martes, 13 de mayo de 2014

Las discusiones frecuentes podrían provocarle la muerte: MedlinePlus

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Las discusiones frecuentes podrían provocarle la muerte

El estrés social parece aumentar el riesgo de un fallecimiento precoz
Traducido del inglés: viernes, 9 de mayo, 2014
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JUEVES, 8 de mayo de 2014 (HealthDay News) -- Discutir y preocuparse por los problemas familiares podría resultar en un mayor riesgo de morir en la mediana edad, informan unos investigadores daneses.
Los conflictos con la familia, los amigos y los vecinos plantearon el mayor riesgo. Las personas que estaban en mayor riesgo eran los hombres y los desempleados, anotaron los investigadores.
"Las relaciones sociales estresantes en la vida privada se asocian con un aumento de entre dos y tres veces del riesgo de muerte", advirtió la investigadora líder, la Dra. Rikke Lund, profesora asociada del departamento de salud pública de la Universidad de Copenhague.
"Las preocupaciones y las exigencias de las parejas y los hijos, y los conflictos en general, parecen los factores de riesgo más importantes", señaló.
Los hallazgos se mantuvieron incluso cuando se tomaron en cuenta la enfermedad crónica, los síntomas depresivos, la edad, el sexo, el estado civil, el respaldo de las relaciones sociales y la posición socioeconómica, dijo Lund.
"También hallamos que los hombres y los participantes que no trabajan son particularmente vulnerables a la exposición al estrés de las relaciones sociales", comentó.
Simon Rego, director de entrenamiento en psicología del Centro Médico Montefiore en el Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York, dijo que "aunque hace mucho que conocemos el rol protector de las relaciones sociales, los resultados de este estudio sugieren que las relaciones sociales son más bien una espada de doble filo, ya que también pueden resultar destructivas cuando son malsanas".
El estudio aparece en línea el 8 de mayo en la revista Journal of Epidemiology & Community Health.
Para el estudio, Lund y sus colaboradores recolectaron datos sobre casi 10,000 hombres y mujeres de 36 a 52 años de edad que participaron en el Estudio longitudinal danés sobre el trabajo, el desempleo y la salud.
Se preguntó a los participantes sobre sus relaciones sociales diarias, sobre todo quién, entre sus parejas, hijos, otros parientes, amigos y vecinos les hacían exigencias excesivas, provocaban preocupaciones o eran una fuente de conflicto, y con qué frecuencia surgían esos problemas. También examinaron si tener un trabajo cambiaba la situación.
Mediante el uso de datos del Registro de Motivos de Defunción Danés, los investigadores dieron seguimiento a los participantes desde 2000 hasta finales de 2011. Con el tiempo, murieron 196 mujeres (el 4 por ciento) y 226 hombres (el 6 por ciento). Casi la mitad de las muertes se debieron al cáncer. Las enfermedades cardiacas y el accidente cerebrovascular, la enfermedad del hígado, los accidentes y el suicidio conformaron las demás.
Alrededor de uno de cada diez dijeron que sus hijos eran una fuente frecuente de exigencias excesivas y preocupaciones. El nueve por ciento dijeron que el cónyuge era con frecuencia una fuente de exigencias o preocupación. El seis por ciento citaron problemas con sus parientes, y el 2 por ciento tenían problemas con los amigos.
Alrededor del 6 por ciento de los participantes dijeron que "siempre o con frecuencia" tenían conflictos con su cónyuge o hijos, el 2 por ciento tenían esos problemas con otros parientes, y el 1 por ciento con amigos o vecinos.
Tomando todo esto en cuenta, el equipo de Lund calculó que ese estrés se vinculaba con un aumento del 50 al 100 por ciento en el riesgo de morir por todas las causas. De esos tipos de estrés, las discusiones fueron lo más nocivo, hallaron los investigadores.
Las discusiones frecuentes con la pareja, los parientes, los amigos o los vecinos se asociaron con entre el doble y el triple de riesgo de muerte por todas las causas, en comparación con los que dijeron que dichos incidentes eran raros, anotaron los autores.
Rego dijo que es importante notar las limitaciones de un estudio observacional, como este. "Al igual que todos los estudios que emplean diseños observacionales, se debe tener cuidado al interpretar los resultados, ya que el diseño no provee información concluyente sobre ninguna relación causal", dijo.
Aún así, los investigadores sospechan que el estrés más alto que proviene de los conflictos y las preocupaciones podría ser el motivo subyacente del aumento en el riesgo. Anotaron que cuando los estresores aumentaban, por ejemplo un conflicto en casa emparejado con el desempleo, el riesgo de muerte prematura también aumentó.
Lund también citó unos niveles más altos de las hormonas del estrés y una presión arterial más elevada como motivos posibles de la conexión.
Rego comentó que las interacciones entre las situaciones sociales estresantes y la respuesta del cuerpo, además de otros factores (como la genética, el ambiente, los factores socioeconómicos y las respuestas psicológicas) probablemente tengan que ver con la asociación entre los conflictos y un mayor riesgo de muerte.
Lund sugirió que aprender a manejar el conflicto y el estrés podría resultar útil. "Las habilidades para gestionar las preocupaciones y las exigencias de las relaciones sociales cercanas, además de la gestión del conflicto dentro de las parejas y las familias, y también en las comunidades locales, podrían considerarse como estrategias importantes para reducir las muertes prematuras", aseguró Lund.
Rego se mostró de acuerdo. "Datos estos hallazgos, parece razonable concluir que diseñar e implementar intervenciones psicosociales, como la terapia cognitivo conductual, que se enfoquen en enseñar habilidades específicas, por ejemplo cómo manejar las preocupaciones y las exigencias de las relaciones sociales cercanas, además del manejo del conflicto dentro de las parejas, las familias e incluso las comunidades locales, podrían ser todas ellas estrategias importantes para reducir las muertes prematuras", planteó.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Rikke Lund, M.D., Ph.D., associate professor, department of public health, University of Copenhagen, Denmark; Simon Rego, Psy.D., director, psychology training, Montefiore Medical Center/Albert Einstein College of Medicine, New York City; May 8, 2014, Journal of Epidemiology & Community Health, online
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