FINLANDIA | Población activa
Los 'singles' toman más antidepresivos
Crucero para solteros.| María Pérez
- Las personas que viven solas consumen un 80% más de estos fármacos
Vivir solo es una tendencia al alza; aunque en la actualidad la soledad ya no es exclusiva de personas mayores. Un estudio finlandés advierte de los 'singles' en edad activa tienen mayor consumo de antidepresivos que quienes conviven en pareja o en familia.
Según datos de diciembre de 2011, 3,4 millones de personas vivían solas en nuestro país, 1,5 de ellos en edad de trabajar (el resto, en su mayoría, son jubilados); una tendencia similar a la que se observa en otros países occidentales (algunas estadísticas apuntan a que en 2020 el 40% de los hogares del mundo estarán habitados por una sola persona).
Hasta ahora, la mayoría de estudios sobre los riesgos derivados de la soledad se habían centrado en los ancianos; aunque un estudio que acaba de publicar la revista 'BMC Public Health' alerta de que los individuos más jóvenes tampoco están a salvo.
El equipo de Laura Pulkki-Raback, del Instituto de Salud Ocupacional de Finlandia, evaluó durante siete años a 3.500 individuos entre 30 y 65 años y analizó, entre otras cosas, sus características sociodemográficas junto con hábitos de riesgo como el consumo de alcohol, tabaco o medicación antidepresiva. Un 14,5% de ellos vivía en un hogar unipersonal.
Los investigadores analizaron sobre todo estos fármacos porque no sólo se recetan para la depresión, sino también para los trastornos de ansiedad; por lo que los consideran "un buen marcador de riesgo de la mayoría de patologías mentales". De hecho, entre 200 y 2008, el consumo de estas sustancias aumentó a un ritmo del 1%-2% anual en toda la muestra, con mayor prevalencia entre las mujeres.
Sus observaciones apuntan a que el consumo de antidepresivos fue un 80% mayor entre personas que viven solas que en individuos que comparten hogar con familia, pareja o amigos.
Según explican, en el caso de las mujeres, esta sobremedicación está causada sobre todo por elementos sociodemográficos, como la falta de ingresos o un bajo nivel de educación. En cambio, en los varones, es el alcoholismo y la falta de apoyos sociales (tanto familiares como en el trabajo) son lo que más influye en los trastornos mentales. En comparación con las féminas, los 'singles' varones del estudio tenían menos redes sociales de apoyo, vivían más en áreas rurales, tenían un menor nivel ocupacional y fumaban o bebían con más frecuencia.
Sin embargo, los investigadores también reconocen que pueden influir muchos otros factores que no están recogidos en el trabajo, como los sentimientos de alienación, la falta de confianza o las dificultades para afrontar situaciones críticas, problemas económicos o enfermedades. Pero incluso no descartan que la tasa de depresión entre los 'singles' sea incluso mayor de sus estimaciones debido a los numerosos casos sin diagnosticar que puede haber.
Según datos de diciembre de 2011, 3,4 millones de personas vivían solas en nuestro país, 1,5 de ellos en edad de trabajar (el resto, en su mayoría, son jubilados); una tendencia similar a la que se observa en otros países occidentales (algunas estadísticas apuntan a que en 2020 el 40% de los hogares del mundo estarán habitados por una sola persona).
Hasta ahora, la mayoría de estudios sobre los riesgos derivados de la soledad se habían centrado en los ancianos; aunque un estudio que acaba de publicar la revista 'BMC Public Health' alerta de que los individuos más jóvenes tampoco están a salvo.
El equipo de Laura Pulkki-Raback, del Instituto de Salud Ocupacional de Finlandia, evaluó durante siete años a 3.500 individuos entre 30 y 65 años y analizó, entre otras cosas, sus características sociodemográficas junto con hábitos de riesgo como el consumo de alcohol, tabaco o medicación antidepresiva. Un 14,5% de ellos vivía en un hogar unipersonal.
Los investigadores analizaron sobre todo estos fármacos porque no sólo se recetan para la depresión, sino también para los trastornos de ansiedad; por lo que los consideran "un buen marcador de riesgo de la mayoría de patologías mentales". De hecho, entre 200 y 2008, el consumo de estas sustancias aumentó a un ritmo del 1%-2% anual en toda la muestra, con mayor prevalencia entre las mujeres.
Sus observaciones apuntan a que el consumo de antidepresivos fue un 80% mayor entre personas que viven solas que en individuos que comparten hogar con familia, pareja o amigos.
Según explican, en el caso de las mujeres, esta sobremedicación está causada sobre todo por elementos sociodemográficos, como la falta de ingresos o un bajo nivel de educación. En cambio, en los varones, es el alcoholismo y la falta de apoyos sociales (tanto familiares como en el trabajo) son lo que más influye en los trastornos mentales. En comparación con las féminas, los 'singles' varones del estudio tenían menos redes sociales de apoyo, vivían más en áreas rurales, tenían un menor nivel ocupacional y fumaban o bebían con más frecuencia.
Sin embargo, los investigadores también reconocen que pueden influir muchos otros factores que no están recogidos en el trabajo, como los sentimientos de alienación, la falta de confianza o las dificultades para afrontar situaciones críticas, problemas económicos o enfermedades. Pero incluso no descartan que la tasa de depresión entre los 'singles' sea incluso mayor de sus estimaciones debido a los numerosos casos sin diagnosticar que puede haber.
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