martes, 13 de mayo de 2014

El síndrome confusional duplica el riesgo de padecer demencia - DiarioMedico.com

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CONGRESO SOCIEDAD NAVARRA DE GERIATRÍA

El síndrome confusional duplica el riesgo de padecer demencia

Entre el 20 y el 30 por ciento de ancianos que sufren delirio están sin diagnosticar. El riesgo de sufrir síndrome de delirio se multiplica por diez a partir de los 85 años.
Redacción. Madrid | dmredaccion@diariomedico.com   |  13/05/2014 17:34

El síndrome confusional agudo puede convertirse en catalizador para la aparición de patologías asociadas al deterioro cognitivo, principalmente la demencia, según ha explicado Nicolás Martínez, médico geriatra y presidente de la Sociedad Navarra de Geriatría y Gerontología, durante el VII Congreso de la Sociedad Navarra de Geriatría y Gerontología, celebrado en Bilbao.
En pacientes con demencia que sufren delirio se triplica la velocidad del deterioro cognitivo. Asimismo, el riesgo de demencia o deterioro cognitivo en pacientes que han recibido cirugía de cadera, bastante habitual en personas de avanzada edad, es el doble si sufren delirio. El síndrome se encuentra entre uno de los más infradiagnosticados en España, pudiendo encontrarse sin detectar entre el 20 y el 30 por ciento de los afectados. Las cifras muestran que puede llegar a afectar a más del 25 por ciento de los ancianos hospitalizados dependiendo del motivo del ingreso, para quienes puede tener fatales consecuencias.
En cuanto a su aparición, es muy frecuente su incidencia en una vía final común de varias, simultáneas o encadenadas, alteraciones en el funcionamiento cerebral, y habitualmente es consecuencia de una enfermedad aguda, un efecto farmacológico o alguna complicación. No obstante, uno de los principales problemas con el que los geriatras se encuentran en el tratamiento farmacológico de la patología es que "en los ensayos clínicos los ancianos están excluidos, por lo que tenemos que tratar a personas muy mayores con fármacos probados en jóvenes, con el riesgo que esto conlleva", advierte Martínez.
  • Las estancias prolongadas en el hospital aumentan en un 25 por ciento el riesgo de sufrir delirio, afectando a las funciones perceptivas y cognitivas del paciente
Síntomas de delirio
Las manifestaciones clínicas del delirio son muy variadas, fundamentalmente trastornos agudos/subagudos, con tendencia a la fluctuación durante el día, en el nivel de conciencia, atención, funciones perceptivas (errores de identificación e ideas delirantes, alucinaciones) y cognoscitivas (alteraciones en memoria de trabajo e inmediata, lenguaje y desorientación), y frecuentemente asociados a alteraciones del ciclo sueño-vigilia, de las emociones y psicomotoras (hiper o hipoactividad, y mixtos). En ocasiones aparecen algunos síntomas en la fase prodrómica (horas o días antes del establecimiento de la entidad) que son relativamente frecuentes en ancianos, pero inespecíficos: trastornos del sueño, pesadillas, dificultad de concentración, irritabilidad, fatigabilidad o ansiedad.
Su correcto diagnóstico y tratamiento es muy importante debido a que puede ocasionar deterioro funcional y dependencia, además de estar ligado a otras dolencias como desnutrición, deshidratación, úlceras por presión, infecciones, riesgo de iatrogenia (afección debida a un acto médico) por el mal uso de fármacos o a la prolongación de estancia hospitalaria. "Es un problema muy frecuente que conlleva serias complicaciones; es habitual su infradiagnóstico y tanto la patología como sus complicaciones pueden ser prevenidas con un diagnóstico precoz y un manejo rápido e integral", según Martínez.
Riesgos hospitalarios
Es, de hecho, en la hospitalización del paciente donde se incrementa considerablemente la prevalencia del delirio, llegando hasta el 56 por ciento (incluso al 83 por ciento en pacientes en cuidados paliativos), así como la mortalidad, que varía entre el 22 y el 76 por ciento, según los estudios, cifras similares a las del infarto de miocardio o la sepsis.
Además, dos de cada diez pacientes con delirio hospitalizados experimentan algún tipo de complicación derivada de esta enfermedad. No obstante, "es uno de los eventos adversos más prevenibles en los ancianos durante la hospitalización, pero la importancia de su correcto conocimiento y manejo radica en que puede convertirse en una cascada de fenómenos que conducen a ese deterioro, y esa dependencia, a la institucionalización y la muerte", apunta Martínez.

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