viernes, 23 de marzo de 2012

Terapias anticancerígenas: un arma de doble filo - DiarioMedico.com

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XXII CONGRESO EUROPEO DE OSTEOPOROSIS

Terapias anticancerígenas: un arma de doble filo

La osteoporosis aparece como efecto adverso de ciertos tratamientos hormonales y genera grandes costos en la sociedad, según se ha puesto de manifiesto en el ECCEO, celebrado en Burdeos (Francia). René Rizzoli, presidente del Comité Científico de la Sociedad Europea de Aspectos Clínicos y Económicos de Osteoporosis y Osteoartritis (ESCEO), ha incidido en la necesidad de mejorar esta situación y ha contado a Diario Médico los aspectos más importantes del congreso.
Beatriz Roselló. Burdeos (Francia). | 23/03/2012 11:45

René Rizzoli
René Rizzoli, presidente del Comité Científico de la ESCEO, en Burdeos. (Beatriz Roselló)
  • La solución pasa por frenar el efecto que tienen los inhibidores de la aromatasa en la densidad ósea
¿Qué objetivos se han planteado en el congreso al organizar esta edición?
- El congreso pretende mostrar los nuevos adelantos científicos en las enfermedades metabólicas, pero también dar a los médicos ciertas pautas prácticas para tratar estos aspectos. A lo largo de tres días ha habido lecturas y simposios científicos y otros económicos, ya que pensamos que los problemas asociados a la sarcopenia, la osteoartritis y las fracturas tienen un gran costo en la sociedad. Además, tenemos muchos estudios en desarrollo, la gran mayoría de ellos clínicos, y muchos participantes registrados. Desde el año pasado hemos intentamos mejorar el congreso a través de talleres englobados en una parte del congreso de carácter preclínico.
Usted ha participado en muchos estudios presentados en el congreso, en el que se ha puesto de manifiesto que gran parte de la población que sufre osteoporosis y riesgo de fracturas son mujeres postmenopáusicas. ¿Cuál es la situación para este tipo de pacientes que tienen cáncer de mama y están en tratamiento hormonal?
- Se trata de un gran problema actual, porque durante años la terapia adyuvante y la línea de tratamiento del cáncer de mama ha sido el uso de tamoxifeno, que es un modulador selectivo de los receptores de estrógeno. Tamoxifeno ha sido utilizado durante muchos muchos años con éxito, porque controlaba la enfermedad de forma segura y bastante satisfactoria, frenando la proliferación del cáncer, pero la idea desde hace un tiempo es usar fármacos que reduzcan hasta cero el nivel de estrógenos, porque parte del nivel de estrógenos, después de la menopausia, implica riesgo de pérdida de masa ósea y posibles fracturas.
Y, ¿qué ocurre con las mujeres tratadas con inhibidores de la aromatasa? ¿Su tratamiento también incide en la densidad ósea?
- Sí. Los inhibidores de la aromatasa tienen tres presentaciones en el mercado, todos ellos han sido perfectamente estudiados y todos ellos han demostrado su superioridad con tamoxifeno, pero se ha comprobado que su uso está asociado a una mayor pérdida de masa ósea y a un mayor riesgo de fracturas. El mensaje que me gustaría destacar es que tenemos que poner atención, porque gracias a los progresos de la terapia anticancerígena la esperanza de vida de estas mujeres se ve prolongada, así que ahí tenemos un aspecto positivo, pero la calidad de vida de estas mujeres se ve muy afectada por este efecto adverso. Debemos tener conciencia de esto y estar atentos.
  • "Contamos con terapias anticancerígenas que son muy efectivas, pero que incrementan mucho el riesgo de fracturas"
Entonces, en hombres con cáncer hormonodependiente, como el de próstata, tratados con inhibidores de la aromatasa, ¿se da la misma situación?
- Sí, la situación sería parecida en cáncer de próstata por este motivo, estos pacientes están sometidos a una terapia hormonal, teniendo más pérdida de masa ósea y también más riesgo de fracturas.
Y, ¿usted cree que los oncólogos están concienciados con este problema?
- Sí, lo están empezando a ser, porque a pesar de tratarse de terapias anticancerígenas muy efectivas, ellos ven que el riesgo de fracturas se está incrementando y se dan cuenta de que deben enfrentarse a esta situación de doble filo. Puede decirse que es uno de los peores efectos adversos.
¿Qué soluciones se plantean?
- Hasta el momento no hay pautas establecidas. Hay recomendaciones: tratar el riesgo de los pacientes de perder masa ósea con terapias que frenen el efecto de los inhibidores de la aromatasa en la densidad ósea, como denosumab o bisfosfonatos, y que esas terapias se prolonguen el mismo tiempo que la administración de inhibidores de la aromatasa. Es decir, si das inhibidores de la aromatasa durante cinco años, tendrás que dar estos fármacos durante cinco años también, pero es obvio que una vez que los oncólogos alarguen esta terapia más de cinco años, deberemos discutir de nuevo cuánto tiempo recomendamos dar al paciente inhibidores de la reducción de masa ósea.

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