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Institutos Nacionales de la Salud
El mejor amigo del hombre guía la investigación genética
Las razas caninas ofrecen pistas sobre enfermedades humanas, informan científicos
Traducido del inglés: jueves, 16 de agosto, 2012
Investigadores reportan que el genoma canino, que se parece de muchas formas al humano, comienza a iluminar una amplia variedad de enfermedades en las personas.
Lo que hace que los perros sean particularmente interesantes para los científicos es su estructura racial, una especie de selección artificial que crea líneas distintas y diversas de animales que van desde los musculosos pastores alemanes hasta los nerviosos chihuahua, desde el trabajador pastor escocés hasta el siempre malcriado caniche.
Según un artículo de revisión que aparece en la edición del 16 de agosto de la revista New England Journal of Medicine, el hecho de que los perros de pura raza han descendido de un linaje pequeño e íntimamente relacionado con grandes camadas significa que las enfermedades recesivas son comunes entre ellos.
Para los interesados en la genética, es algo emocionante.
Hace que las enfermedades recesivas menos comunes, que no pueden ser observadas ni expresadas a menos que el gen responsable sea portado por ambos padres, sean más prevalentes en estos animales. Y eso ofrece una oportunidad para la comprensión de las bases genéticas de una amplia variedad de afecciones compartidas por perros y humanos.
"El genoma canino es muy similar al humano", aseguró la autora de la revisión Elaine Ostrander, jefa de la Rama de Genética del Cáncer del Instituto Nacional de Investigación sobre el Genoma Humano, de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. "Está más cerca del nuestro que los genomas de los ratones, ratas y moscas de la fruta, que con frecuencia se usan en la investigación. Los perros también son vecinos ambientales, ya que beben la misma agua, respiran el mismo aire, están expuestos a los mismos pesticidas y con frecuencia incluso comen algunos alimentos en común".
Ostrander apuntó que perros y humanos contraen casi todas las mismas enfermedades, como el cáncer, la artritis, la epilepsia, la atrofia retiniana, trastornos autoinmunes como el lupus, y problemas psicológicos como el trastorno obsesivo compulsivo.
Hay 400 razas distintas, y muchas se asocian con un mayor riesgo de enfermedades particulares, explicó Ostrander. "Una torsión [torcedura] particular de los intestinos es lo único que se observa en los perros, pero no en los humanos".
El cáncer es la principal causa de muerte en los perros, comentó el Dr. Net Patterson, profesor asociado de medicina y genética veterinarias de la Universidad de Minnesota. "Dado que el mecanismo [de la enfermedad] y las terapias son muy similares, realmente podemos aprender mucho sobre el cáncer en ambas direcciones, incluso de forma concurrente", anotó.
Los cambios cromosómicos observados en varios cánceres caninos también se ven en los cánceres correspondientes en los humanos. Esto sugiere un origen genético compartido de varios cánceres que afectan tanto a perros como a humanos. Al enfocarse en qué partes de los genes están alteradas en ambas especies, el número de genes objetivos potenciales se puede reducir a unos cuantos.
Los perros que participan en estudios genéticos por lo general acuden a los laboratorios de investigación con sus cuidadores durante una breve cita. Se les saca sangre y se toma una muestra de sus mejillas para analizarlas, antes de volver a casa, explicó Patterson. Actualmente, hay 87 pruebas genéticas para perros, usadas principalmente por los criadores para intentar prevenir los problemas de salud asociados con ciertas razas, añadió.
A veces, los descubrimientos relacionados con enfermedades de los perros se traducen en tratamientos para los humanos, comentó Patterson. "En la narcolepsia, hallamos una nueva vía bioquímica relacionada con el sueño en los perros que podría resultar beneficiosa para los humanos".
La secuencia del genoma canino se publicó por primera vez en 2005. Aunque la mayoría de estudios de todo el genoma que relacionan características genéticas con enfermedades o rasgos han requerido de miles de muestras, en los perros esos análisis se han mapeado exitosamente con menos de 200 canes, apuntó Ostrander.
Las razas de perros ofrecen una aglomeración de genes parecida en cierta medida a la observada al estudiar poblaciones de humanos remotas o aisladas en lugares como Finlandia o Islandia. Para cualquier enfermedad compleja en los perros, un pequeño número de genes o alelos (un miembro de una pareja de genes que se ubica en un lugar específico en un cromosoma específico) problemáticos dominan en esa raza, de forma muy parecida a lo que hace la mutación BRCA2 en las mujeres islandesas con cáncer de mama hereditario.
Ostrander usó el ejemplo de la epilepsia para explicar la forma en que la genética canina puede ayudar a los investigadores a abordar la complejidad de la enfermedad en los humanos, donde se expresa de muchas formas distintas. La epilepsia afecta al 5 por ciento de los perros, y se observa en docenas de razas. Los detalles sobre la forma en que los genes de varias razas de perros se asocian con síntomas o tipos específicos de epilepsia ofrecen pistas sobre los problemas genéticos que podrían asociarse con la enfermedad en humanos, aseguró.
El genoma canino sigue proveyendo nueva información sobre la condición humana. "Todo lo que hemos aprendido al estudiar genética canina ciertamente ha informado nuestros pensamientos sobre la genética humana", señaló Ostrander.
Ostrander predijo que la próxima área importante de investigación será la interacción entre genética y ambiente. Igual que un canario en una mina, las afecciones caninas podrían ayudar a alertar a los investigadores sobre los genes más afectados por los factores ambientales, o sea todo desde pesticidas y colores alimentarios hasta la calidad del agua, explicó.
La Dra. Laura Kahn, investigadora del programa de Ciencias y Seguridad Global de la Facultad de Asuntos Públicos e Internacionales Woodrow Wilson de la Universidad de Princeton, planteó que "hay un tremenda solapamiento y mucho que aprender para beneficiar no solo la salud animal, sino también la humana. Nuestra supervivencia futura y la sostenibilidad global dependen de este paradigma".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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