucho mejor, porque es un hecho trascendente para el tratamiento".
TEORÍA DE LA DEFICIENCIA DE VITAMINA D
En los últimos años se han barajado diversas hipótesis entre manifestaciones y asociaciones clínicas que podrían estar influyendo en el desarrollo de alergia y asma: obesidad, ingesta abundante de sodio en la dieta en las sociedades occidentales, tratamiento abusivo con antibióticos en niños pequeños, uso de paracetamol... De ninguna, excepto de la obesidad, se sigue hablando como posible causa de estos procesos. La más reciente, de los últimos dos ó tres años y apoyada por datos epidemiológicos, se centra en el déficit de vitamina D, sobre todo en algunos países nórdicos, con menos exposición solar, donde es extremadamente frecuente y significativa. Esta nueva teoría, según Luis Prieto, "ha venido acompañada de la constatación de que receptores para vitamina D hay prácticamente en todas las células del organismo, incluidos los linfocitos y los linfocitos reguladores, estirpe linfocitaria con un gran protagonismo en las enfermedades alérgicas porque se encarga de controlar su desarrollo desde el punto de vista inmunológico".
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