De planta medicinal a potente cancerígeno
Una investigación concluye que las aristoloquias son más peligrosas que el tabaco o los rayos ultravioletas
El País Madrid 8 AGO 2013 - 13:08 CET102
Las plantas del género Aristolochia –de las que hay incluso una de raigambre española, la bética- forman parte de la medicina tradicional china. Se utilizaba para la fiebre y para provocar la regla (en altas dosis era abortiva). Pero esta atribución benefactora, que se consideraba debida al ácido aristolóquico, no se sostiene, según los resultados de dos estudios que han publicado Science Translational Medicine. Ya en los noventa se descubrieron efectos renales adversos, pero este último trabajo va mucho más allá: según sus conclusiones tiene un poder carcinogénico mayor que el tabaco o la radiación ultravioleta (medido como capacidad de producir mutaciones). En concreto se asocia a tumores del tracto urinario, renales y también de hígado.
En el trabajo se ha buscado la huella genética de la planta en personas enfermas. Esto quiere decir que se ha analizado el ADN y se ha visto que presenta las mutaciones típicas de las células expuestas a la aristoloquia. De ellas la más clara es la que cambia una adenosina (la “a” de la secuencia genética, típicamente una cadena de cuatro letras químicas, a, t, g y c) por una timina (la “t”). Este cambio es bastante “poco frecuente” en la naturaleza, dicen los autores, pero basta para causar el cáncer. Además, en las personas que habían tomado aristoloquia este cambio se daba numerosas veces.
En dos trabajos distintos, liderados por Song Ling Poon y Margaret Hoang, del Centro Nacional del Cáncer de Singapur, se estudió a personas que habían desarrollado tumores y que indicaban que habían acudido a la medicina tradicional. Al revisar sus casos se vio que cánceres atribuidos al tabaco tenían la huella genética de la aristoloquia.
El artículo no solo sirve para constatar el peligro de esta planta, sino también porque da una señal (la huella dejada por las mutaciones) asociada al desarrollo de cánceres.
En el trabajo se ha buscado la huella genética de la planta en personas enfermas. Esto quiere decir que se ha analizado el ADN y se ha visto que presenta las mutaciones típicas de las células expuestas a la aristoloquia. De ellas la más clara es la que cambia una adenosina (la “a” de la secuencia genética, típicamente una cadena de cuatro letras químicas, a, t, g y c) por una timina (la “t”). Este cambio es bastante “poco frecuente” en la naturaleza, dicen los autores, pero basta para causar el cáncer. Además, en las personas que habían tomado aristoloquia este cambio se daba numerosas veces.
En dos trabajos distintos, liderados por Song Ling Poon y Margaret Hoang, del Centro Nacional del Cáncer de Singapur, se estudió a personas que habían desarrollado tumores y que indicaban que habían acudido a la medicina tradicional. Al revisar sus casos se vio que cánceres atribuidos al tabaco tenían la huella genética de la aristoloquia.
El artículo no solo sirve para constatar el peligro de esta planta, sino también porque da una señal (la huella dejada por las mutaciones) asociada al desarrollo de cánceres.
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